Golpes de estado en Argentina

Introducción

Con el propósito de entender los diferentes golpes de estado que se han producido en

la Argentina, hemos propuesto el empleo de diferente fuentes de información, para dar

así con las causas y consecuencias de los mismos.

A pesar de que ya han pasado 41años del último golpe de estado, que finalizo por una

serie de problemáticas, como su propia corrupción o las atrocidades cometidas en ese

momento, hay consecuencias que siguen teniendo un peso oculto en la vida diaria de

las personas, según el lugar en la que esta ocupe en la sociedad.

En nuestro país, hasta el momento, se han producido un total de seis golpes de estado,

llamados de otra manera en su época, como por ejemplo, proceso de reorganización

nacional en 1976. Éstos mismos han tenido causas y consecuencias que han marcado al

país y lo transformaron en lo que hoy es.

Causas y consecuencias del golpe de estado de 1930

El gobierno en el año 1930 estaba presidido por Hipólito Irigoyen, que transitaba su

segundo periodo de mandato, este mismo había llegado con 57% de votos del pueblo.

La crisis mundial de 1930 había afectado la economía del país, y el mandatario no

tomaba las medidas necesarias para estabilizar la misma. Según el historiador Felipe

Pigna, desde hacía años se venían escuchando los llamados al golpe, los elogios a las

dictaduras y los denuestos a la democracia. Pero Irigoyen no había prestado atención a

esto. Los extremistas que planeaban el golpe de estado decían que no solo el gobierno

radical era incapaz de encontrar soluciones a la situación del país sino la democracia en

sí, a la que se la planteaba como caduca.

El 6 de septiembre de 1930 el General José Félix Uriburu y Agustín Pedro Justo,

llevaron a cabo el golpe de estado. Ambos impulsores del golpe mantenían grandes

diferencias a la hora de gobernar, ya que Uriburu aspiraba modificar la Constitución

para acabar con el régimen democrático y el sistema de partidos. En cambio, Justo

planteaba el modelo de gobierno provisional que convocara a elecciones en un tiempo

prudencial; prefería restablecer el clásico sistema de partidos con la restricción de que

favorecieran al poder. La actitud, por así decirlo, “más blanda” de Justo lo dejó

segundo, detrás de Uriburu.

Uriburu sentó las bases de lo que serían los futuros golpes militares del siglo XX en la

Argentina: cerró el Congreso, intervino las provincias y las universidades con un

argumento que haría escuela: “Las casas de estudios dejan de ser establecimientos

destinados exclusivamente al cultivo de las disciplinas científicas cuando se da cabida

en ellas a doctrinas filosóficas,

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