¿POR QUE LA COSTUMBRE NO ES CONSIDERADA UNA FUENTE DEL DERECHO FISCAL?

De acuerdo con la información que estuve leyendo, las leyes son las fuentes más importantes del derecho fiscal. Un diccionario define la palabra costumbre como “la observancia constante y uniforme de una regla de conducta llevada a cabo por los miembros de una comunidad social, con la convicción de que corresponde a una necesidad jurídica”. Por eso creo que en materia fiscal, esta definición no puede aplicarse. A continuación explico mi punto de vista:

En el artículo 31, fracción IV de la Constitución se establece “la obligación de contribuir a los gastos públicos de manera proporcional y equitativa que establezcan las leyes”. Lo anterior implica que solamente a través de las leyes fiscales que se dicten, existirá la obligación del pago de impuestos. Además, también es necesario considerar que en el artículo 14 Constitucional se señala que “nadie puede ser privado de sus propiedades, posesiones o derechos, sino de acuerdo con las leyes expedidas con anterioridad al hecho”. Entonces, solo una ley fiscal creada previamente puede originar la existencia del cobro de impuestos.

Entonces, de acuerdo a los artículos antes citados, puedo señalar que la autoridad debe sujetarse al principio de legalidad, es decir, no puede hacer nada que no se encuentre previsto en las leyes. Yo creo que no se puede aplicar la costumbre como fuente del derecho fiscal debido al principio de legalidad que, como acabo de señalar, establece que no se podrá aplicar impuesto alguno que no esté contemplado en una ley (por ejemplo en la Ley de Ingresos de la Federación).

Esos impuestos y contribuciones con todos sus elementos, deben ser establecidos por el Poder Legislativo, quien a su vez, deberá señalarlos en ordenamientos aplicables explicando y detallando como se va a contribuir al sostenimiento de los gastos públicos, emitiendo normas jurídicas eficaces y practicables.

Por lo tanto, la única fuente del derecho fiscal es la ley. Las autoridades competentes sólo pueden hacer lo que las leyes les permiten (y no las costumbres), siempre cuidando la efectiva aplicación de las mismas, evitando el abuso de poder, la desigualdad, la injusticia en perjuicio de los contribuyentes, pues el Derecho Fiscal se sustenta en principios jurídicos.

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