Ingeniera

La OMC creada fundamentalmente para regular el comercio internacional y lograr establecer una competencia libre, transparente, leal y sin distorsiones a través de la nitidez de las leyes, reglamentos y prácticas administrativas, actualmente no cumple con todos los preceptos para los que esta fue instaurada. Entre sus principales críticas consta la ambigüedad de sus leyes, irregularidades en los procesos de negociación al mantener posiciones extremas así como negociar en pequeños grupos de países marginando a los países menos importantes, el ejemplo de esto es la llamada negociación de “sala verde” en la que muchos países fueron ignorados y posteriormente se negaron a ratificar la declaración final de este acuerdo del que fueron excluidos.

Por otra parte ningún país en desarrollo tiene la capacidad de hacer frente unilateralmente a un bloqueo de las negociaciones porque los países desarrollados siempre tendrán mayores ventajas y la OMC es fuente de críticas por este concepto al no hacer respetar la protección a los países menos desarrollados, característica resaltada por la organización que solo se queda en retórica.

La importancia de la existencia de la OMC como institución rectora de los intercambios comerciales se está viendo desgastada cada vez con mayor fuerza debido a la generación de acuerdos de libre comercio bilaterales y regionales entre naciones, que resultan mucho más beneficiosos y son verdaderamente respetados. En el caso de mi país Ecuador, hace poco apegue a los parámetros de la OMC por lo contrario forma parte como miembro activo del CAN (Acuerdo de Comunidad Andina), SGPC (Sistema Global de Preferencias Comerciales entre los países en desarrollo), ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración), entre otros de los que resultan pactos con mayores ventajas equitativas para todas las naciones sin discriminación alguna.

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