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LA GLOBALIZACIÓN Y EL ESCAPE MÁS GRANDE


Enviado por   •  6 de Febrero de 2017  •  Resumen  •  1.870 Palabras (8 Páginas)  •  519 Visitas

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CAPÍTULO VI.

LA GLOBALIZACIÓN Y EL ESCAPE MÁS GRANDE

En los años posteriores a la segunda guerra mundial, el mundo moderno presenció el escape más grande de todos. El rápido crecimiento económico en varios países ha emancipado de la pobreza a cientos de millones de personas. El bienestar material ha aumentado conforme las tasas de mortalidad han disminuido, y ahora la gente está viviendo vidas más prolongadas y ricas. Como siempre, el progreso no ha sido equitativo; con algunos de los países con más rápido crecimiento han reducido su brecha de desarrollo con respecto a los países más ricos, pero su progreso ha abierto nuevas brechas entre ellos y los países que se han quedado atrás. Los países de Asia que alguna vez fueron pobres se han desplazado al nivel intermedio, dejando abismos entre ellos y varios países de África.

La disminución en la mortalidad, especialmente entre los niños, hizo que la población mundial se incrementara a una tasa que no tiene precedente en la historia humana, una verdadera explosión demográfica. El que la pobreza global haya disminuido de cara a tal incremento en la población habría maravillado a la mayoría de los comentaristas de los años sesenta, para quienes la portentosa “bomba de población” amenazaba los estándares de vida en todas partes del mundo. El gran economista y Premio Nobel James Meade solía lamentarse de que los tres grandes desastres del siglo xx eran el “infernal” motor de combustión interna, la explosión demográfica y el Premio Nobel de economía. La mayoría de sus contemporáneos habrían estado de acuerdo respecto de la explosión demográfica, y aún hoy en día muchos continúan viendo el crecimiento poblacional como una grave amenaza.

MEDIR EL MUNDO

Medir el bienestar material no es tarea fácil, e incluso el ingreso, un término de uso diario, es difícil de fijar con toda precisión. Nuestras medidas de la pobreza y la desigualdad son sólo tan buenas como nuestras medidas del ingreso. La vida se complica aún más cuando queremos hacer comparaciones entre países. Las personas tienen una muy buena idea del tipo de ingreso que requiere para evitar ser pobre en la comunidad donde viven. Aun así las líneas de pobreza nacionales no reflejan lo que cuesta vivir en la comunidad propia, haciendo caso omiso de las diferencias de opinión sobre las necesidades, todavía podemos esperar que la mayoría de los ciudadanos y quienes hacen la política económica concebirán las líneas de pobreza nacionales como datos razonables que dividen a quienes satisfacen sus necesidades respecto de quienes no lo consiguen.

Pero si hemos de contar a los pobres de todo el mundo, necesitamos una sola línea de pobreza que tenga sentido en Nairobi y Quito, Karachi y Timbuktu, y quizás incluso en Londres y Camberra. Para esto, así como para cualquier comparación internacional de ingresos, necesitamos poder convertir una moneda en otra, y resulta que, para este propósito, los tipo de cambio son inútiles.

Si todas las personas fueran libres de emigrar de un país a otro, los salarios disminuirían en los países ricos y aumentaría en los pobres, y el mundo sería mucho más equitativo. Por supuesto, la oposición a salarios más bajos en los países ricos es precisamente la razón por la cuál no se permite a las personas emigrar a voluntad, y es el motivo por el cual los alimentos y los cortes de pelo son tan baratos en los países pobres. El precio de la tierra como el del trabajo, no puede ser arbitrado entre países ricos y pobres.

Cuando comparamos los estándares de vida de manera transversal en el mundo o calculamos la pobreza global o la desigualdad, los tipos de cambio PPP son siempre los correctos, los que se deben usar. La frase “transversalmente en el mundo” es importante aquí; cuando consideramos de manera transversal a las personas de un mismo país para calcular la desigualdad, como en el caso de los Estados Unidos, razonablemente podríamos escoger no hacer ajustes por las diferencias en precios transversales de distintos ligares. Aunque sin duda es más barato vivir en Kansas o en Misisipi que en la ciudad de Nueva York, hay más placeres y entretenimientos en Nueva York. De hecho, si las personas son libres de escoger dónde vivir, es probable que los precios más altos en la gran ciudad san una guía razonable para valorar esos placeres y diversiones.

Las comparaciones con base en PPP son mejores que las comparaciones con base en los tipos de cambio de mercado, pero están lejos de ser perfectas. Los niveles de precio se calcular recolectando los precios de artículos comparables en diferentes países, como un kilo de arroz o un corte de pelo en Hanói, Londres o Sao Paulo. Sin embargo, no es fácil conocer el precio de todos los artículos. ¿Cómo determinamos el precio de la vivienda que una familia pobre construyó por sí misma en una aldea, o de una casucha en una barriada urbana? Frecuentemente no existen mercados de arrendamientos para éstas propiedades, de la misma manera que no existen mercados de arrendamientos para varios tipos de vivienda en los países más ricos.

Pensemos por un momento en la recolección de precios de artículos incomparables en diferentes países. Digamos que estamos fijando el precio de las camisas de hombres. En los Estados Unidos, un producto estándar podría ser una camisa de vestir de una marca bien conocida, digamos una camisa de algodón Oxford de Brooks Brothers. Si comparamos este producto con una camisa para hombres en Bolivia, la República Democrática del Congo o Filipinas, nos encontramos en una disyuntiva entre dos alternativas igualmente insatisfactorias.

Es probable que la camisa estándar en esos países sea mucho más barata y de menos calidad que la camisa Brooks Brothers, de modo que si

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