LA Globalizacion
Enviado por tunene0125 • 10 de Septiembre de 2012 • 1.281 Palabras (6 Páginas) • 369 Visitas
Son muchos los libros que se publican cada año criticando el proceso general de globalización que caracteriza el mundo de nuestros días. Sin embargo, éste se parece muy poco a la gran mayoría. El autor no es un militante de izquierda deprimido por el hundimiento de su utopía que vuelca sus energías en criticar el efecto de la economía de libre mercado sobre un mundo más integrado. Es más, la obra es un elogio de sus logros y posibilidades. Sin embargo, los militantes anti-globalización y los defensores de una globalización alternativa están de enhorabuena: pocas veces se van a encontrar con un regalo como éste.
Stiglitz es un significado representante del establishment capitalista. Nacido en 1943 se doctoró en economía en el M.I.T. y a los 26 años era ya catedrático en Yale. Desde entonces ha desarrollado su actividad en las universidades de Princenton, Oxford, Cambridge, Stanford y Columbia. Sus investigaciones sobre el comportamiento de los mercados le granjearon un enorme prestigio, que le acabaría llevando a la presidencia del Consejo de Asesores Económicos del Presidente de EE.UU. en los años de Clinton, y al puesto de Economista Jefe del Banco Mundial. Por último, en 2001 sería distinguido con el Nobel de Economía.
Desde esta posición de prestigio Stiglitz ha lanzado un ataque en profundidad contra el FMI, el organismo internacional responsable de la solvencia financiera, denunciando su mala gestión en un conjunto de crisis regionales y locales ocurridas en los últimos años.
El libro no es, como cabría esperar, un ensayo realizado desde el rigor de un economista de referencia. Más bien son unas memorias políticas de su experiencia de negociación con el FMI desde la presidencia del Consejo de Asesores Económicos y desde el puesto de Economista Jefe del Banco Mundial. Es el desahogo de conciencia de un responsable económico profundamente irritado por las políticas reinantes en el organismo financiero rector. De ahí la contundencia de los ataques.
El discurso es claro. El FMI se creó para favorecer la estabilidad mundial, desde una perspectiva keynesiana: los mercados no siempre funcionan correctamente y es necesaria la intervención de los estados para corregir sus fallos. La agencia debía cumplir el papel de “financiadora de déficits comprometida con el mantenimiento del pleno empleo”. Pasado el tiempo su dirección recayó en economistas “fundamentalistas del mercado” o “neoliberales”, convencidos de su buen funcionamiento y reacios a favorecer la intervención del Estado. Con ellos el Fondo “ha adoptado una postura prekeynesiana de austeridad fiscal ante una recesión, y entrega de dinero sólo si el país prestatario se pliega a las ideas del FMI sobre las medidas económicas convenientes, que casi siempre comportan políticas que dan pie a recesiones o a algo peor”. Las políticas de empleo dejan de tener interés para concentrarse en las financieras y las comerciales.
Los tipos altos ahogan la actividad económica interna. La apertura de los mercados de capitales exponen a estos países a turbulencias especulativas para las que no están preparados y que concluyen en empobrecimiento generalizado. La bajada de los aranceles, en especial cuando se hace de forma drástica, hunde a muchas empresas de países en vías de desarrollo o en adaptación de una economía socialista a otra liberal, incapaces de competir sin un período de transición suficiente. Más aún cuando Occidente juega sucio y mantiene altos sus aranceles sobre los únicos productos que estos países pueden exportar, que son, sobre todo, agrícolas. La presión a favor de una rápida privatización de las empresas públicas ignora que en mercados poco desarrollados si el Estado no asume esa competencia nadie lo puede hacer y que un rápido cambio de propiedad sin un marco jurídico desarrollado sólo genera corrupción y oligopolios. El resultado de este conjunto de políticas es un alto desempleo que, a su vez, provoca inestabilidad política.
Stiglitz concluye culpabilizando al FMI de algunas de las crisis económicas, regionales o nacionales,
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