AUTISMO Guía para padres y profesionales Matías Cadaveira/ Claudio Waisburg.

AUTISMO

Guía para padres y profesionales

Matías Cadaveira/ Claudio Waisburg

El autismo tiene su origen en el griego, que significa auto, que significa “propio, uno mismo”. La palabra completa significa “meterse en uno mismo”. Este término fue utilizado por primera vez por el psiquiatra suizo Paul Eugen Bleuder, fue utilizado para referirse a los pacientes esquizofrénicos aislados al mundo emocional exterior.

La clasificación médica del autismo fue realizada por el psiquiatra austriaco Leo Kanner producto de un estudio realizado a un grupo de once niños e introdujo la caracterización de autismo infantil temprano. Alrededor de los años se han realizado muchas clasificaciones del autismo, hasta que en la actualidad se emplea el termino Trastorno del Espectro Autista (TEA). Aunque también se utilizan otros términos como trastorno autista, síndrome de Asperger y trastorno del desarrollo no especificado (TGD), entre otros.

El TGD afecta tres áreas de desarrollo: comunicación, socialización, imaginación, creatividad y el juego. Mientras que el autismo se caracteriza por retrasos o funcionamiento anormal (tres años) en áreas como son: interacción social, comunicación, patrones restringidos, repetitivos y estereotipados de comportamiento, intereses y actividades.

La manifestación del autismo varía mucho dependiendo de cada persona, el autismo no es una enfermedad sino una condición. Los padres pueden observar algunas señales que pueden alertar sobre un posible autismo; ausencia de sonrisa social, falta de contacto visual, ausencia del balbuceo, comunicación social, tendencia al aislamiento, ausencia de demandas, repetición de fragmentos escuchados, angustia en situaciones normales, dificultad en cambios de rutina, manipulación estereotipada, rituales obsesivos, agresión a sí mismos o a otros. Se espera que en un futuro la tecnología ayude a diagnosticar el TEA durante el primer año de vida para que se vaya teniendo un mejor aprendizaje en el niño y los problemas disminuyan. Dentro de los factores etiológicos se encuentran los factores ambientales como metales pesados, agentes neuroinflamatorios, la genética, así como infecciones virales, bacterianas y el estrés.  

Cuando hablamos de autismo podemos referirnos a cuestiones como síndrome (conjunto de signos y síntomas que están presentes), espectro (no hay una categoría única que pueda abarcar las manifestaciones del autismo en su totalidad), condición heterogénea (cómo se va produciendo el trastorno), entre otras.

Empezamos a sospechar que puede tratarse de un posible autismo cuando como padres podemos notar que el desarrollo del niño puede estarse atrasando o estará alterado, y lo denominamos como que no es normal que el niño a la edad que esperamos que haga algo no lo haga, por lo que en ocasiones nos recomiendan esperar un tiempo porque el desarrollo siempre es diferente y otras veces nos sugieren que vayamos con un especialista. Por ello siempre hay que estar atentos de lo que los niños hacen a que edad y como lo hacen, para poder intervenir en cualquier situación, en caso de que se presente el TEA o cualquier otro trastorno.

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