Lisenciado En Administracion De Empresas
Enviado por bernef • 30 de Octubre de 2012 • 1.348 Palabras (6 Páginas) • 404 Visitas
7. La inflación y el circulo vicioso de la competitividad
El Gobierno ha tenido que admitir que no se podrá alcanzar su objetivo (ya revisado) de inflación para este año después de que el Indice de Precios de Consumo (IPC) creciese un 0,2% en noviembre: ahora se prevé cerrar 1999 en una horquilla entre el 2,6% y el 2,8%, en vez del 2,4%. La revisión automática de las pensiones va a costar 116.000 millones de pesetas al erario.
Se resalta que la fuerte subida de los combustibles ha descabalado los planes, y que la inflación subyacente -en la que no entran los carburantes- es estable. Y es cierto. Sin embargo, también lo es que el resto de la Unión Europea está importando, con el crudo, la misma inflación que nosotros, pero que, pese a ello, los índices de sus países están muy por debajo de los nuestros. Un problema español, pues.
La demanda interna -suma del consumo público y privado más las inversiones en construcción y bienes de equipo- aportó 5,6 puntos al crecimiento en el segundo trimestre. Tamaña aportación -muy por encima del 3,6% que creció la economía en dicho periodo- ha tenido su contrapartida en la inflación, que vuelve a los niveles de enero de 1997. Por ello la demanda interna tiene que compensar el no menos espectacular déficit comercial, que crece sin parar sin que a casi nadie le preocupe, y eso que el sector exterior quitaba nada menos que dos puntos de crecimiento en el segundo trimestre, en términos anuales. De alcanzar el equilibrio ese sector, una demanda interna de sólo un 3,6% habría bastado para alcanzar los niveles de actividad actuales... sin presionar tanto al alza sobre los precios. Crecemos sin exportar, con lo que acentuamos la inflación, con lo que perdemos competitividad y podemos exportar menos: un círculo vicioso en competitividad.
Más allá de cuestiones coyunturales como el petróleo, el temor hoy es que, si la demanda interna sigue creciendo al ritmo actual, la batalla contra la inflación puede perderse. La tentación de enfriar la economía por la doble vía de recortar más el gasto o aumentar las retenciones fiscales sería sin duda contraproducente. Más responsable sería actuar sobre el histórico déficit comercial español, lo que sin duda no es labor de un día. Los precios en alza (a menudo injustificada, como vemos en los sectores agroalimentarios) y la eterna desidia exportadora de las empresas españolas son otros tantos lastres en ese empeño. Además, la política monetaria tiene un efecto marginal en un país como España, ya que se diseña principalmente para los países de mayor peso en la UE: Alemania y Francia. Y en política presupuestaria, las necesidades españolas de infraestructura, mucho más altas que en los países más ricos de la UE, también limitan el margen de maniobra.
Freno a los que se enriquecen a costa de nuestra inflacion
Ayer se conoció el dato del Indice de Precios al Consumo(IPC) correspondiente al mes de agosto, esperado y temido tanto por el Gobierno como por los mercados, que ya el lunes anticiparon con su caída la mala noticia.
La subida del 0,4% del mes pasado sitúa el índice interanual en el 2,4%: seis décimas más de lo previsto por Economía para todo el año.
El Gobierno se ha visto obligado a revisar su estimación inicial, situándola precisamente en el 2,4%. El objetivo es realmente ambicioso, y el margen para conseguirlo, muy escaso, habida cuenta de lo bien que se comportaron los precios en el último cuatrimestre del año pasado.
En todo caso, el nuevo índice obligará a revisar al alza las pensiones y un buen número de convenios colectivos. Los funcionarios volverán a perder poder adquisitivo.
Es cierto que el Gobierno ha revisado también los objetivos de crecimiento (llegará al 3,7%) y de déficit público (bajará al 1,1%), lo cual significa que se va seguir generando empleo sobre una base sana. Pero, también lo es que el control de la inflación es la clave para que siga funcionando el círculo virtuoso que ha hecho posible la mejora del nivel de vida de los ciudadanos durante los últimos tres años.
La revisión
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