La Cooperación Internacional para el Desarrollo en el tratamiento de mujeres víctimas de violencia de género en comunidades minero-pesqueras de Moa, Cuba
Enviado por yfrometa • 14 de Noviembre de 2015 • Reseña • 4.775 Palabras (20 Páginas) • 316 Visitas
Tema: La Cooperación Internacional para el Desarrollo en el tratamiento de mujeres víctimas de violencia de género en comunidades minero-pesqueras de Moa, Cuba.
Breve introducción.
Desde los tiempos más antiguos la mujer ha sido víctima de la desigualdad de género, una de cuyas expresiones más notables lo constituye la violencia. Este, es un fenómeno de las sociedades humanas con una larga historia de existencia. Sin embargo, solo en la década del ´60 del siglo XX fue que comenzó a ocupar un espacio dentro de las ciencias, especialmente las sociales, a raíz del impacto del Feminismo como movimiento político, social y filosófico que cuestionó las bases de la propia sociedad, así como el surgimiento de los Estudios de Género a la par de este movimiento internacional.
Hasta el presente, el desarrollo teórico y metodológico del problema de la violencia contra las mujeres ha avanzado con pasos pausados en relación con otras áreas de investigación. La mayoría de las veces el problema se reduce a las numerosas cifras estadísticas de violencia en todo el orbe y algunas explicaciones socio-psicológicas sobre víctimas y victimarios; pero no en todos los casos ha implicado un verdadero cuestionamiento a las estructuras sociales que legitiman, desde el patriarcado ancestral, relaciones desiguales y autoritarias entre hombres y mujeres, a favor siempre del dominio masculino.
Para una mejor comprensión de este problema social, es necesario tener en cuenta lo que se conoce como violencia de género, dígase que es “ejercicio de la violencia que refleja la asimetría existente en las relaciones de poder entre varones y mujeres, y que perpetúa la subordinación y desvalorización de lo femenino frente a lo masculino” (PANOS, 1998).
A modo de evidenciar el estado de este tipo de violencia a nivel mundial, en América Latina y el Caribe, pueden identificarse datos estadísticos internacionales muy reveladores informados por SEMLac, con relación a la violencia de género en el año 2013. En Argentina --de enero a septiembre se reportan 209 víctimas. El 64 % de los casos fueron cometidos por parejas o ex parejas; 70,5 % de las mujeres tenían entre 19 y 50 años. A la vez el 5,3 % de los agresores pertenecían o pertenecieron a fuerzas de seguridad (policía), mientras 293 hijas e hijos quedaron sin madre y cerca del 70 % son menores de 18 años. En cuanto a femicidios vinculados, se registraron 293 víctimas. El 56 % de los femicidios de este año se produjeron en el hogar y desde el 2008 hasta 2012, seis de cada 10 fueron cometidos en el hogar compartido, o el hogar donde la mujer había intentado construir una nueva vida.
En México, los índices de violencia crecen cada día más. Tres mujeres fueron asesinadas y torturadas el 15 de noviembre de 2013, en el municipio de Fresnillo, Zacatecas, en el norte de México: dos cuerpos fueron colgados en un puente peatonal de esa ciudad y la tercera cayó en medio de un enfrentamiento entre policías y criminales. Cada día en este país se pierde la vida de tres mujeres en la vía pública, como consecuencia de la impunidad y una violencia generalizada e irrefrenable. Las autoridades reconocieron que la violencia contra las mujeres creció 400 % en los últimos cinco años en los estados del noreste del país, en particular en el estado de Chihuahua, donde se ubica Ciudad Juárez (Lovera, 2013).
Las cifras oficiales del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) señalan que 43,5 % de los más de 2.000 homicidios femeninos sucede en la vía pública, mientras que la cifra del feminicidio en pareja es de 24,8 %, un cambio radical entre 2005 y la fecha. En 2005 la investigación de la Cámara de Diputados reportó que 60 % de esos crímenes ocurría dentro del hogar. Duplicándose cada vez más la violencia contra la mujer, en los últimos 10 años fueron asesinadas 38.000 mujeres
Un estudio reciente de la Cámara de Diputados habla de 16.000 violaciones sexuales al año. El 46,1 % de las mujeres de 15 años y más ha sufrido algún incidente de violencia por parte de su pareja; a 42,4 % las han humillado, encerrado, amenazado con botarlas de casa, quitarles a sus hijos o matarlas; a 24,5 % les han prohibido trabajar o estudiar, o les han quitado dinero o bienes. El 13,5 % ha sido golpeada, amarrada, pateada o agredida con alguna arma por su pareja y a 7,3 % se les ha obligado a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad (SEMLac, 2013).
Cuba, aunque es diferente a la situación de esos otros países, no está exenta de mostrar datos que dejan ver el fenómeno de la violencia. Varias especialistas e investigadores se han acercado al problema mediante distintas disciplinas, posturas teóricas e instituciones culturales, sociales y académicas, desde que en la pasada década del noventa se empezó a visibilizar el fenómeno a partir del ámbito académico. "Hay varios sesgos en las investigaciones sociológicas cubanas que, desde la confusión conceptual, operan indistintamente con violencia de género, violencia doméstica, intrafamiliar y contra las mujeres", ha señalado (Hernández, 2013), profesora asistente del Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa. "Esos conceptos tienen una relación teórica y metodológica, pero no son exactamente lo mismo", advirtió la académica durante el panel "La violencia no es invisible, lo que la sostiene sí".
Se han presentado dificultades en el abordaje del fenómeno, que no puede olvidar determinantes como las cuestiones relativas al género, por un lado, y las del contexto geográfico particular, por otro, atendiendo a las dinámicas propias de las comunidades donde se insertan las mujeres que la padecen. Las publicaciones de las investigaciones en materia de violencia de género, describen fundamentalmente al fenómeno en las capitales provinciales, lugar donde generalmente se produce. "Eso no puede dar una idea de la diversidad que adquiere el fenómeno a nivel nacional, atendiendo a otros elementos socio culturales específicos, económicos y geográficos de los contextos a lo largo del país, como por ejemplo los rurales, costeros o mineros". Otro aspecto que obstaculiza la adecuada atención al problema y sus víctimas es la falta de conocimientos y preparación del personal de la salud y del sector jurídico que recibe las denuncias y trata directamente con el problema.
En este sentido, en Moa el problema de la violencia contra las mujeres posee una visibilidad incuestionable. En un espacio geográfico con características tan peculiares, resulta fundamental recuperar el estudio del problema. Moa es un municipio minero, montañoso y costero. Ello guarda relación con las prácticas de violencia contra las mujeres en la relación de pareja. Las características socio-estructurales y las prácticas culturales de Moa como un todo, y las de cada uno de sus subespacios –espacios geográficos internos del espacio geográfico general moense, que se consideran subdivisiones por su tamaño físico-territorial y con características socioestructurales y culturales específicos -, juegan un papel fundamental en esa violencia, en la medida en que construyen mentalidades que se reproducen y legitiman constantemente.
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