La publicidad, el espejo de la sociedad

La publicidad, el espejo de la sociedad.

Por: Ximena Guarneros Moreno

Mensajes, información, imágenes, canciones, letras, etcétera, todos estos elementos conforman la publicidad.

 La publicidad es la divulgación o difusión de información, ideas y opiniones con la intención de que los individuos que la vean actúen o piensen de determinada manera, adoptando como propias las ideas que se transmiten a través de ella, con el único propósito de vender.1

[pic 1]Esto lo hace a partir de dos principios: informar y seducir. El primero se enfoca en a dar información y argumentos describiendo el producto o servicio, dando a conocer las características con las que cuenta y los beneficios que ofrece; el segundo se refiere a crear un deseo disfrazado de necesidad, proporcionando un mensaje simple; la posesión del producto/servicio es igual a felicidad, por lo tanto, lo que el inconsciente del consumidor retiene es que mientras no posea ese producto no podrá ser feliz, lo que lo lleva a comprar de nuevo, creando un ciclo interminable de utilidad.2

Imaginen que una niña de 4 años se encuentra en la T.V. con un comercial de un yogurt argentino llamado “Serenito” en el que se muestra cómo los niños que lo consumen de repente cambian su vestuario normal por uno completamente diferente; colorido, con peinados alocados y colores diversos en su cabello. La pequeña quedará tan impresionada que exigirá a sus padres que viajen a Argentina y compren uno. Tomando en cuenta la edad de la pequeña consumidora, sus expectativas por consumir dicho producto son considerables, sin embargo, sus padres le explican la realidad de la situación causándole a la niña una enorme desilusión. Aquí podemos ver el efecto que puede propiciar la publicidad en la mente y por lo tanto, en la vida de las personas que estamos expuestas a ella. Una de las frases memorables del filósofo alemán Hermann Keyserling afirma que “Ninguna prueba, ninguna rectificación, ni desmentido puede anular el efecto de una publicidad bien hecha” 3

La publicidad, por lo tanto, tiene un efecto directo en la sociedad. A través de los spots en la televisión, anuncios en revistas o espectaculares en la carretera podemos observar claramente el estilo de vida y la manera en la que satisfacemos nuestras necesidades como sociedad.

En la actualidad, encontramos con cotidianeidad publicidad orientada a hombres y mujeres apelando, en su mayoría, a una simbología sexual; no existen filtros para determinar los que es “correcto” o no. Esto es un claro ejemplo de la manera en que la humanidad se desarrolla hoy en día; somos objeto de la publicidad.

Entre 1940 y 1950, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial existió un llamado masivo de las autoridades de reclutamiento de hombres al cuerpo militar. Originando así una de las intervenciones publicitarias más marcadas e importantes de toda nuestra historia como sociedad, específicamente, de la sociedad norteamericana.

Los mandatarios estadounidenses comenzaron una campaña para que la mujer incursionara en nuevos ámbitos laborales, dado que la fuerza laboral se veía disminuida por el hecho de los hombres se encontraban en el frente. Esta publicidad apelaba a la satisfacción y realización de la mujer, dando como resultado el surgimiento del icónico personaje de “Rosita La Remachadora”, que representaba a una mujer capaz, independiente, luchadora y trabajadora que afirmaba su postura con la frase “Podemos hacerlo”.4 

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