Imagen Y Comportamiento

La imagen y el comportamiento en la vida diaria son percibidos de manera inconsciente, como una respuesta natural de nuestro cerebro a estímulos visuales, ya sean agradables o inadecuados, esta condición humana nos lleva a no aceptar a ciertas personas por su forma de vestir para una ocasión, o por su forma de comportarse en público. Esto es una selección que hace nuestro cerebro asociando una serie de imágenes y conceptos adquiridos anteriormente por acuerdos sociales y culturales.

Estos conceptos definen totalmente como vamos a ser tratados en nuestra vida personal y laboral, en muchos casos son decisivos para nuestra vida, como cuando vamos a una entrevista de trabajo, o hacemos la presentación de un proyecto, el comportamiento es la base de las relaciones sea cual sea su naturaleza, con pequeños gestos y actitudes llegamos a ser mejor vistos, y por lo tanto mejor tratados, y aunque muchas personas no lo quieran aceptar, el mundo se basa en la imagen, existen personas que nos generan cierto tipo de rechazo por lo que reflejan exteriormente, o por el contrario nos atrae, pero a la hora de la verdad es su comportamiento el que nos hace decidir el trato que tendremos hacia ellos.

Está claro que las personas no se comportan igual en todos los contextos, o por lo menos así deberían ser, porque siempre hay variables que debemos tener en cuenta para actuar bien, y no salirnos del contexto mostrándonos poco receptivos a los factores de cambios. Los factores van desde el clima, tiempo, horario y el tipo de reunión hasta culturas, costumbres y tradiciones, porque en base a estos se crean conceptos que si no se cumplen en cierto momento van a generar roces y desconfianzas probablemente sin más fundamento que una vestimenta inadecuada, o una mirada pérdida.

Existe un dicho popular que define claramente lo relacionado anteriormente, y es: “La mujer del Cesar no puede ser solamente honrada, sino que también debe parecerlo” y en esta década que estamos tan sometidos a que nuestra imagen sea publica tenemos muchos más puntos de comparación, una más amplia oferta de personas dispuestas a ejecutar la misma acción lo que conlleva a una competencia más marcada que tiene en cuenta hasta los más mínimos detalles. Al existir más oferta de vestuario tenemos más de donde elegir, pero debemos ser cuidadosos, ya que esta capacidad de elección crea una libertad que en ocasiones llega a jugar en nuestra contra porque todo encuentro tiene ciertos parámetros a cumplir, ciertas expectativas y un pequeño error puede costarnos un puesto de trabajo, o el cierre de un negocio con un cliente importante, de nuestra imagen y de nuestro comportamiento depende nuestro éxitos en áreas tan básicas como la familiar.

En esta época debemos preocuparnos por lo que sabemos, por nuestras experiencias, nuestra adaptabilidad o versatilidad, y por cómo nos proyectamos

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