Iva impuesto justo?

Introducción:

El impuesto al valor agregado o valor añadido, conocido como IVA, se define como un impuesto indirecto al consumo. Indirecto porque el fisco no lo recibe directamente del tributario, el IVA es percibido por el vendedor al momento de la venta de un bien o la prestación de un servicio. Sólo se paga el impuesto sobre el valor que se agrega a un bien o un servicio. Por ejemplo, un comerciante adquiere una camisa de su proveedor por un costo de $1.000 más $190 que corresponden al 19% del IVA. El comerciante vende la camisa a $1.500 es decir agrega $500 al costo inicial por tanto cobra $285 correspondientes al IVA. Es decir que el consumidor adquiere la camisa por $1.785. El comerciante abona al fisco el saldo que obtiene de deducir el IVA que pagó a su proveedor ($190 llamado crédito fiscal) del monto que cobró por concepto de IVA ($285 llamado débito fiscal) al cliente final; es decir $285 – $190 = $95 que corresponden al 19% de los $500 que agregó al producto. Como vemos, tanto el productor como el comerciante recaudan dicho impuesto pero es el consumidor final quien paga el impuesto. Dado que es el consumidor quien sostiene la cadena de comercialización y el único que no obtiene un beneficio económico en dicha transacción, cabe preguntarnos ¿por qué debe ser precisamente el consumidor quien deba pagar el impuesto al valor que se le ha agregado al bien que ha adquirido? De acuerdo a dicho razonamiento podemos argumentar que el impuesto al valor agregado tiene un efecto negativo en la economía.

Cuerpo

La nuestra es una economía de mercado regida por la ley de oferta y demanda y como tal se sustenta en el consumo. Sin consumidor la industria y el comercio no tienen razón de ser. ¿No debería por tanto la política fiscal del gobierno estimular el consumo en lugar de gravarlo? La razón de ser de los impuestos es una redistribución de la renta a fin de que el gobierno pueda sostener programas de vivienda, educación y salud para los menos favorecidos. Es pues, un medio de equidad social, que aquellos que más tienen ayuden a subsanar las carencias de quienes tienen menos o no tienen en absoluto. Con base en dicho criterio, un impuesto al consumo debería gravar solamente aquellos bienes y servicios de lujo, aquellos que no son de primera necesidad, por ejemplo licores, ropa y calzado de marca que usualmente son importados y cuyo costo solo se pueden permitir los sectores más privilegiados. Sin embargo lo que observamos es que el IVA se ha extendido a la llamada canasta familiar, es decir, aquellos artículos de primera necesidad.

En Colombia, la última reforma tributaria incrementó el IVA de un 16 a un 19% el primer efecto negativo es un aumento en el costo de vida, que afecta especialmente a los sectores menos pudientes, las clases media y baja, Una explicación más gráfica la dio a Semana.com el presidente de Fenalco, Guillermo Botero, quien dijo: “El IVA se ve prácticamente reflejado en todo. Desde el último pelo de la cabeza hasta los pies, todo lo que tiene puesto, los productos de aseo, todo eso tiene IVA” (publicado en www.semana.com) según Horacio Ayala, exdirector de la DIAN, con la reforma tributaria el aumento del IVA es el único cambio significativo para los colombianos, sobre todo a los de menores ingresos porque “desde el punto de vista macroeconómico las personas más pudientes tienen mayor capacidad de compra e incluso pagan más por lo productos que adquieren”(publicado en la revista semana ) .Cuando un amplio sector de la población disminuye su consumo la economía se resiente pues implica pérdidas para el comercio y la industria. A su vez, cuando las empresas afrontan reducción en su margen de ganancias o pérdidas en sus ingresos, acuden a los recortes de nómina que no son otra cosa que despidos o bien pueden limitar o cancelar sus planes de expansión. Esto se traduce en altas tasas de desempleo.

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