Pensamiento Estratégico
Enviado por Tom14 • 13 de Septiembre de 2012 • 1.365 Palabras (6 Páginas) • 655 Visitas
Logrando un Pensamiento Estratégico
El pensamiento estratégico es aquella característica de los altos ejecutivos que les permite lograr sus objetivos, tanto en el corto como en el mediano y largo plazo, conduciendo de esa manera sus empresas al éxito. En el mundo empresarial de hoy, la capacidad de los altos ejecutivos para ejercer la dirección estratégica basada en la característica de “pensar estratégicamente” es un factor fundamental para lograr el desempeño exitoso de las empresas.
A mediados del siglo XX se decía que como condición para tener éxito, un alto ejecutivo debía poseer la habilidad de saber planear. Esto es, la capacidad de definir, de forma anticipada, los pasos que se debían tomar y los actos que se debían realizar con el fin de lograr ciertos objetivos y resultados. De esta forma de pensar derivó que se considerara a la disciplina de la planeación estratégica como una función primaria en el manejo de las empresas.
Conocidas escuelas como la de Diseño (representada por P. Selznick y A. Chandler) y la de Planeación (representada por I. Ansoff), realizaron una importante contribución en el desarrollo de técnicas de análisis estratégico y de planeación empresarial y corporativa. Ambas escuelas se basaban en el concepto de que los planes empresariales debían trazarse buscando —y logrando— conciliar los factores internos y externos de la empresa. De hecho, la Escuela de Planeación proponía, específicamente, que los recursos de la empresa debían ajustarse a las condiciones del entorno y del mercado.
El concepto de planeación estratégica de ambas escuelas se ve claramente reflejado y condensado en la técnica de diagnóstico estratégico conocida como análisis de SWOT o DOFA. Dicha técnica busca conciliar las oportunidades y amenazas que presentan el entorno y el mercado con los recursos de la empresa; los cuales, a su vez, son calificados como fortalezas y debilidades (Ver Figura 1). Los planes trazados por estas metodologías son, hasta cierto punto, determinantes. Si se siguen de manera cabal, se lograrán los objetivos y resultados deseados.
Durante décadas, los planteamientos de estas escuelas constituyeron la base para los planes de estudio en la enseñanza de planeación estratégica. En las empresas, este tipo de planeación era realizado por grupos especializados en la disciplina y se asignaba la responsabilidad de su ejecución al resto de la organización.
Hacia finales del siglo XX, los desarrollos tecnológicos en los campos del procesamiento de datos y las telecomunicaciones que permitieron la globalización, generaron a su vez acelerados cambios en el entorno y los mercados. Esto hizo prácticamente imposible que las empresas que preparaban planes esenciales pudieran utilizarlos con éxito, pues cuando el entorno y los mercados cambian continuamente, su proyección se vuelve extremadamente difícil, y los planes estratégicos producidos tienen que ser continuamente ajustados y modificados, con el fin de lograr los resultados deseados.
Esta situación llevó a sustituir el concepto de planeación estratégica por el de dirección estratégica (Strategic Management). La diferencia entre ambos conceptos radica en el diseño, no de una ruta o plan determinado, sino más bien de un destino u objetivo específico, flexibilizando de esta forma las decisiones que deben ser tomadas según los cambios que acontezcan en el entorno y mercado. Para hacer esto de manera oportuna y eficiente, la Dirección General de la empresa debe responsabilizarse de los ajustes al plan; y, por lo tanto, necesita conocer profundamente las técnicas de análisis estratégico y del desarrollo de estrategias.
Si a mediados del siglo pasado una característica esencial del ejecutivo ideal era su capacidad para planear, en el mundo cambiante del fin de siglo lo más importante para el alto ejecutivo no era saber preparar planes, sino saber a dónde quería llegar. Esta conciencia del destino es lo que hoy llamamos visión. Si sabe a dónde quiere llevar a su empresa, el alto ejecutivo puede continuamente tomar decisiones que ajusten su rumbo acorde con los cambios que ocurren en el entorno y el mercado, logrando así los resultados deseados. Esta capacidad es lo que se conoce como pensamiento estratégico.
J. Sloan, practicante de una moderna escuela de administración, considera que si el alto ejecutivo domina el pensamiento estratégico, no necesita
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