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Generacion pastilla


Enviado por   •  20 de Diciembre de 2016  •  Documentos de Investigación  •  1.713 Palabras (7 Páginas)  •  324 Visitas

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Generación Pastilla

Comienza relatando la vida de Tadeo un niño con ADD  (Trastorno por déficit de atención) desde los 5 años toma metlfenidato( Ritalina).La madre menciona “ desde que recibe la medicación es otro nene, tiene buenas notas y es buen alumno”

A los 10 años Tadeo es uno de los 25000 mil argentinos que con el comienzo de clases vuelven al régimen farmacológico para rendir apropiadamente en la escuela.

Antes Tadeo era distinto menciona la madre, saltaba, se trepaba a las sillas, sillones, mesas, mesadas, a los 3 años se quebró un brazo y más tarde el tabique nasal.

A los 5 años la maestra le dijo “tu hijo no pasa a primer grado, no presta atención, no se queda quieto”, ante esta noticia, tras hablar con psicopedagogos, psicólogos, y neurólogos a Tadeo le diagnosticaron Trastorno de déficit de Atención con hiperactividad de tipo combinado desafiante opositor. Esto es un chico demasiado inquieto, que decía demasiada veces “no”.

Si ella quería tener tener un hijo normal, debía seguir un tratamiento con cuatro especialistas y 2 cajas de pastillas al mes, así fue empezó primer grado con neurolingüística, psicopedagoga y psicóloga una vez por semana, maestra particular 2 veces por semana, neurólogo una vez al mes, y 2 pastillas y media de ritalina por día. Cinco años después solo mantiene el neurólogo, la maestra particular y la medicación.

Por  ultimo la madre resalta los boletines muestran el buen rendimiento cuando toma sus pastillas.

Bajo presión

Según el periódico americano de medicina, en la escuela se estaba empezando a incluir la diagnosis de TDHD y a difundir el metilfenidato como la sustancia tratante de ese trastorno.

Esto hizo que en el 2007 se organizara en la argentina un simposio internacional llamado “niños desatentos e hiperactivos. La patologizacion de la infancia”, en ese encuentro 1500 especialistas provenientes del área de salud, advirtieron sobre la extrema facilidad con que se medicaba a los niños, y elaboraron un documento que luego fue enviado a los ministerios de la salud y educación de la Nación.

También puede incidir la escuela en la que va, una maestra desbordada quizás necesite tener chicos tranquilos a cualquier costo. Las maestras se encuentran con niños que han sido estimulados con todo tipo de medios electrónicos, para quienes todo debe configurarse rápidamente como “entretenimiento”. Y lo cierto es que el aprendizaje tiene una condición: en relación con otras actividades, es poco” entretenido”. Entonces los chicos desertan y los maestros se encuentran frustrados porque no encuentran la manera de captar la atención de los alumnos.

El saber de los adultos no esta jerarquizado como en otras épocas.En los 70 fue un boon la serie Papá lo sabe todo

¿Un chico con TDAH puede llegar a ser, en síntesis, un nene que simplemente se aburre en la escuela?
Hoy, el padre más mediático es Homero Simpson. Entonces, si el chico no presta atención no es porque haya un “déficit”: es porque no le importa escuchar a un puñado de adultos cuyo saber él no tiene jerarquizado. En segundo lugar, décadas atrás la atención de un niño no era algo tan importante en el ámbito educativo, porque la educación no era tan interactiva como ahora. Y en tercer lugar está el factor de la temporalidad: hoy, en relación a épocas anteriores, las cosas tienen un recambio mucho más rápido y la paciencia se acaba pronto.

–Se acaba pronto no sólo para los niños, sino también, parece, para los docentes.

Si el objetivo es el éxito, ¿por qué a muchos padres parece aliviarlos el saber que su hijo tiene TDAH?
–Porque pensar que tu hijo tiene problemas porque hay una serie de neurotransmisores alterados es un alivio enorme frente a la angustia de familias y escuelas desbordadas que tal vez deban replantearse cosas. El problema es que muchas veces una medicación puede enmascarar síntomas
que responden a patologías más graves.

¿La medicación nunca es válida?
–Nunca sola. Y siempre teniendo en cuenta que ningún medicamento enseña nada. Pero si los síntomas son graves, es necesario tranquilizar un poco al chico para que al menos se encuentre en condiciones de jugar y pueda existir un abordaje terapéutico. Pero ese medicamento no tiene por
qué ser metilfenidato. Ese no es un medicamento inocuo.

El secreto

A Lucas lo apodaban el loco, Esteban el padre, con los comentarios de los compañeros de su hijo, sumado a que no tenia un buen desempeño en el colegio derivaron en una entrevista con el gabinete pedagógico.

Un neurólogo diagnosticaron ADD sin Hipercactividad pero con desconcentración y propuso el tratamiento usual: psicóloga, psicopadagoga y fármacos.

Tiempo después el colegio sugirió que buscaran un colegio adecuado poara lucas. Lucas ya no era “el raro”. Y ese, en realidad, fue el problema. “Nuestro hijo nos reprochó en la cara haberlo mandado, según él, a un colegio de chicos ‘diferentes’ –cuenta Esteban por mail, el único medio que acepta para una entrevista–. Lucas se propuso corregir su conducta y estudiar, pero a la vez no hacer ningún amigo. Esto último era la devolución y el castigo para nosotros, por haberlo
cambiado de escuela. Empezó a destacarse por su conducta y avanzó muy bien en sus estudios, pero no hizo en dos años ni un amigo. Hasta que el colegio cerró cuando terminó 6º grado. Hoy ni recuerda esta etapa”. Como Lucas había avanzado en su rendimiento escolar y su conducta, los padres decidieron anotarlo en una prestigiosa escuela privada. Pero durante la entrevista de admisión, una profesional hizo preguntas: “Lucas, ¿tenés problemas de algún tipo? ¿Tomás alguna medicación?” “Sí”, fue la respuesta. Lucas no entró. Por eso, luego de este episodio, sus padres tuvieron con Lucas una charla de bruta honestidad.
–En las próximas entrevistas, y ante toda la gente en general –le dijeron–, no tenés que mencionar el tema de las pastillas. Así entró sin problemas a un colegio de la zona, donde terminó la primaria con brillante conducta y notas perfectas.
Hoy, Lucas cursa allí la secundaria, pasó a segundo año con un promedio alto, tiene su grupo de amigos y –dicen sus padres– volvió a ser feliz. La medicación es un secreto de familia. Un silencio para siempre.
 ¿Y no se puede pensar que no tenga el trastorno?
–Es que no puedo adjudicar lo que le pasa a nada mejor. Para dar el diagnóstico de un chiquito desatento yo necesito, por lo menos, seis síntomas. ¿Pero qué pasa si tiene cinco? ¿Qué hago? ¿No le hago el diagnóstico? ¿Hay algo que me explique mejor los síntomas del niño? No.

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