CME - CUESTIONARIO MI ENVEJECER (G. Zarevski)

CME - CUESTIONARIO MI ENVEJECER (G. Zarevski)

Los roles laborales y familiares son pilares de identidad que se construyen a lo largo del curso vital otorgando sentido de pertenencia, reconocimiento, colabora en la formación de vínculos. Talleres de aprendizaje, de memoria, expresivos, de recreación;  mejoran la calidad del envejecimiento, son ámbitos propicios de detección temprana, promotores de salud y preventivos de enfermedad. El campo de la salud abarca de manera integrada la prevención, lo asistencial y de rehabilitación y como más allá de las marcas biológicas, el sujeto se posiciona frente  a este proceso. Anticipar el trabajo psíquico, permitirá que el proceso de duelo de la secuencia inevitable de los hechos que deben ocurrir: crecer, envejecer y morir, se realice adecuadamente y este trabajo anticipado del psiquismo, ayudará, dificultará o impedirá la superación del mismo. En cómo este atravesamiento  afecte al sujeto, será la construcción de la propia identidad. Personas con narcisismo perturbado no soportan las evidencias del paso del tiempo, en lugar de metabolizarlo gradualmente, van sufriendo el efecto de mecanismos de defensa que dificultan o impiden su elaboración. La cara positiva del envejecer es que se van abriendo vacíos donde hay que replantearse la propia vida y son desafíos de llenarlos de manera creativa. El depender emocionalmente de otros, de un rol, hace que pierdan ese único bastón en que se apoyaban por lo que no hay que vivir pendiente de un solo bastón; interactuar con otros, participar en tareas complejas hace que se pongan en marcha recursos y capacidades cognitivas. Determinadas condiciones psíquicas como el autocuestionamiento, una capacidad reflexiva y flexible permitirá armar un envejecimiento normal.

FACTORES DE RIESGO PSÍQUICO DE ENVEJECIMIENTO PATOLÓGICO: carencia de apego seguro, vínculos traumáticos en los primeros años de vida por exceso o por defecto; sucesos traumáticos vinculados con el desamparo originario; modo patológico de apego a los objetos para llenar vacíos; vínculos dependientes o sobreadaptados (mujeres que vivieron pendientes de su marido, hijos, madres, olvidándose de si mismas); bastón único puesto en: el trabajo, la familia, la imagen; duelos no elaborados que no le permitieron elaborar y superar como la pérdida de la propia identidad; el modo de aferrarse a lo perdido; carencia de red de apoyo familiar o social, no poder armar nuevos lazos; su mundo psíquico y sus redes neuronales se van achatando, con creatividad escasa o nula; tendencia a descargar en el cuerpo lo que no se puede poner en palabras (aparecen patologías orgánicas comunes para la edad); empobrecimiento imaginario-simbólico y emocional (no aceptarán en un grupo propuestas de jugar o representar personajes, lo vivirán como una amenaza de destabilización). La identidad frágilmente sostenida se derrumbará      ante la pérdida de esos sostenes: jubilación, viudez, independencia de los hijos, cambios en la imagen. Tendrá dificultades para: ser flexible, estar dispuesto a los cambios, ser reflexivo, poner las angustias en palabras (realizar un diálogo interior y sostener un diálogo con el otro), autocuestionarse (sin llegar a atacar la propia autoestima), relativizar (no culpar a los otros de los propios males), replantearse una identidad unívoca, mecanismos de desmentida (de eso no se habla), acceder a soñar, fantasear, imaginar, jugar, desear, reírse de si mimo; estos se consideran factores protectores; para crearse hay que no creerse.

Respecto a la propia vejez, desde joven reflexionar anticipadamente, incluir a la vejez dentro de los ideales a alcanzar, aceptar replantearse el rol, la imagen, la función actual y elaborar gradualmente las marcas del envejecer. El intercambio con personas mayores, su imagen actuará como espejo anticipado del propio envejecimiento.

Respecto a las características del envejecer: cuestionar prejuicios propios y ajenos, adaptarse a la disminución del rendimiento, tener en cuenta limitaciones y enlentecimientos, hacerse cargo del autocuidado en la salud y la enfermedad, mantenerse autoválido a pesar de las patologías, aceptar elementos protéticos, poder compensar pérdidas con ganancias,asentar la autoestima en el presente y no en el pasado, recordar de manera reminiscente y no nostálgico, aceptar la imagen nueva de si mismo y poseer un proyecto diario(organizar la vida alrededor de cierta rutina). De ser viejo nadie se salva.

Respecto a los vínculos intergeneracionales: ubicarse como un eslabón más de la cadena, contribuir en la continuidad  entre generaciones (mentor y guía), reconocer las diferencias para no repetir modelos anteriores de padres y abuelos), construir un camino propio.

Respecto a la finitud: incorporarla, ocuparse de vivir sabiendo que la muerte es una posibilidad siempre presente, vivir hasta y no hacia la muerte, desarrollar el sentido de trascendencia (que todo lo que hayamos hecho tomará sentido y continuará vivo en el recuerdo de quienes tomarán la posta.

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