Arminda Aberastury

Arminda Aberastury

Adolescencia:

La adolescencia es un momento crucial en la vida del hombre y constituye la etapa decisiva en un proceso de desprendimiento. Este proceso atraviesa tres momentos fundamentales:

• El nacimiento;
• Final del primer año, con la eclosión de la genitalidad, la dentición, el lenguaje, la bipedestación y la marcha;
• La adolescencia.

Algunos autores afirman que la segunda etapa comienza alrededor del cuarto mes de vida, durante la fase genital previa, cuando se constituye el triángulo edípico. Juntamente con el desprendimiento del pecho materno, se incluye al Padre terminando la relación única con la Madre.

En la adolescencia, la madurez genital estimula para acercarse el otro sexo, se hace también posible la consumación del incesto. Pero al definir su rol procreador escapa al incesto, e inicia la búsqueda de objetos de amor externo hasta concretar el hallazgo de la pareja, si se logra el desprendimiento interno de los Padres.

Ocurre también que los Padres viven los duelos de los hijos. Aquí el problema tienen una doble vertiente, el Padre tiene que desprenderse del hijo niño y evolucionar a una nueva relación con el hijo adulto, lo que impone muchas renuncias de su parte. Asimismo se verá enfrentado con la aceptación del devenir, del envejecimiento y de la muerte. Debe abandonar la imagen de sí mismo que su hijo ha creado y en la que él se ha instalado. Ahora ya no podrá funcionar como líder o ídolo y deberá en cambio, aceptar una relación de ambivalencia y críticas.

El conflicto estalla cuando aparecen los primeros cambios corporales definiendo así el rol procreador. Ahora el hijo es doblemente rival, puede asumir la paternidad o maternidad biológica.

Erikson ha sostenido que la sociedad ofrece al niño una “moratoria social” que no es más que el contenido manifiesto de una situación mucho más profunda. El niño necesita un tiempo para hacer las paces con su cuerpo, para terminar de conformarse a él, para sentirse conforme con él. A la cual se llega por medio de un largo proceso de duelo. Duelo por el cual no solo renuncia a su cuerpo de niño, sino que abandona la fantasía de la bisexualidad, base de su actividad masturbatoria.

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