Profesion Incompetente

El artículo habla sobre el desempeño que los empleados realizan en la empresa, el cual se basa en la bibliografía de Recursos Humanos se centra en la motivación, los riesgos, las recompensas y los incentivos. La consecuencia de ello está implícito, pero es claro: todas las personas que trabajan o se desarrollan en una empresa, desde las de menor hasta las de mayor jerarquía, son capaces de cumplir con las expectativas. Pero no lo hacen, por la razón que fuese: falta de incentivo financiero, de espíritu de equipo, de una capacitación adecuada o de una supervisión atenta.

La gente recibe una promoción tras otra hasta que su nuevo puesto exige más que lo que puede dar, y a partir de entonces permanece en ese cargo para siempre. En consecuencia, después de varios ciclos, cualquier empresa será administrada por personas que, como mínimo, son algo incompetentes.

Podemos definir a la incompetencia en sí como la simple incapacidad para cumplir con el trabajo.

Pero en algún momento el fracaso se convierte en la norma, e incluso en la característica que define a una persona.

La ineficacia corporativa adopta muchas formas. Un ejemplo de esto es cuando un empleado que atiende a los clientes puede carecer de las aptitudes básicas para el buen desempeño de su tarea: redactar, usar computadoras, ser simpático. A un gerente quizás promovido de una posición en la cual era competente puede faltarle todo lo anterior y también muchas otras habilidades. Puede ser distante, desorganizado, detallista al punto de ser insufrible, incapaz de dirigir una reunión con eficiencia o aplazar eternamente las decisiones.

En los niveles superiores, el problema no radica tanto en las aptitudes o la mala gestión interpersonal como en el criterio. Los ejecutivos dependen por completo de la calidad de sus decisiones y claridad para prever los resultados de las ganancias que se consiguen con sus medidas.

El punto es que el mundo laboral es cada día más complejo. A medida que las empresas se expanden, los departamentos y las unidades de negocios tienen exigencias cada vez mayores, pero cuentan con menos empleados. Entonces, cuando aparece un nuevo proyecto, el compromiso necesario de tiempo y energía se suma a la ya larga lista de tareas de alguna persona.

El problema se exacerba a medida que aumenta la complejidad de las tareas; a mayores obligaciones, más cambios de una a otra y mayores probabilidades de malinterpretar un informe, archivar mal un papel o enviar un e-mail a una persona equivocada.

La jerarquía misma, a través de los ascensos, transforma a empleados capaces en jefes ineficientes. Además, la incompetencia genera más incompetencia.

Los malos gerentes asignan tareas a las personas equivocadas, y obligan a otros a exceder sus zonas de responsabilidad. Si el trabajo no se hace y nada hay de

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