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Ensayo Indignación


Enviado por   •  17 de Septiembre de 2015  •  Ensayo  •  1.293 Palabras (6 Páginas)  •  528 Visitas

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Asignatura:

Responsabilidad Social

Psicología, IV semestre, Grupo No 2

Título del trabajo Derechos de Autor

Ensayo Crítico

Presentación de experiencias de movilización social en el marco de la ciudadanía crítica y activa

Presenta Grupo C.

Erika García Ariza ID: 000404349

Luis Carlos Sepúlveda ID: 000398785

Luis Alejandro Carreño Rodríguez ID: 000393155

Docente

Lic. Luz Mary Herrera Beltrán

Colombia_ Ciudad Bucaramanga.              Septiembre, 11 de 2015

ENSAYO
Ejercicio Crítico de la ciudadanía

Título

En Colombia nos indignamos de todo y de todos pero no hacemos nada para cambiar la realidad.

Introducción

 

Este ensayo evoca un sentimiento, una indignación, pero sobre todo una reflexión crítica de lo que consideramos está mal y lo que hacemos mal.

 Nuestra hermosa Colombia está dormida y ante esta situación, no consideramos todo lo que está ocurriendo, y reflexionando de forma individual, en el entorno local, municipal, departamental, y sobre todo en el país, nos podemos dar cuenta que a diario observamos cantidades de injusticias y sentimientos de dolor, indignación por violación de derechos individuales y colectivos y ante esto resistimos y lo más triste es que nos acostumbramos a una realidad; aun estilo de vida continuo que no favorece a nadie ni  representa nada positivo.

Elaboración de la Tesis (idea central del texto que puede confirmar, refutar o proponer)

 

Colombia aun no sale del tercermundismo y básicamente no es ni problema de la economía, sino porque nos falta, pero la pregunta es  ¿Qué nos falta?., y si damos respuesta a esta interrogante podríamos decir que tenemos tantos temas para hacerlo que la discusión será larga…

Estamos tan marcados por ser el país que vive a diario con la  “doble moral” suponiendo que estamos cansados de la violencia, la corrupción, de que nos etiqueten con la cocaína, la prostitución etc., no podemos dejar pasar la narconovela de las ocho  en el prime time de la televisión ; y en vez de reflexionar y hacer memoria de todos estos sucesos que en una época bañaron con sangre y lágrimas de inocentes el país, tristemente nos vanagloriamos por esas historias e inculcamos incluso a nuestros hijos para que vean ese reflejo y aun sin saberlo, que lo aprendan, los enseñamos a caminar entre calles inundadas de niños con hambre, sin abrigo, pasando trabajos y los convertimos en seres conformistas con la injusticia, con la desigualdad, con la pobreza.

En una sociedad donde se aferran cada vez más a los principios del mínimo esfuerzo y del propio beneficio, donde todo lo diferente a lo que conocemos lo desechamos sin reparo, y ante la promesa de cambios, preferimos cerrar los ojos por miedo a dejar tal cual lo que ya sabemos, que aunque no funcione para todos o del todo bien, hemos aprendido a sobrellevarlo y algunas veces a sacar ventaja; pero para que culpar a otros por lo que pasa, si no reconocemos que somos seres humanos libres y hacemos parte de una sociedad democrática que poco a poco nos manipula y esto se da al elegir los mismos gobernantes, con las mismas falsas promesas, por el mismo plato de sancocho y la cerveza del domingo, aun sabiendo que nuestros “servidores públicos” son todo menos servidores y quienes están para protegernos y velar por nuestra seguridad, solo despiertan temor, y ante cualquier muestra de inconformidad, usan la fuerza contra el pueblo; un pueblo trabajador que agoniza y como puede sobrevive.

 

Maravillados con las reglas y normas impuestas en otros países y felices de cumplirlas en ellos, pero incapaces de tener el mismo sentimiento por lo nuestro.

