La leyenda de los actores que debutan y mueren
Enviado por rofeau • 22 de Febrero de 2015 • Síntesis • 2.316 Palabras (10 Páginas) • 223 Visitas
Cine snuff
La leyenda de los actores que debutan y mueren
Por Oswaldo Osorio
Parece que la única forma de tener plena certeza de la existencia de una película snuff es haciéndola. Con este enunciado empiezo por la conclusión de este texto, porque no quise caer, ni hacer caer al lector, en la trampa de abordar el tema con la morbosa expectativa de una posible confirmación del fenómeno a partir de rumores o pruebas apócrifas. Aún así, tampoco hay certeza de que no exista este tipo de películas, y entre uno y otro extremo se tejen historias, se presentan variantes del género y se descubren significativas implicaciones de orden moral y mediático. Es por eso que, aún con la duda de por medio, el tema sigue siendo intrigante y perturbador.
Para empezar, una definición básica de lo que es una película snuff, propuesta por el periodista catalán Jaume Balagueró: “película, en formato cine o video, en la que se perpetran actos de violencia y de muerte con el exclusivo objeto de ser grabados”. Esta definición enuncia, no sólo lo que es la esencia del snuff, es decir, el registro visual de violencia y asesinatos reales, sino también la característica que lo hace un sub-género audiovisual como tal, que lo convierte en una práctica (real o mítica) execrable y ubica a sus autores en el singular rango de “sicópatas audiovisuales”. Esta característica es que el deseo de registrarlo todo con una cámara siempre antecede, o al menos está indisolublemente ligado, al acto violento.
Algunos asesinos en serie han grabado en video sus crímenes, pero no es snuff, pues con o sin la cámara mirando, igual hubieran cometido sus crímenes. El caso más reciente que ilustra esto ocurrió en 1998, en México, donde los hermanos Lázaro y Miguel Ángel Bouchán violaron y asesinaron a varias jóvenes, filmando únicamente la violación y maltrato de algunas de ellas con una cámara de 8 milímetros. Lázaro fue absuelto porque no fue reconocido por las víctimas, pero Miguel Ángel fue condenado a 316 años y, aunque concedió entrevistas, nunca quiso hablar de las películas.
Rumores y cine comercial
El primer antecedente reconocible sobre el cine snuff es la acusación que se le añadió a la larga lista de crímenes de Charles Manson, el líder de “La Familia”, el sicópata más celebre de los Estado Unidos desde los años sesenta y quien debe buena parte de su popularidad al sonado caso del asesinato de Sharon Tate, la esposa de Roman Polanski, por parte de algunos de sus adeptos. A Manson se le acusó de haber filmado cintas snuff y, aunque nunca nadie las vio, el rumor fue luego aceptado como verdad comprobada. No es gratuito, entonces, que este primer antecedente, como la gran mayoría de casos posteriores, haya tenido su origen en un rumor que, por la naturaleza truculenta del tema, fue tomando cada vez más fuerza. De ahí que el cine snuff se mueva entre las fronteras de la leyenda urbana y los sub-géneros cinematográficos.
Gonzalo Abril, un profesor español de teoría de la comunicación, quien tiene una especialización tan insólita como el snuff mismo, la de rumorólogo, afirma que este tipo de cine originado como un rumor perdura y crece convirtiéndose en leyenda urbana, pues usa “su misma lógica con factores muy concretos: el sexo, la violencia, la humillación y el abuso sobre los débiles, que suscitan el interés de la gente y movilizan resortes básicos en el entramado social, formando parte todo esto del tejido cultural de los medios de comunicación de masas.”
En relación con este papel de los medios en la configuración del snuff como mito, como leyenda urbana, ha sido decisivo ese cine comercial que erróneamente se ha tomado como cine snuff y del cual se pueden identificar dos vertientes: una que aborda el snuff como tema de sus tramas, que si bien es la que más ha divulgado la definición y características del género, el público asume inequívocamente como de ficción. A ella pertenecen filmes como Videodrome (David Cronenberg, 1983), Tesis (Alejandro Amenábar, 1995) y 8mm (Joel Schumacher, 1999). La otra vertiente está conformada por películas que retoman la dinámica del snuff y pasan por reales (o al menos crean la duda) ante el público. Estas películas son las que más tienen que ver con el origen del mito y con la legitimación del snuff como un fenómeno que existe verdaderamente.
Los tres principales ejemplos de esta última vertiente son Snuff (Michael y Roberta Findlay, 1974), Holocausto caníbal (Ruggero Deodato, 1979) y la serie Guinea pig (1988). La película de los Findlay, según una frase promocional, fue “Filmada en Sudamérica (Argentina) donde la vida es barata”. Originalmente se tituló Slaughter y en ella una mujer es desmembrada y asesinada. Se exhibió en Estado Unidos publicitándola como una verdadera snuff movie y por eso obtuvo un gran éxito de taquilla. Holocausto caníbal por su parte, fue rodada en la selva amazónica colombiana y tiende más al cine gore y de horror. En ella el truco de las filmaciones supuestamente encontradas tiempo después de los sangrientos sucesos, resulta muy efectivo para convencer al público de que todo aquello realmente ocurrió. Los desmembramientos y asesinatos son mucho más explícitos y, aunque las muertes humanas se logran con efectos especiales y maquillaje, las muertes animales sí son reales (¿snuff animal?). Este filme también fue promocionado afirmando que los expedicionarios fueron verdaderamente devorados vivos por caníbales, aunque luego se les vio actuando en otros filmes gore italianos.
El caso de Guinea pig ha sido mucho más determinante en la formación de la leyenda snuff. Se trata de una serie de siete cintas marginales editadas para la televisión japonesa. El segundo episodio, titulado Unbridged agony, y el tercero, con el mismo nombre de la serie, han pasado como cine snuff. En 1991 el actor Chalie Sheen llevó estas cintas al FBI convencido de que eran reales, pero allí, después analizarlas, le dijeron que lo había engañado un buen trabajo de efectos especiales.
Los dioses matan en video
Muy a pesar de que el cine snuff tenga mucho que ver con rumores y ardides publicitarios, tampoco es descabellada la posibilidad de su existencia en un mercado en el que se puede comprar órganos, niños o –éste también es un insistente rumor- ir de cacería humana a Yugoslavia (!). De historias como la del crítico chileno que dijo haber visto una cinta donde unos hombres disfrazados de payasos golpeaban brutalmente a un anciano, están llenas las publicaciones relacionadas con el tema y la internet. Así mismo, la periodista mejicana Silvia Tort, con base en información suministrada por INTERPOL, afirma que la fiscalía de
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