La familia. la emancipacion

LA FAMILIA

La adolescencia es el tiempo durante en el cual los jóvenes se separan de su familia de origen para formar una nueva. La familia tipo moderna es una invención reciente que se remonta al siglo XIX, al proceso de industrialización que puso fin a la familia patriarcal y suscito la formación de la diada madre-hijo. En esta relación diaria se tejen lazos profundos que pueden marcar al individuo para toda su existencia.

La emancipación de la familia

Para convertirse en adulto el adolescente debe volver a fundamentar su personalidad sobre una base de autonomía. Los ritmos y los modos de este proceso de separación no son claros puesto que no están programados por la sociedad. Hay familias en las que el proceso para la autonomía de los jóvenes está programado y se realiza sin grandes dificultades. Es normal que los lazos de subordinación a los padres sean sustituidos por la satelización en torno en torno a otras personas o grupos a los que el adolescente se apega con lazos emotivos menos intensos. El proceso de emancipación es tanto más difícil y esta erizado de dificultades, tanto por parte de los adolescentes como de los padres. El adolescente siente la necesidad de autonomía. Pero a las vez la de protección y seguridad.

¿Cómo se realiza la emancipación?

El niño obra de modo más independiente y responsable paradójicamente porque depende de sus padres que le animan a obrar de forma más madura. Pero esto es solo posible después de una serie de transformaciones biológicas y mentales que le confieren la capacidad de obrar como un adulto. La MADURACION DE LA PERSONALIDA DEPENDE TAMBIEN DEL desarrollo de una de las capacidades personales que permiten el ejercicio de la personalidad. La madurez de la independencia se caracteriza también por la capacidad: de sufrir frustraciones sin que sufre daño a nivel aspiración; proponerse objetivos realistas e intentar alcanzarlos. El adolescente se emancipa de sus padres haciendo actos de autonomía que faciliten el alejamiento interior y puedan inducir a los adultos a respetar su libertad.

Incomunicabilidad y conflictos entre los padres y adolescentes

Las dificultades en las relaciones entre padres y adolescentes se manifiestan en particular en la incomunicabilidad recíproca y en los conflictos. Más raros todavía solo los casos en los que la confidencia afecta la intimidad de los padres. Cuando los malestares y conflictos aparecen en la historia de un adolescente no depende de que este joven este atravesando un cierto periodo de su crecimiento, sino más bien de la naturaleza de su historia pasada y del tipo de familia en que ha sido educado. A veces los padres acusan explícitamente al adolescente de ser la causa de la discordia cuando la familia vive problemas. Las soluciones de los conflictos entre padres y adolescentes favorecen la reestructuración de las relaciones familiares en un plano de una mayor paridad. En otros, puede suscitar en el adolescente sentimiento de culpabilidad y de ansiedad que provocan una regresión y el abandono de los esfuerzos por hacerse autónomo. La hostilidad de los padres puede fácilmente ser desviada hacia otras personas porque choca con muchos obstáculos.

La violencia

Después de la policía y el ejército, es probablemente el grupo social más violento. Los actos de violencia son más evidentes en los medios pobres. Hay pues padres que utilizan la violencia física para reprimir los deseos de independencia de sus hijos o para resolver los problemas que se suscitan. Cuando la violencia empieza desde la infancia y manifiestan un rechazo total del hijo, este no crea los lazos de independencia y de afecto con sus padres, con todas las consecuencias negativas que tal situación implica. Los adolescentes maltratados viven esta experiencia como una manifestación del odio de sus padres hacia ellos. Estas experiencias provocan odio hacia los padres. Hijas empalizadas por su padre pueden odiar a todos los hombres y tener dificultades insuperables en sus relaciones con muchachos. Una experiencia particular de la violencia es el incesto. Este no siempre es vivido como violencia y no tiene necesariamente consecuencias negativas. La ley del silencio que oculta estos hechos, el recurrir más frecuentemente a la violencia psíquica.

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