Nuevo Avance
Enviado por abyzx • 1 de Marzo de 2013 • 447 Palabras (2 Páginas) • 394 Visitas
Notas del director
Hay procesos irreversibles, caminos sin retorno, viajes sólo de ida. “La piel que habito” cuenta la historia de uno de estos procesos. La protagonista recorre involuntariamente uno de esos caminos, es obligada violentamente a emprender un viaje del que no puede regresar. Su kafkiana historia corresponde al dictado de una condena cuyo jurado está compuesto por una sola persona, su peor enemigo. El veredicto, por lo tanto, no es sino una forma de venganza extrema.
“La piel que habito” narra la historia de esa venganza.
Las primeras imágenes de la película muestran una mansión rodeada de árboles, un lugar idílico. Se llama “El Cigarral” y está protegido por una muralla y una alta puerta con rejas. A través de una de las ventanas de la mansión, también enrejada, vislumbramos una figura femenina en movimiento. Una vez dentro de la habitación, la mujer parece estar desnuda mientras lleva a cabo unas complicadas posturas de yoga; en los planos cortos descubrimos que está totalmente cubierta por un body color carne, pegado al cuerpo como una segunda piel. En la cocina, Marilia, el ama de llaves, le prepara el desayuno que después le envía en un torno que se abre directamente en el interior de la habitación.
Desde el principio El Cigarral se muestra como una cárcel en medio de la naturaleza. Un lugar aislado e inaccesible a la mirada exterior. Las primeras acciones que nos muestran a Vera, la mujer cautiva concentrada en sus posturas de yoga, y a Marilia, su carcelera, resultan extrañamente cotidianas, exentas de tensión. Pero no siempre la vida en El Cigarral fue tan apacible.
En los seis años de reclusión obligada, Vera ha perdido, entre otros, el miembro más extenso del cuerpo humano, la propia piel. Literalmente se ha dejado la piel en el camino.
La piel es la frontera que nos separa de los demás, determina la raza a la que pertenecemos, refleja nuestras raíces, ya sean biológicas o geográficas. Muchas veces refleja los estados del alma, pero la piel no es el alma. Aunque Vera haya cambiado de piel, no ha perdido con ella su identidad. (La identidad y su invulnerabilidad es otro de los temas de la película). De todos modos, es una pérdida terrible, algo atroz. Ésta es sólo una de tantas pérdidas que sitúan a Vera al borde de la muerte, por voluntad propia o en el quirófano, a manos del Dr. Robert. Pero ella es una superviviente nata y, después de muchas vicisitudes, decide que “debe aprender a vivir dentro de la piel que habita”, aunque sea una piel impuesta por el Dr. Robert. Una vez aceptada su segunda piel, Vera toma la segunda decisión más importante para sobrevivir: saber esperar.
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