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Adolescencia y Trastornos de Personalidad


Enviado por   •  13 de Agosto de 2017  •  Ensayo  •  2.056 Palabras (9 Páginas)  •  255 Visitas

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Facultad de Humanidades y Educación [pic 1]

Escuela de Psicología

Adolescencia y Trastornos de Personalidad

Profesor(a):

CASTRO Mónica

Alumno(a):

ESTRELLA Bárbara

Caracas, Mayo de 2017

INTRODUCCIÓN

La adolescencia es una etapa de transición entre la niñez y la edad adulta, la cual comienza con la pubertad y comprende entre los 10 y 20 años de edad, período en el cual suelen ocurrir cambios físicos y psicológicos.  Podemos encontrar el estudio de esta etapa desde diversos enfoques: biológico (adolescencia como etapa en la que ocurren cambios físicos como el aumento en la estatura y el peso), cognitivo (adolescencia como etapa en la que se dan cambios cualitativos y cuantitativos en la forma de pensar y en el procesamiento de información), social (adolescencia como etapa en la que se desarrolla el juicio moral, carácter, valores, creencias y conducta) y psicosexual (adolescencia como etapa en la que se desarrolla el yo, considerando el autoconcepto, autoestima, género e identidad).

En base a estos enfoques se resalta la complejidad que esta etapa conlleva, pues hay que tener en cuenta el sinfín de factores estresantes que pueden ser abrumadores y pueden repercutir en la conducta del adolescente. Por ello, las características de personalidad durante estas etapas pueden no reflejar una disfunción de personalidad, sino un contexto que el adolescente percibe como perturbador o estresante.

Tal como exponen Chanen y Mccutcheon (2008), el diagnóstico de Trastorno de Personalidad en adolescentes ha creado mucha controversia, pues hay clínicos que parecen reticentes a usar este término debido a las preocupaciones acerca de hacer un diagnóstico mientras que la personalidad está en desarrollo, sin embargo, hay evidencia clínicamente significativa de que los trastornos de personalidad emergen antes de la adolescencia y son observables a niveles sintomáticos, biológicos y genéticos.

        Así mismo, la finalidad de llevar a cabo el presente ensayo se encuentra enmarcada en proporcionar información necesaria y pertinente para la prevención e intervención de ciertas características o factores que puedan llevar al adolescente al padecimiento de algún trastorno de personalidad, así como la identificación de características que pueden resultar típicas de la etapa debido al continuo cambio físico, emocional y psicológico que experimenta el adolescente.

DESARROLLO

La personalidad puede ser considerada como la representación del estilo de adaptación, más o menos diferenciado, con que un individuo se comporta y relaciona dentro de un entorno que es característico para la sociedad concreta a la que pertenece. Por otro lado, desde una visión tradicional como la del DSM IV-TR (López-Ibor & Valdés citado en Ruiz-Castañeda y Gómez-Becerra, 2012), se definen los Trastornos de Personalidad como un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más) de las áreas siguientes: (a) cognición (por ej., formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los acontecimientos), (b) afectividad (por ej., la gama, intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional), (c) actividad interpersonal y (d) control de los impulsos.

Este patrón persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales, provocando malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. Además, el patrón es estable y de larga duración, y su inicio se remonta al menos a la adolescencia o al principio de la edad adulta.

Algunos trastornos de personalidad suelen estar asociados a diversos factores (negligencia, crianza problemática, autoritarismo, etc.) que suelen repercutir en la infancia y generar consecuencias en la adolescencia (rebeldía u oposicionismo), sin embargo, hay que tener en cuenta que la adolescencia suele traer un sinfín de factores estresantes, por lo que las características de lo que puede ser un trastorno de personalidad durante esos tiempos pueden no reflejar una disfunción de personalidad, sino simplemente el contexto estresante y lábil que conlleva esta etapa.

Algunos de los patrones de personalidad disfuncionales desde edades tempranas recogidos a través de evidencia teórica y empírica son: comportamientos paranoides y esquizoides, comportamientos que indicarían un posible trastorno límite, comportamientos hostiles o agresivos, conductas características del narcisismo y diversas forma de comportamientos de evitación y dependencia, además de problemas emocionales (Ruiz-Castañeda y Gómez-Becerra, 2012).

Con respecto a la agresividad en particular, es una conducta que frecuentemente los adolescentes pueden exteriorizar durante esta etapa como una conducta instintiva o aprendida, de allí la manifestación en ocasiones de una conducta violenta (dirigida hacia los otros o hacia sí mismo), la cual se encuentra estrechamente relacionada con algunos trastornos de personalidad de tipo cognitivo-conductual en adolescentes, como por ejemplo, el trastorno límite de la personalidad  (Díaz-Rodríguez, González-Sandoval, Minor-Ferra y Moreno-Almazán, 2009).

Si bien el adolescente suele mostrarse impulsivo, negativista, rebelde y/o oposicionista, es importante marcar un límite, pues esta conducta violenta cuando aparece a temprana edad y parece intensificarse en la adolescencia ya no es tomada como una conducta común o frecuente de este período.

Estas conductas que muchas veces clasificamos como una rebeldía “normal” en esta etapa pueden resultar en un trastorno oposicionista desafiante (TOD), en el que observamos un patrón recurrente, que causa un deterioro clínicamente significativo de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil dirigido a las figuras de autoridad, que debe manifestarse de forma más o menos continua y en el que están presentes algunos de los siguientes comportamientos: Encolerizarse y prorrumpir en pataletas (berrinches), discutir con adultos, desafiarlos activamente o rehusarse a cumplir sus demandas, molestar deliberadamente a otras personas, acusar a otros de sus errores o mal comportamiento, ser susceptible o fácilmente molestado por otros, mostrarse enojado y resentido, rencoroso y vengativo (Peña-Olvera y Palacios-Cruz, 2011).

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