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Impacto De La Relasiones Extranjeras


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2014  •  2.851 Palabras (12 Páginas)  •  237 Visitas

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Impacto de las inversiones extranjeras directas (IED)

¿Qué son las Inversiones Extranjeras directas?

La Inversión Extranjera Directa (IED) es aquella inversión que tiene como propósito crear un interés duradero y con fines económicos o empresariales a largo plazo por parte de un inversionista extranjero en el país receptor. La literatura y evidencia empírica identifican a la IED como un importante catalizador para el desarrollo, ya que tiene el potencial de generar empleo, incrementar el ahorro y la captación de divisas, estimular la competencia, incentivar la transferencia de nuevas tecnologías e impulsar las exportaciones. Todo ello incidiendo positivamente en el ambiente productivo y competitivo de un país.

La Dirección General de Inversión Extranjera (DGIE) es la Unidad Administrativa de la Secretaría de Economía encargada, entre otras cosas, de emitir resoluciones administrativas bajo la Ley de Inversión Extranjera, administrar y operar el Registro Nacional de Inversiones Extranjeras (RNIE), elaborar y publicar estadísticas sobre el comportamiento de la IED en el territorio nacional, fungir como Secretaría Técnica de la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras, representar a México ante los foros internacionales de inversión, coadyuvar en la promoción y atracción de inversiones, difundir información y estudios sobre el clima de inversión en el país e instrumentar lineamientos de política pública en materia de IED.

La inversión extranjera es la colocación de capitales a largo plazo en algún país extranjero, para la creación de empresas agrícolas, industriales y de servicios, con el propósito de internacionalizarse. En inglés se habla de Foreign Direct Investment o FDI.

Importancia de la IED

La Inversión Extranjera Directa (IED) es aquella inversión que tiene como propósito crear un interés duradero y con fines económicos o empresariales a largo plazo por parte de un inversionista extranjero en el país receptor. La literatura y evidencia empírica identifican a la IED como un importante catalizador para el desarrollo, ya que tiene el potencial de generar empleo, incrementar el ahorro y la captación de divisas, estimular la competencia, incentivar la transferencia de nuevas tecnologías e impulsar las exportaciones. Todo ello incidiendo positivamente en el ambiente productivo y competitivo de un país.

La Dirección General de Inversión Extranjera (DGIE) es la Unidad Administrativa de la Secretaría de Economía encargada, entre otras cosas, de emitir resoluciones administrativas bajo la Ley de Inversión Extranjera, administrar y operar el Registro Nacional de Inversiones Extranjeras (RNIE), elaborar y publicar estadísticas sobre el comportamiento de la IED en el territorio nacional, fungir como Secretaría Técnica de la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras, representar a México ante los foros internacionales de inversión, coadyuvar en la promoción y atracción de inversiones, difundir información y estudios sobre el clima de inversión en el país e instrumentar lineamientos de política pública en materia de IED.

Ventajas de la IED para el País receptor

Las ventajas que obtiene el país receptor ha sido un tema de bastante debate enfocado hacia el impacto que tiene la inversión extranjera directa (IED) en la vida económica y social de los países en vías de desarrollo., por el hecho o el pensamiento de algunos que un país desarrollado no puede tener las mismas ventajas que un pais en vias de desarrollo, claramente por la diferencia económica, el hecho que lo que el país en vías de desarrollo lo vea como una fuerte ventaja, el país más desarrollado lo vea como una ventaja poco significativa. Un artículo ya clásico de Ricardo Haussman y Eduardo Fernández-Arias (“Foreign Direct Investment: Good Cholesterol?”, IADB, 26 de marzo de 2000) lo plantea de la siguiente manera: “¿Es la inversión extranjera directa colesterol bueno o malo?”

La investigación académica concluye que, globalmente, la IED es “colesterol bueno” para las economías que la reciben. Las ventajas, a primera vista, son evidentes. La IED ayuda a cubrir las necesidades de financiación que tiene un país (con capital escaso) para sus inversiones productivas. Generalmente, la IED es más estable que otros flujos más especulativos de capital que frecuentan los mercados financieros. Ello se debe a que casi siempre la IED se dirige a proyectos a largo plazo. En principio, más IED supone más crecimiento económico, más exportaciones, más empleo, más divisas y más renta por habitante en el país receptor. Ello se debe a que la IED rompe con el círculo vicioso de la pobreza.

Hay algunas ventajas muy específicas de la IED que fluye de los países más desarrollados hacia los menos desarrollados. Una de ellas es que facilita la transferencia de tecnología. Si la filial extranjera introduce nuevos productos o procesos en el mercado receptor de la IED, los trabajadores de esa empresa adquieren conocimientos que elevan el capital humano del país. A la vez, las empresas que son proveedoras, clientes e incluso competidores de las compañías extranjeras perciben indirectamente los efectos de la difusión tecnológica. Aunque existen casos en los que esta difusión de tecnología no ocurre, la investigación empírica ha demostrado que los “spillovers” tecnológicos se producen y sus efectos son beneficiosos para la economía receptora. Con ello una mayor participación de capitales extranjeros en la economía no sólo mejora el desempeño de la empresa que recibe la inversión, sino también al resto de las empresas, que pueden verse favorecidas por la difusión de conocimientos o nuevas tecnologías incorporadas en estos flujos de capitales.

Además de aportar nuevas tecnologías, hay evidencias que indican que la IED generalmente eleva la productividad de la economía que la recibe. El argumento es que estas empresas, que cuentan con más experiencia, mejores tecnologías y capital más sofisticado, muestran mayor productividad que sus competidores locales, y su presencia obliga a las otras empresas del sector a elevar sus propios niveles de productividad. Aquí el argumento es más complejo y los resultados menos conclusivos, porque existe un sesgo producido por el hecho de que las multinacionales tenderán, de entrada, a invertir en los sectores más productivos. Asimismo, es posible que este efecto se dé sólo en el mismo sector de la inversión o en los sectores donde operan sus proveedores y clientes.

Finalmente, y a pesar de los muchos tópicos actuales, hay abundantes datos que demuestran que las multinacionales por lo general pagan mejores sueldos que las empresas locales, elevando así la renta de la población. Además puede ser un factor muy beneficioso en

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