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MBTI. Introducción a los Tipos Psicológicos junguianos.


Enviado por   •  21 de Julio de 2013  •  Tesis  •  12.606 Palabras (51 Páginas)  •  362 Visitas

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MBTI

Introducción a los Tipos Psicológicos junguianos

Breve historia de la Tipología

Origen del test MBTI (Indicador de Tipo Myers-Briggs)

(Actualizado. Dic-2007)

Raúl Ortega

Terapeuta de orientación junguiana

Conceptos básicos

Vamos a tratar profusamente de tipología psicológica, así que lo primero es intentar definir el concepto de "tipo".

Como tal, entendemos una estructura o constitución psíquica con unos atributos, rasgos y condicionantes lo suficientemente tangibles a la observación como para ser claramente definible y diferenciable, y que se expresa no sólo en un individuo particular sino que es susceptible de explicar a todo un conjunto humano, diferente de otros conjuntos con sus rasgos propios. Es un sistema coherente de aprehensión y comportamiento, de motivaciones y conductas consecuentes. Una esencialidad en la forma de ser distinguible de otras, formando todas en su conjunto una tipología completa. Hablamos de la tangibilidad del tipo porque éste se refiere, antes que a otra cosa, a la estructura del Yo, extendido desde la conciencia hasta el inconsciente personal. Es decir, el sector más fácilmente asible de la Psique.

Jung apunta: “Un tipo es un ejemplo o modelo que reproduce de manera característica el carácter de un género o generalidad (...) Tipo es un modelo característico de una actitud general presente en muchas formas individuales”.

Existen tipologías, existen clasificaciones tipológicas, desde hace mucho, porque desde siempre existe una cierta predisposición en los observadores del comportamiento a entender sus estilos distribuidos por clases, por grupos, y no como infinitas variantes individuales según el carácter particular de cada ser humano. A mi entender, en efecto, la fenomenología del carácter no sólo nos permite, sino que nos exige establecer clases, parcelas y tipos que ordenen en conjuntos, ni siquiera numerosos, las sólo aparentemente infinitas variaciones particulares. Todo ello avalado desde profundas bases teóricas, como iremos viendo.

Ese conocimiento instintivo de que podemos ordenarnos por tipos de carácter sale a la luz cada vez que decimos “-Ésta es la clase de hombre que...” o “-Ésta es la clase de mujer que..”. Todos tenemos la inclinación innata a ir acumulando experiencia en las relaciones y, llegados a un punto, usarla para clasificar intuitivamente a la gente que conocimos y conocemos en diferentes grupos, valorando cada una de esas clases así como nos haya ido con ellas en la vida. Así, es muy normal que cuando conocemos a alguien nuevo y comprobemos en él ciertos rasgos de comportamiento, pensemos: “-¡Ah!, se parece a Fulana, Mengano y Zutano, es de ese tipo de personas...”, del mismo modo que cuando alguien nos sorprende con un comportamiento nuevo para nosotros, lo dejemos en el apartado de los inclasificables, por el momento, y digamos que nos resulta, para bien o para mal, alguien especial. Por supuesto, estas clasificaciones de andar por casa y de andar por el mundo suelen carecer de todo tipo de fundamento profundo, suelen ser tópicos frívolos, pero hay personalidades muy intuitivas que, sin haber profundizado previamente en estos asuntos, suelen captar muy bien qué rasgos son los esenciales del carácter de la persona que tiene delante y qué matices conforman lo secundario, lo contingente y lo derivado.

El tópico dice: “Todos los hombres son iguales” y “Todas las mujeres son iguales”, y todos, hombres y mujeres, sabemos que esa es una simpleza injustificable. Pero también sabemos que las mujeres tienen un conjunto de rasgos propios y comunes entre sí que nos hace hablar de una psicología general de la mujer, y los hombres tienen una psicología común como hombres que nos hace estudiar aparte una psicología general masculina. Si así no fuera, no existiría el amor tal como lo conocemos, cuya esencia precisamente es la atracción irresistible que causa la diferencia (sí, por supuesto igualmente presente en toda relación homosexual). A partir de aquí, ya estamos comenzando a elaborar tipologías psicológicas.

Tipo, arquetipo, estereotipo

Acabamos de ver que tipo es un modelo representativo de un género o clase relativo, primordialmemte, a la idiosincrasia del Yo. Está referido por tanto de un modo muy directo al comportamiento y sus antecedentes: las motivaciones. Éstas se extienden desde la punta de iceberg que es la conciencia hasta las raíces instintivas más profundas e inconscientes. En psicología junguiana, los nodos motivacionales últimos son llamados arquetipos, patrones de comportamiento que son los cimientos profundos de la Psique humana general, lo Inconsciente Colectivo, más allá del Yo y de sus tipos. La diferencia que hay entre tipo y Arquetipo es la misma que hay entre, por ejemplo, la sexualidad en sí y una personalidad lasciva. Cada tipo psicológico proviene, en última instancia, de una constelación genérica de los arquetipos en el interior abismal de la Psique. Con las tipologías estamos siempre girando alrededor del carácter y la personalidad. Con lo arquetípico, estamos entrando en el nivel transpersonal de lo humano.

Un estereotipo es un modelo tópico de un tipo. Una figura que se toma como ejemplo conspicuo de una personalidad, con unos rasgos tan acentuados que pueden resultar a la postre tan didácticos y demostrativos como caricaturescos. Es una generalización, y como tal sirve para mostrar llamativamente ciertas esencias de una tipología, pero a menudo no sirve cuando por ella misma quiere hacer justicia a todas las esencias del conjunto, o pretende representar a todas las variantes individuales que se dan dentro del mismo tipo. Albert Einstein se ha convertido en nuestra sociedad en el estereotipo del pensador, cuando en realidad sólo representa un tipo de pensamiento, el introvertido, el cual a su vez es una esencia común a los científicos teóricos, a los teólogos y a los filósofos metafísicos. Su caricaturización es el "profesor chiflado" de nuestra iconografía.

Toda tipología cuando trata de confeccionar un retrato robot ejemplificador de cada tipo tiene que caer obligadamente, ojalá sólo un mínimo, en el tópico. El mismo Jung reconocía que sus descripciones tipológicas eran en sí generalizaciones estereotípicas, pues al definir cada uno de los caracteres está dibujando una persona irreal, una persona ideal, que corresponde en abstracto a esa clase, pero que difícilmente exista verdaderamente, pues raramente alguien va a tener todas y cada una de las características enunciadas para su género tan acentuadas y definidas como se precisa en una descripción didáctica. El estudiante de cualquier género de tipología tiene que acudir constantemente a su capacidad de abstracción, extraer

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