La Economia
Enviado por fatimabff • 6 de Septiembre de 2014 • 6.663 Palabras (27 Páginas) • 183 Visitas
LA CONSULTORIA Y LA CULTURA
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Al ayudar a los clientes a planificar y aplicar cambios, el consultor ha de
ser consciente del poder de la cultura. La cultura se suele definir como un sis-
tema de valores, creencias y tradiciones colectivamente compartidos y normas
de comportamiento que son exclusivas de un grupo particular de personas. <d^a
cultura es la programación colectiva de la mente humana que distingue a los
miembros de un grupo humano de los de otro grupo. La cultura, en este sen-
tido, es un sistema de valores colectivamente sostenidos.» ' Ahora bien, para
decirlo con las palabras del matemático y filósofo francés Blaise Pascal, «hay
verdades de este lado de los Pirineos que son falsedades del otro lado».
La cultura tiene sus raíces en las condiciones básicas de la vida humana,
incluidas las condiciones materiales, su medio ambiente natural, el clima y
las formas de ganarse la vida las personas, así como en la experiencia histó-
rica de las comunidades humanas, que incluye la interacción con otros paí-
ses y culturas. El ser humano crea la cultura como un mecanismo que le
ayuda a hacer frente a su medio ambiente y a mantener la cohesión y la iden-
tidad de su comunidad en sus relaciones con otras comunidades. En los paí-
ses en desarrollo, en las zonas rurales en particular, las culturas tradicionales
reflejan la pobreza y la indefensión de la población ante las fuerzas de la na-
turaleza. La cultura tiende a estar profundamente enraizada y, por tanto, no
se puede modificar fácilmente.
5.1
La comprensión y el respeto de la cultura
El problema planteado por la cultura es que, a pesar de ser omnipre-
sente y de ejercer una considerable influencia sobre el funcionamiento de las
organizaciones y de sociedades enteras, resulta difícil de identificar y captar.
La cultura no se describe en ninguna parte con precisión e incluye también
tabúes: valores que los seres humanos respetan, pero sobre los que normal-
mente no hablan y a veces sobre los que ni siquiera desean que se hable. Los
individuos y hasta comunidades enteras pueden no tener conciencia de su
cultura debido a que no la han aprendido como un tema estructurado o un
conocimiento técnico. Los valores y las creencias que constituyen la cultura
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La consultoría de empresas
Recuadro 5.1
¿Qué queremos decir cuando hablamos de cultura?
La cultura está integrada por múltiples elementos que se pueden clasificar
en cuatro categorías: símbolos, héroes, rituales y valores.
Los símbolos son palabras, objetos y gestos cuyo significado es convencio-
nal. En las culturas nacionales, los símbolos incluyen todo el campo del len-
guaje. En la cultura de una organización, los símbolos incluyen abreviaturas, una
jerga, modos de tratamiento, códigos de indumentaria y símbolos del prestigio,
que sólo reconocen los miembros.
Los héroes son personas reales o imaginarias, vivas o muertas, que sirven
de modelos de comportamiento dentro de una cultura. Los procedimientos de
selección se basan a menudo en los modelos heroicos del «empleado ideal» o
del «gerente ideal». Los fundadores de organizaciones a veces se transforman
en héroes míticos a los que más tarde se atribuyen hechos increíbles.
Los rituales son actividades colectivas técnicamente superfluas pero, den-
tro de una cultura particular, socialmente esenciales. En las organizaciones exis-
ten no sólo celebraciones, sino también numerosas actividades oficiales que
tienen una base aparentemente racional: reuniones, redacción de memorandos
y los sistemas de planificación, además de las formas no regulares de realizar
estas actividades: quién puede permitirse llegar tarde a una reunión, quién habla
a quién, etc.
Los valores representan el nivel más profundo de la cultura. Son ideas am-
plias, a menudo inconscientes e incontrovertibles sobre lo que es bueno y lo
que es malo, limpio o sucio, hermoso o feo, racional o irracional, normal o anor-
mal, natural o paradójico, decente o indecente. Esas ideas se encuentran en
la mayoría de los miembros de la cultura o por lo menos de las personas que
ocupan puestos importantes.
Autor: Geert Hofstede.
se forman a lo largo de generaciones, se transmiten de una a otra generación
y normalmente se adquieren de manera inconsciente, en los primeros años
de la vida, en la familia, la escuela, por medio de la educación religiosa, en
el trabajo o en las relaciones con otros miembros de la comunidad.
Un consultor de empresas afronta el mismo problema. Su personalidad
y sistema de valores se han moldeado en la cultura en la que ha crecido, tra-
bajado y mantenido relaciones sociales con otras personas. Con todo, puede
no ser consciente de ello. Porque de la misma manera que «lo último que
descubrirá un pez es el agua», a menudo la cultura será lo último que des-
cubrirá un consultor de empresas, que por lo demás puede ser un experto
destacado en su esfera técnica.
Toma de conciencia de la cultura
En la consultoría de empresas, la cultura es un elemento importante
del problema técnico concreto con respecto al cual se recurre al consultor.
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La consultoría y la cultura
Sin embargo, ¿qué puede hacer éste para asegurarse de que tiene conciencia
de la cultura y de que ni su comportamiento ni sus sugerencias chocan con
ésta?
Para ser sensible a la cultura, un consultor de empresas no tiene que
convertirse en sociólogo o antropólogo. Se pueden adquirir ciertos cono-
cimientos de la cultura por medio de lecturas sobre la cultura y conversa-
ciones sobre cuestiones culturales con otras personas. Un sincero interés
por el significado de la cultura y por diferentes culturas proporciona una
buena base para entender e interpretar correctamente un contexto cultural
determinado.
Sin embargo, éste es sólo el primer paso. Como cualquier otra persona,
un consultor que no haya vivido y actuado nunca en una cultura diferente
de la suya tendrá dificultades para percibir y comprender el pleno signifi-
cado y la fuerza de otra cultura, así como la función de diversos factores
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