La industria: más productos, menos recursos

La industria: más productos, menos recursos

En el mundo se fabrican actualmente siete veces más productos que en 1950. Dadas las tasas de crecimiento demográfico, se va a precisar un aumento quintuplicado o decuplicado de manufacturas para elevar el nivel de consumo de los países en desarrollo al de los industrializados cuando las tasas de crecimiento demográfico se estabilicen en el siglo próximo.

La experiencia de los países industrializados ha demostrado que la tecnología destinada a luchar contra la contaminación ha sido eficiente en función de los costos si se atiende a la salud, a las propiedades y a los daños al medio ambiente que se han evitado. Además, ha contribuido a que muchas industrias obtengan mayores utilidades al permitirles utilizar los recursos con más eficiencia. Aunque el crecimiento económico ha continuado, el consumo de las materias primas se ha mantenido estable, y aún disminuido, y nuevas tecnologías prometen mayor eficiencia todavía.

Las naciones tienen que correr con los costos de toda industrialización inadecuada. Muchos países en desarrollo se están dando cuenta de que no poseen ni los recursos ni dada la rapidez del cambio tecnológico, el tiempo para dañar ahora sus medios ambientes y repararlos después.

Las tecnologías que surgen prometen una más elevada productividad, mayor eficiencia y menor contaminación, pero muchas de ellas entrañan riesgos de nuevos productos químicos tóxicos y más cantidad de desechos, así como peligro de accidentes graves de naturaleza y escala que escapan a la necesidad actual de los mecanismos de protección. Es urgente la necesidad de controles más severos sobre la exportación de productos químicos industriales y agrícolas peligrosos. Se deberían hacer más rigurosos los controles actuales sobre el vertido de residuos peligrosos.

Muchas necesidades humanas esenciales solo pueden satisfacerse mediante bienes y servicios suministrados por la industria, y el paso al desarrollo duradero debe mantenerse con el continuo fluir de la riqueza procedente de la industria.

El crecimiento económico entraría siempre a un riesgo de perjudicar al medio ambiente y aumentar la presión sobre sus recursos.

Pero los responsables de la decisión política, orientado por el concepto del desarrollo duradero innecesariamente trabajarán para asegurar que la economía en aumento continua firmemente adheridas a sus raíces ecológicas y que estas raíces están protegidas y nutridas. Ningún país puede desarrollarse aislándose de los demás, por ello de la búsqueda de un desarrollo duradero.

Si la gente destruye la vegetación para obtener más tierras, más comestibles, piensos, combustibles o maderas, el suelo ya no esta protegido. La lluvia produce superficie de desagüe y el suelo se erosiona, cuando el suelo se ha perdido, la tierra no retiene el agua, ni produce más alimentos, piensos, combustibles, o madera, de manera que la gente debe irse a otras tierras para volver a empezar todo el proceso.

Los admirables resultados de la celebrada revolución industrial empieza seriamente en tela de juicio, debido a que en su época no se tuvo en cuenta el medio ambiente. Se creía que el cielo es tan inmenso y claro que nada podría cambiar su color. El ritmo alarmante a que se esta despojando la superficie de la tierra indica que muy pronto ya no tendremos árboles que talar para el desarrollo humano.

El efecto invernadero que es una de las amenazas a los sistemas que sostiene la vida, se origina directamente en el aumento del uso de los recursos, los combustibles fósiles que se queman y los bosques que se talan y arden, despiden dióxido de carbono (CO2) .

“CO2” es un gas inodoro e incoloro que se desprende en la respiración, en las combustiones y en algunas fermentaciones.

La acumulación en la atmósfera de CO2 y ciertos otros gases retienen la radiación solar cerca de la superficie de la tierra y producen un recalentamiento global. Se predice que esto podrá causar la elevación del nivel del mar durante los próximos 45 años, lo bastante como para inundar muchas ciudades.

Los métodos actuales para deshacerse de los derechos tóxicos, como los producidos por las industria química suponen riesgo inaceptable. Los desechos radioactivos de la industria nuclear continúan siendo peligroso durante siglos muchas de las personas que soportan estos riesgos no se benefician de ninguna manera con las actividades que producen los desechos. Cada año se degradan 6 millones más de hectáreas hasta convertirse en tierra con condiciones similares a los desiertos se destruyen 11 millones de hectáreas de bosques tropicales anualmente y este proceso, durante unos 30 años equivaldría a una región tan grande como la India.

Durante cuanto tiempo podemos seguir pretendiendo de manera segura, que el medio ambiente no es la economía, no es salud, no es prerrequisito del desarrollo, ni el recreo.

¿Resulta realista que nos consideremos administradores de una entidad, allá a lo lejos, llamada medio ambiente, extraña a nosotros que constituye una alternativa a la economía, un valor cuya protección es demasiada onerosa en tiempo difíciles?

Cuando nos organizamos partiendo de esta premisa, lo hacemos con consecuencias peligrosas para nuestra economía, salud y nuestro crecimiento industrial.

Empezamos a darnos cuenta justo ahora que tenemos que buscar otra alternativa a nuestro comportamiento fijo de recargar a las futuras generaciones con nuestras creencias extraviadas de que entre la economía y el desarrollo no hay elección posible. A largo plazo, esta elección resulta ilusoria con terribles consecuencias para la humanidad.

Los fracasos para administrar el medio ambiente y continuar el desarrollo, amenazan con sumergir a todos los países. El medio ambiente y el desarrollo no son contradictorios sino que están unidos inexorablemente. El desarrollo no puede subsistir sobre una base de recursos deteriorada ambientalmente. No puede protegerse cuando el crecimiento deja fuera de la cuenta los costos de la destrucción ambiental.

Estos problemas no pueden ser tratados por separados mediante instituciones y políticas fragmentadas. Están ligados en un complejo sistema de causa a efecto.

Las tensiones ambientales van unidas unas a otras, ejemplo:

• La deforestación al aumentar los desprendimientos, acelera la erosión del suelo y la sedimentación de ríos y lagos.
• La contaminación del aire y la acidificación tienen cierta influencia en la muerte de bosques y lagos tales enlaces dan a entender que problemas diferentes deben abordarse simultáneamente.

Para resolver con éxito los problemas globales, necesitamos crear nuevos métodos de pensamiento para elaborar una nueva moral y criterios de valores, y sin duda alguna, nuevas normas. La humanidad está en el umbral de una nueva etapa y su desarrollo.

No solo se debe promover la expansión de su base material, científica y técnica. Sino aún, más importante, formar nuevos valores y aspiraciones humanísticas, ya que la sabiduría y el humanismo son las “verdades eternas”  que constituyen el fundamento de la humanidad. Nos hace falta nuevos conceptos sociales, morales, científicos y ecológicos que deberían determinar las nuevas condiciones de vida del hombre actualmente y en el futuro.

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