Parecemos vivir en los mayores tiempos de esplendor, una época que dejo atrás un pasado limitado por el estancamiento, para dar pasó al nuevo mundo progresista que cada vez resulta ser más alterado por las nuevas tendencias que impone el mercado

Parecemos vivir en los mayores tiempos de esplendor, una época que dejo atrás un pasado limitado por el estancamiento, para dar pasó al nuevo mundo progresista que cada vez resulta ser más alterado por las nuevas tendencias que impone el mercado, sin duda vivimos mucho mejor que nuestros antepasados, un cambio radical en la calidad de vida, aparatos altamente tecnológicos, maquinarias, comunicaciones inmediatas, alimentos tecnificados entre otros descubrimientos, que fueron generando las sociedades en la incorporación de nuevos conocimiento para ir acelerando el continuo desarrollo y progreso para la vida humana.

Con el paradigma del progreso se desprenden múltiples repercusiones en la vida humana, hay quienes la apoyan y como por el contrario hay quienes la aborrecen, de manera intermedia pretendemos llegar a un equilibrio entre el cuidado ambiental y el progreso de la humanidad, sabemos que esta es una problemática compleja ya que las nuevas sociedades están en un creciente y desmedido consumo el cual genera daños irreversibles, que se ven obligados a suplir las necesidades de la nueva especie ambiciosa.

Por este motivo plantearemos los diferentes puntos de vista con referencia a los aspectos positivos, negativos e imparciales del progreso, partiendo desde un punto de vista con referencia a los “intelectuales pesimistas”, aquellos que desprecian todo tipo de avance, de esta manera se mostrará también la visión de los “intelectuales optimistas” a quienes con sus ideas reflejan una visión positiva, apoyando el desarrollo y enfrentando el estancamiento, así iremos fragmentando las diferentes ideas para pasar a la perspectiva intermedia que es en la que nos vamos a enfocar, plateando la idea de una relación hombre-ambiente.

No son recientes las problemáticas del mundo de hoy, estas vienen siendo afectadas a lo largo de las diferentes sociedades que con sus nuevas maneras de implantar el progreso deterioran cada vez más el ambiente y que ahora somos nosotros quienes sufrimos las consecuencias de estos hechos, pero quienes más siguen dejando un mundo devastado para las generaciones futuras, es incierto poder afirmas las predicciones del mañana, pero de eso podríamos estar seguras que si seguimos en un ritmo tan descontrolado, las consecuencias para la especie humana serian irreversibles. Con lo anterior podemos entender el desprecio para los “intelectuales pesimistas” quienes son conscientes de que todas estas consecuencias se derivan del progreso, y es por esto que el hombre debe apartar todo avance de su vida.

En la actualidad los nuevos rasgos del sistema imperialista, el neoliberalismo y la globalización, imprimen su sello particular a la explotación del ambiente hacen que el medio ambiente y toda la naturaleza del planeta se encuentren comprometidos agregándosele el aumento de los niveles de miseria y pobreza en la que viven tres cuartas partes de la humanidad que agrava y potencia la acumulación de la deuda ecológica y social del Tercer Mundo. (Iglesias, 2000)

Está claro que las relaciones de dependencia y subordinación, se concentran cada vez más en los países periféricos, donde la idea de modernización es el único paso al progreso, las cuales solo se desvanecen en el predominio del capital extranjero condicionando un desarrollo desarticulo, desigual, vulnerable y marginado, el avance solo favorece a unos pocos mientras que a la mayor parte del mundo padece una gran escases, los países desarrollos conocen la gran importancia que tienen los países tercermundistas para aumentar y seguir perdurando su capital, es por esto que las causas recaen en ellos, “hundimiento de generaciones, basuras industriales, saqueo natural, deterioro de agua, aniquilación de costumbres” (William Ospina) son solo una pequeña parte de los efectos que ligan el progreso. El hombre se transformó en una maquina inmoral donde predomina la indiferencia a todo lo que nos rodea, podríamos quedarnos discutiendo de todas las secuelas que implica esta nueva idea del desarrollo donde el hombre naturaliza y desconoce su entorno, una generación donde los animales parecen ser más civilizados que los hombres.

Frente a las prácticas ortodoxas podemos situarnos en el periodo de la inquisición, que claramente lo podemos asociar con el pensamiento de los “intelectuales pesimistas”, en este tiempo el poder autoritario de la iglesia se oponía a toda idea que cambiara las perspectivas del mundo, por lo que fue un periodo donde la opresión de pensamiento no permitió florecer el desarrollo, fueron muchos los pensadores que quisieron cambiar dichas perspectivas “Kepler demostró que las órbitas de los planetas no son circulares, sino elípticas; y Galileo descubrió que la Tierra no es el único planeta sobre el que gira un satélite, ya que Júpiter tenía hasta cuatro lunas a su alrededor” (Díaz, 2013)

Estos grandes pensadores eran señalados como herejes los cuales eran obligados a retractarse antes sus ideas o de lo contrario merecían ser torturados, castigados y asesinos por tal delito.

Dejar todo este pasado atrás implico grandes cambios para la humanidad, no podemos negar que los nuevos avances cambiaron y mejoraron nuestro modo de vida, ahora estamos pasando por los mejores tiempos que el hombre ha vivido, es por esto que el “intelectual optimista” es indiferente frente a lo antiguo, con otra mentalidad en donde el mundo va cada vez mejor, lo antiguo se quedó atrás y hoy en día solo

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