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Revista El Montañoso


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2013  •  916 Palabras (4 Páginas)  •  218 Visitas

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Si bien es cierto que los seres humanos buscamos casi siempre razones para vivir, la situación se vuelve difícil cuando además carecemos de una identidad propia. En ese caso trascendemos, o creemos trascender a través de una posesión o de un estatus. La falta de un sentido de valor puede volver la búsqueda en una situación de vida o muerte. Si consigo tal valgo como persona, soy persona, merezco ser persona. Si no lo consigo, no soy nada ni nadie… no merezco nada, incluso no merezco vivir.

A veces esta mentira nos la han hecho creer. ¡Nos han engañado! Perdiendo de vista que somos seres desnudos, alguien nos dijo que es la ropa lo que nos hace humanos. Perdiendo de vista que en la vida vivir es un objetivo que se basta a si mismo, nos han dicho que requerimos de “un sentido”. Pareciera que habiendo resuelto el problema de la sobrevivencia, nuestra vida se ha quedado sin razón de ser.

Hace mucho tiempo los seres humanos nos levantábamos todos los días con el único objetivo de vivir, de trascender el día, conseguir alimento y cuidar de no ser devorados por alguna bestia. Convivíamos con el sol, estábamos acostumbrados a sentir el viento y a tocar la tierra con los pies. No teníamos tiempo de pensar ¿porqué existo? ¿Qué voy a hacer cuando sea viejo? Mucho menos teníamos tiempo de pensar en ser perfectos. ¿En qué momento se nos ocurrió tal cosa? Ser perfectos… ¿Para qué?

¿De qué trata el Cisne Negro? De la vida sin sentido. De una mujer que quiere ser, precisamente, perfecta en todo, que destruye la pasión de un arte y lo convierte en un método exacto: Nina. De una madre igualmente vacía y frustrada, que ha hecho de su hija una extensión de sí misma. No tiene otro tema. Cree amarla pero la asfixia. Literalmente, no la deja ni rascarse. Utiliza a su hija como escusa para justificar su existencia. No es porque la ame ni porque no la ame, es que no tiene otra cosa que le dé sentido a su vida. No la deja crecer ni mucho menos ser libre porque entonces tendría que voltear a verse y no encontraría nada más que a una mujer vacía.

Thomas, el director, es un tipo inteligente y astuto. Sabe vivir y se aprovecha de la ingenuidad y de las necesidades existenciales de sus “alumnas” por llamarles de alguna manera. Es usurero. Ellas tienen necesidad de ser grandes y famosas. Tienen necesidad de ser. El las alza como a un niño y las arroja al aire, para, después de un rato, dejarlas caer y que se estrellen contra el piso. Ellas le lisonjean. Nina no. Lo intenta torpemente porque además no lo sabe hacer. Es, como le llama Thomas, frígida. Pero su frigidez se extiende a casi toda su vida, no sabe disfrutar nada, su mundo es blanco y negro y va calificándose y calificándolo todo: “Está bien. Está mal” “Está bien, Está mal”. Se para derechita para que el director vea lo disciplinada que es, y al ver que eso

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