Glovalizacion En El Derecho

DERECHO MERCANTIL Y “GLOVALIZACION”.

Globalización es sin duda una palabra de moda, que expresa un concepto que se ha incorporado a nuestras vidas de manera reciente. Un concepto que, en su acepción socio-económica, hace referencia a la progresiva y creciente interdependencia de las sociedades y economías nacionales, que se integran en un marco mayor a escala mundial. Hoy es prácticamente imposible concebir una economía medianamente desarrollada que pueda subsistir en régimen autárquico y que no dependa en una u otra medida de la evolución y las vicisitudes de un sistema económico mayor en el que se halla integrada; sistema económico mayor que se integra, a su vez, en el sistema macroeconómico global o planetario.

Esta nueva estructuración económica ha propiciado, como su consecuencia lógica, un cambio en las relaciones

económicas de todo orden, en los intercambios entre estados y en los intercambios puramente privados, las relaciones mercantiles. El marco nacional como escenario de los intercambios mercantiles ha sido clara y ampliamente superado y se ha convertido, por la fuerza de la evolución, en un marco internacional, hasta tal extremo que la clásica noción de la importación/exportación ha quedado obsoleta y anticuada. Este cambio se ha producido a escala mundial, pero es quizás en Europa donde se ha hecho más patente en los últimos años y donde el proceso se ha acelerado con una clara voluntad política y un trasfondo económico de corte integrador.

La desaparición de las monedas nacionales y su sustitución por una moneda única europea, no es más que una constatación de esta voluntad integradora que responde, a su vez, a una realidad palpable: la progresiva integración de las economías nacionales en una economía europea. Los resultados previsibles de la cumbre a celebrar en Barcelona en estos días no harán sino marcar el camino de un nuevo orden económico europeo.

Este nuevo orden supone un reto para todos los ciudadanos, cada uno en su ámbito particular, pero es en el mundo empresarial donde la adaptación se convierte en un desafío de singular importancia. Las diferentes estructuras del entorno empresarial han evolucionado en distinta medida, las comerciales y económicas en mayor medida y con mayor rapidez, las jurídicas en mucha menor medida y con lentitud.

Lo cierto es que, en la actualidad, el mundo empresarial se ve confrontado a un universo en rápida evolución y frente al cual carece de una regulación jurídica adecuada para afrontarlo con seguridad. Las viejas estructuras y los viejos conceptos han quedado obsoletos y sobrepasados; no es posible afrontar con éxito el cambio que requiere la internacionalización -la globalización- de los intercambios económicos y comerciales sin una nueva mentalidad y sin el apoyo de una nueva estructura confeccionada a medida de las nuevas circunstancias.

Ello es evidente y se siente con fuerza en el mundo de las Pymes, que, aun siendo el tejido industrial y económico básico sobre el que se sustenta el desarrollo del país, es el que cuenta con menos recursos en este aspecto.

Los bufetes de abogados también han tenido que evolucionar en sus planteamientos y, en su afán de responder con soluciones imaginativas, pero fiables y contrastadas, al nuevo reto que se presenta a sus clientes, han desechado viejos conceptos y viejas formulaciones para adaptarse al paso que marca la evolución. Hoy ya no es posible dar un consejo y una asistencia eficaz a los clientes basándose solo en la existencia de una red de "bufetes de representación" ubicados en varios países, por importantes que estos despachos sean y por eficiente que sea su labor.

Las nuevas tendencias económicas y comerciales requieren de los profesionales del derecho el actuar en la fase del planteamiento inicial de las operaciones, conduciéndoles al estudio y el diseño de soluciones prácticas en las que la innovación vaya de la mano de un alto grado de seguridad jurídica.

Estas soluciones, diseñadas a

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