“Vamos creciendo y vamos madurando o vamos creciendo y vamos conformándonos”, a renunciar a nuestros sueños, a nuestras aspiraciones, y tomando cada día decisiones menos riesgosas que nos permitan mantenernos al margen de los conflictos, o de los intereses que no son nuestros o creemos que no nos afecta; buscamos estabilidad, dormimos y olvidamos e inconscientemente esperamos lo mismo de quienes nos rodean, acostumbrándonos a la idea de que hay que estudiar lo que más de plata, dejando de lado lo que nos apasiona, hacer las cosas por salir del paso, porque igual me van a pagar lo mismo. Es triste observar nuestra realidad y darnos cuenta que nuestra sociedad nunca va a cambiar si no empezamos por nosotros mismos, convenciéndonos que el cambio está en cada uno, en lo que hacemos y en cómo lo hacemos y que el bien común siempre representara una ganancia mucho más grande y gratificante.

Líneas argumentales (es el desarrollo de la tesis sustentada en los autores referidos).

 

En Colombia es normal, que una persona diga que está indignado por algo y es que la palabra “indignado” significa estar muy enfadado o disgustado por algo que se considera injusto, ofensivo o perjudicial. Y es por esto que son más los indignados que los creen que todo está bien, pero hay quienes se indignan porque una reina de belleza no contesto bien una pregunta,  o porque muchos creen que vivimos “en otro mundo”, y a decir verdad es que a veces sí parecemos de “otro mundo”.  En este país es más fácil indignarse por un partido de fútbol que por unas elecciones presidenciales. Un voto vendido se queda pendejo ante un auto-gol, y así por el estilo, en Colombia se subvaloran algunos hechos y se sobrevaloran otros (Hurtado, 2015); pero se debe reconocer que hay personas que aunque no afianza su postura ante políticas sistemáticas, creen que al estar indignado, nos ayuda a romper el miedo que nos consume ante la realidad. “Las sociedades se gestionan en base al miedo, la emoción humana más importante. Solo se supera con la indignación, que permite ir más allá del temor a que te pase algo” (Castells, 2015).

Ante todas las razones que se plantean, para sentirnos realmente indignados, hoy por hoy pueden parecer menos claras o a veces solo pensamos que el mundo es complejo, y nos hacemos preguntas como ¿Quién controla todo, quien decide?, y estos debido a que todas las corrientes políticas que nos gobiernan; se no es difícil distinguirlas (Hessel, 2010); y es que en Colombia la política dejo ser ese constructo social, para convertirse en un monopolio en donde los que tienen dinero, hacen más dinero, y es por esto que está en nosotros ejercer un cambio y alzar la voz en son de protesta pacífica, para que nuestra indignación, pese al miedo sea solo un escalón más en la superación de los errores que se han cometido al ser indiferentes ante una realidad que se quebranta día a día en frente de nuestro ojos.

Conclusiones.

 

En Colombia se debe reaccionar ante todos estos atropellos, para despertar de este sueño sin sentido y empezar vincularnos a participar para la mejora del día a día de las personas que directamente o indirectamente tenemos a nuestro alrededor, siendo sensibles ante un cambio considerable en nuestra sociedad, y esto no es cuestión de cuan inteligentes somos para solucionar los problemas que nos aquejan, sino de sentir el deseo de cambiar nuestra actual realidad participando desde nuestro entorno y asociándonos a grupos de ayuda sin ánimo de lucro en pro de los demás. Tenemos que dejar un sello de humanización con todas las personas con las que no relacionemos, aprovechando elementos como el deseo de cambio y la voluntariedad para ser cada día de Colombia el país que tanto soñamos.

Referencias

Hurtado, M. (2015, 13 de mayo). Indignación a la Colombiana. Las 2 orillas. Recuperado el 11 de septiembre de 2015 de  http://www.las2orillas.co/indignacion-la-colombiana/

Castells, M. (2015, 17 de julio). El miedo se supera con la indignación. Revista u.  Recuperado el 11 de septiembre de 2015 de   http://cultura.elpais.com/cultura/2015/07/16/actualidad/1437068564_933007.html

Hessel, S. (2010). Indignez – vous. Francia: Indigéne èditions

[Unicauca Pública]. (2015, 25 de septiembre). ¿A ti que te indigna? [Archivo de video]. Disponible en  https://www.youtube.com/watch?v=S2Ob4DwMWzw

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