El autismo como un campo de la psicología
Enviado por maggycs • 26 de Junio de 2011 • Monografía • 1.999 Palabras (8 Páginas) • 1.934 Visitas
INTRODUCCION
Creo que hasta el día de hoy el autismo es un tema muy poco investigado dentro del campo de la psicología pero sobre todo del psicoanálisis ya que al principio se creía que solo era un problema orgánico, que tienen algún daño neurológico creyendo que los niños que tenían este trastorno presentan poca capacidad, un CI menor al promedio, mayor incidencia de epilepsia que en niños “normales,”
Es por esto que este es un tema de gran interés para mi, sobre todo el ver cual es el tipo de apego o el amor que dan los niños autistas a sus padres, hay un cierto “rumor” el cual dice que la mayoría de las causas del autismo son por culpa de los padres, y son varios de los autores que piensan que esto es cierto. Sin embargo también es de gran interés el hecho de que los niños autistas no brindan señal de afecto hacia sus padres o alguna otra persona, de hecho todas las películas que hablan acerca de niños autistas los muestran como niños en su mundo con ciertos intereses solo sobre una cosaen particular, y no permiten que las demás personas irrumpan su rutina ya que se salen de control, y se angustian ante tal situación.
El término autismo, proviene del griego autos que significa sí mismo, y refiere a la expresión de “ausente o perdido”. Fue utilizado por primera vez por Bleuler en 1911 (1985) para referirse a un trastorno del pensamiento que aparece en algunos pacientes esquizofrénicos y que consiste en la continua autorreferencia que hacen de estos sujetos a cualquier suceso que ocurre. Sin embargo, este síntoma, tal y como lo acuñó Bleuler, no es posible aplicarlo al
autismo infantil porque describía a adultos que tenían regresiones a un nivel psíquico inferior, por lo que un niño en el inicio de su vida no vive las regresiones descritas por este autor. Por este motivo, aunque otros autores tiempo atrás habían observado conductas autistas en niños, se considera a Kanner (1957) el pionero en la literatura existente sobre este trastorno infantil. Kanner realizó observaciones en niños que sufrían alteraciones extrañas, las cuales no estaban descritas en ningún sistema nosológico; estas conductas eran coincidentes entre sí y diferentes del resto de los niños con alteraciones
psicopatológicas. Kanner considera el autismo como un síndrome comportamental que se manifiesta por una alteración del lenguaje, de las relaciones sociales y los procesos cognitivos en las primeras etapas de la vida. Para este autor la sintomatología radica en la alteración del contacto socioafectivo, lo que supuso que en las dos décadas posteriores la mayor parte de las investigaciones identificaran al autismo con trastornos emocionales, enfoque que ha desarrollado profusamente la escuela psicoanalítica. A partir de los años sesenta comienzan a diversificarse las líneas de investigación, conduciendo a una visión más compleja del autismo. La investigación de Kanner es fundamental, ya que hasta su descripción el síndrome adquiere el nombramiento como categoría diagnóstica en 1943. Desde entonces el concepto ha sufrido innumerables modificaciones según el abordaje que se le otorga y todavía en la actualidad este punto resulta controversial.
DESARROLLO
Bruno Bettelheime, en su libro La Fortaleza Vacía menciona que el autismo infantil se debía a la psicodinámica familiar, precisando que era la falta de afecto de las madres a los bebés la causa de aquél. Esa hipótesis suya fue seguida por otros autores y causó graves problemas de conciencia pues esas afirmaciones, una vez divulgadas, llevaban a las madres a revisar sus propios comportamientos y pensamientos, añadiendo un sentimiento de culpa a las ya atribuladas madres. Encuentra la causa del Autismo en las primeras experiencias vividas por el niño. Así como también describe los tres momentos, a lo largo de su desarrollo, en los que el niño puede convertirse en autista, consecuencia de su frustración e incapacidad ante un entorno “ausente” o impredecible. Sostiene la posibilidad de incidencia sobre el Autismo de factores orgánicos, aunque su concretización estaría subordinada a la actitud de los padres. La aparición y desarrollo de estas teorías etiológicas psicogénicas han promovido dos aspectos de una misma dimensión: la familiar. Por un lado, se ha culpabilizado a los padres de niños autistas de las alteraciones presentes en los mismos, al no propiciar las “condiciones ambientales” adecuadas para su normal desarrollo. Por otro lado, surge la posibilidad de recuperación o curación de este sector de la población infantil con problemas; proceso en el cual la familia adquiere, paradójicamente, un protagonismo esencial. Aunque realmente en una ocasión una maestra nos platico de un caso en el cual a unos padres se les había olvidado dejar con alguien a su bebe de 9 meses, y se fueron a cenar dejando al niño solo en casa y cuando regresaron el niño estaba dormido con rastros de lagrimas en su cara, pero menciono la maestra que el bebe nunca volvió a ser el mismo ya que a partir de ahí el niño estuvo en su propio mundo y fue diagnosticado con autismo.
Es por este caso y muchos otros que me llama muchísimo la atención este tipo de pacientes que aunque desgraciada o afortunadamente nunca e tenido un paciente con este tipo de diagnostico.
Realmente tener un hijo autista es muy difícil de aceptar para toda la familia ya que tienen que acoplarse a la forma en la cual interactúa el niño autista, ahora aunque desgraciadamente no desde el psicoanálisis hay muchas investigaciones y maneras de tratar el autismo, así como a las personas que conviven con ellos.
Kanner es otro autor quien suscitó la controversia “naturaleza o crianza”. Su descripción en torno a las características que definen a los progenitores de los niños autistas impulsó la posible relación entre el factor ambiental y la “causa” de este Trastorno. Efectivamente, las singularidades psicológicas de los padres tendrían su traducción en unas relaciones distorsionadas con sus hijos, dando origen al Síndrome Autista. Kanner percibió que los progenitores de los niños autistas eran personas frías, severas, inteligentes, obsesivas, artificiales, perfeccionistas, tendentes a un comportamiento mecánico e impersonal frente a la vida como ante otras personas y mostrando desdén por las manifestaciones emocionales. Estos datos, sin embargo, no se han visto refrendados por otros investigadores, interpretándose dicha circunstancia como que la muestra de sujetos estudiados por Kanner se encontraba sesgada por alguna razón. Posteriormente, el mismo Kanner abandonó
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