FETICHISMO (1927)
Enviado por Damián Diaz • 20 de Noviembre de 2016 • Apuntes • 2.414 Palabras (10 Páginas) • 299 Visitas
FETICHISMO (1927)
En la clínica, el fetiche desempeña un papel de descubrimiento subsidiario. Las personas no recurren al análisis por el fetiche, porque no lo sienten como un síntoma que les cause padecimiento. La mayoría de las veces están contentos con él y alaban las facilidades que le brinda en su vida amorosa.
El fetiche es un sustituto del pene, pero no de un pene cualquiera, sino de un “pene” muy particular, que tuvo gran significatividad en la temprana infancia. Normalmente, ese pene tendría que haber sido resignado, pero justamente el fetiche está destinado a preservarlo de su sepultamiento. El fetiche es entonces el sustituto del falo de la mujer (de la madre) en cuya posesión el varoncito ha creído y que no quiere resignar.
Cuando el niño se da por enterado de la diferencia anatómica entre sexos, se rehúsa a su propia percepción. Porque si la mujer está castrada, su propia posesión de pene corre peligro y en contra de ello se rebela la porción de narcisismo con que la naturaleza ha dotado precisamente a ese órgano.
Ante la angustia de castración aparece la represión que separa la representación del afecto.
El destino de la representación es la desmentida. Se niega y se desmiente lo percibido. El niño salva y conserva para sí la creencia de falo en la mujer. La conserva pero también la resigna. Y en este conflicto surge una formación de compromiso: el fetiche.
El fetiche permite que la mujer siga teniendo pene, pero no el pene de la fase fálica sino un sustituto del mismo. Hay un desplazamiento del pene a un sustituto (el objeto de fetichista). El sustituto conserva el valor fálico del pene.
El fetiche perdura como el signo del triunfo sobre la amenaza de castración y de la protección contra ella y le ahorra al fetichista el devenir homosexual, en tanto presta a la mujer aquel atributo por el cual se vuelve soportable como objeto sexual.
En la instauración del fetiche aparece la suspensión de un proceso, semejante a la detención del recuerdo en la amnesia traumática. El fetiche retiene la última impresión anterior a la traumática. Entonces, el pie o el zapato -o una parte de ellos- deben su preferencia como fetiches a la circunstancia de que la curiosidad del varoncito fisgoneó los genitales femeninos desde abajo, desde las piernas. Pieles y terciopelo fijan la visión del vello púbico, a la que habría debido seguir la ansiada visión del miembro femenino. La ropa interior, que tan a menudo se escoge como fetiche, detiene el momento del desvestirse, el último en que todavía se pudo considerar fálica a la mujer.
Pero para Freud, el fetiche tiene aún otro interés teórico. Dice que a partir de un camino especulativo dio con que la diferencia esencial entre neurosis y psicosis reside en que en la neurosis el yo sofoca, al servicio de la realidad, un fragmento del ello, mientras que en la psicosis se deja arrastrar por el ello para desprenderse de un fragmento de la realidad.
Pero dice Freud que luego, tras el análisis de dos jóvenes se lamentó avanzar tanto. En estos casos averiguó que ambos no se habían dado por enterados, en su segundo y su décimo año de vida, respectivamente, de la muerte de su padre; la habían “escotomizado”... a pesar de lo cual ninguno había desarrollado una psicosis. El yo había desmentido un fragmento sustantivo de la realidad, como hace el yo del fetichista con la castración de la mujer. Dentro de la vida anímica de aquellos jóvenes, una corriente no había reconocido la muerte del padre; pero otra se había percatado de ese hecho: coexistían así, la actitud acorde al deseo y la acorde a la realidad. En uno de los dos casos, esa escisión pasó a ser la base de una neurosis obsesiva de mediana gravedad; en todas las situaciones de su vida el joven oscilaba entre dos premisas: una, que el padre seguía con vida y estorbaba su actividad, y la otra, que tenía derecho a considerarse el heredero del padre fallecido.
EL FETICHISMO (Pilar)
Se va a centrar el texto en el desarrollo del mecanismo de la desmentida. Y de cómo el fetiche va a venir a reforzar este mecanismo. Entonces Freud se pregunta ante que situaciones o acontecimientos, el yo aplica este mecanismo de la desmentida.
La primera vez que un sujeto aplica este mecanismo es frente a la castración, frente a la noticia de la diferencia sexual anatómica.
Vamos a hablar de la sexualidad infantil, específicamente de la fase fálica, que implica la práctica onanista y las fantasías incestuosas. Y esto tiene su desarrollo hasta que el niño se confronta con la diferencia sexual anatómica. Frente a este conflicto vamos a tener tres salidas posibles:
- La heterosexualidad: es lo que habitualmente estudiamos en relación a la formación de la neurosis. El niño es amenazado con la castración pero esto se resignifica cuando se confronta con la diferencia sexual anatómica y esto lo obliga a tomar una decisión entre conservar ese objeto de amor incestuoso o abandonar ese objeto para preservar su falo. En el caso de la heterosexualidad lo que ocurre es esa situación de abandonar el objeto incestuoso y conservar su falo. Eso implica que se produce por primera vez el mecanismo de la represión y se ingresa en el periodo de latencia. Después, en el segundo despertar sexual, con el refuerzo de las pulsiones sexuales producto del desarrollo de la adolescencia, hay un redespertar de las pulsiones y una reactualización de lo edípico.
- La homosexualidad: lo que el sujeto no quiere es abandonar al objeto incestuoso. En el caso del hombre, no quiere abandonar a la madre y entonces lo que se produce es el mecanismo de la identificación. Como no quiere resignar al objeto madre, se produce una identificación y es la forma de conservar al objeto. Entonces, conserva al objeto identificándose y va a buscar como objeto de amor a alguien como él, porque como él está identificado con la madre, busca a alguien que lo reemplace a él en esa relación edípica. Entonces, se conserva el objeto incestuoso y se hace una elección de objeto homosexual. Si elige a alguien del mismo se evita confrontar con la diferencia sexual anatómica.
Y en el caso de la homosexualidad femenina, frente a esa confrontación con la diferencia sexual anatómica, lo que se produce es un reforzamiento del complejo de masculinidad, en donde la mujer vuelve a ese primer tiempo de la etapa fálica, en donde el clítoris tiene el mismo valor que el pene. Y se produce una identificación con el padre, que es el portador del falo, o con la madre fálica, que es la madre antes de perder el falo, que es una fantasía de la niña y también de los niños, propia de esa teoría de la universalidad del pene.
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