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MANEJO DE LOS RECURSOS GENéTICOS FORESTALES


Enviado por   •  7 de Mayo de 2015  •  Tesina  •  2.773 Palabras (12 Páginas)  •  196 Visitas

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3. MANEJO DE LOS RECURSOS GENéTICOS FORESTALES

3.1. Actividades de Conservación in situ

Las actividades de conservación in situ se han orientado a destinar ciertas superficies de terreno con fines de conservación o manejo especial, denominadas áreas naturales protegidas (ANP), ya sea mediante decretos federales o estatales y en ocasiones acuerdos municipales o regionales. Las ANP son porciones terrestres o acuáticas del territorio nacional, representativas de los diferentes ecosistemas y de su biodiversidad, en donde el ambiente original no ha sido esencialmente alterado por el hombre y que están sujetas a regímenes especiales de protección, conservación, restauración y desarrollo. El propósito de las ANP es mantener la estructura y los procesos ecológicos y salvaguardar la diversidad genética de las especies silvestres, particularmente las endémicas, amenazadas o en peligro de extinción (CONABIO, 2002). El Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas entró en vigor en el año de 1988, junto con la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA).

En la LGEEPA, reformada en el año de 1996, se consideran las siguientes categorías de áreas naturales protegidas: Reserva de la Biosfera; Parque Nacional; Monumento Natural; Áreas de Protección de Recursos Naturales; Áreas de Protección de Flora y Fauna; Santuarios, Parques y Reservas Estatales y Zonas de Preservación Ecológica de los centros de Población (SEMARNAP, 1997). Hasta el año de 1995, el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) comprendía 89 áreas decretadas, que cubrían poco más del 5% del territorio nacional (cerca de 10 millones de hectáreas). A partir de 1995, el Gobierno Federal emitió varios decretos para declarar la incorporación de diversas áreas al SINAP, localizándose éstas en diferentes tipos de ecosistemas. La red de Reservas de la Biosfera de México se ha convertido en el sistema primordial de la conservación de la biodiversidad de México; la diferencia ahora es la mayor visibilidad nacional e internacional, los apoyos de grupos conservacionistas nacionales e internacionales y el apoyo económico tanto del Gobierno como de fuentes financieras internacionales (Gómez-Pompa, 1998).

Actualmente el SINAP depende de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, dentro de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). A nivel nacional, el SINAP cuenta con 148 áreas naturales protegidas que cubren una superficie total de 17 303 133 ha, distribuidas en diferentes ecosistemas de México. En la Figura 3 se presenta un panorama general de la localización de las Reservas de la Biosfera en el país, la categoría más importante dentro del SINAP, por la superficie y ecosistemas que representa. En esta Figura se distinguen algunas de las Reservas de la Biosfera establecidas en la región Norte de México. De acuerdo con datos publicados recientemente en la página de Internet de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, alrededor de dos terceras partes de las ANP se encuentran en la región norte de México, distribuidas en seis categorías diferentes y con una superficie total cercana a los 12,2 millones de has (Cuadro 1).

A pesar de la extensa superficie cubierta por las ANP en la región Norte de México, existen algunos problemas asociados que limitan su desempeño eficiente en la protección y conservación de los recursos genéticos forestales. En primer lugar, las ANP no se han establecido considerando como principal criterio la conservación de los recursos genéticos a nivel intra-específico, sino más bien para mantener áreas naturales representativas de varias comunidades ecológicas y con cierto nivel de biodiversidad. Por otro lado, existen demasiadas categorías de ANP y cada una de ellas tiene diferentes objetivos, superficie, legislación aplicable, programa de manejo, etc., lo que hace sumamente compleja su integración. Además, algunas de estas ANP aún no cuentan con un programa de manejo y estructura administrativa que garantice su conservación adecuada a largo plazo. No hay suficientes recursos humanos para llevar a cabo la administración y manejo de todas las ANP que se han establecido hasta la fecha.

Figura 3 : distribución geográfica de las Reservas de la Biosfera en México

(CONABIO, 2002)

Cuadro 1 : número y superficie total por categoría de las Áreas Naturales Protegidas

existentes en la región Norte de México

CATEGORIA

No.

SUPERFICIE (ha)

Reservas de la biosfera

17

6 797 814

Parques nacionales

50

902 327

Monumentos naturales

1

6 039

Áreas de protección de recursos naturales

2

39 724

Áreas de protección de flora y fauna

18

4 431 634

Santuarios

12

604

Total

100

12 178 142

3.2. Actividades de Conservación ex situ

3.2.1. Bancos de germoplasma

El primer banco formal de germoplasma forestal en México se estableció en los años de 1960, con apoyo de la FAO, en el entonces Instituto Nacional de Investigaciones Forestales (INIF). El principal énfasis de ese banco de germoplasma fue el estudio y la conservación de semillas de especies de coníferas, fundamentalmente especies de Pinus, debido al gran interés internacional por los pinos mexicanos en ese entonces. Desafortunadamente, una vez que se redujo el interés internacional (al obtener el germoplasma necesario para iniciar ensayos de evaluación en otros países), y se eliminó el apoyo de la FAO, los esfuerzos iniciales no continuaron con la misma intensidad. Actualmente, la mayor parte del germoplasma almacenado en ese banco ha desaparecido o perdido su viabilidad por completo.

El renovado interés en el establecimiento de plantaciones forestales comerciales en diferentes regiones del país y la necesidad de iniciar programas de restauración y protección ecológica, ha generado una fuerte demanda de germoplasma forestal en los últimos 20 años. En 1997 se estimaba que tan solo para cubrir la demanda de los programas de restauración ecológica implementados por el Gobierno Federal (entre 100 000 y 150 000 has por año) se requerían alrededor de 40 toneladas de semilla (Hernández, 1997). Como resultado de esta demanda, se han creado recientemente una gran cantidad de bancos de germoplasma forestal, tanto de empresas privadas como públicas, así

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