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La función del velo


Enviado por   •  4 de Abril de 2016  •  Trabajo  •  2.054 Palabras (9 Páginas)  •  830 Visitas

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Relatoría

La función del velo.

Laura Daniela Villada Rodríguez

Noviembre, 2015

Universidad Católica de Pereira

Facultad de Ciencias Humanas, Sociales y de la Educación

Programa de Psicología

Esta relatoría tiene como propósito abordar y comprender  la función del velo en la perversión como estructura clínica, cuya tesis principal se fundamenta en  puntualizar  con claridad la diferencia existente entre la represión y la desmentida por medio de la identificación en el velo, que fue en ocasiones confundida por otros autores desde sus inicios en los escritos de Freud.

En la clase 9 del seminario 4, Lacan (1957) empieza por puntualizar que lo que  Freud  dice en el fetichismo en relación a lo que representa el fetiche refiriéndose al pene, no se trata de un pene porque sí, sino que es uno diferente. “es el sustituto del falo de la mujer (de la madre) en que el varoncito ha creído y al que no quiere renunciar” (Freud, 1927, pág. 148) es entonces “un falo simbólico que por su naturaleza se presenta en el intercambio como ausencia” (Lacan, 1957, pág 154), de aquí que lo que se busqué en el objeto para amar sea ese más allá, es decir, lo que falta; por ello continua refiriendo Lacan que el fetiche es un  punto muy pequeño y de mucho cuidado en el cual se puede evidenciar la diferencia entre la desmentida y los demás mecanismos.

En cuanto al objeto fetiche o más bien símbolo, el fetichista lo que quiere velar con su fetiche es la falta, aquello que lo obliga a desmentir, y en esa desmentida lo que se reconoce más allá es esa misma falta, ¿Qué es lo que realmente hay detrás de ese fetiche?, es pues donde el velo termina revelando eso que falta, mostrando en sí mismo mucho más la propia falta.  “En efecto todo lo que se puede trasmitir en el intercambio simbólico es siempre algo que es tanto ausencia como presencia” (pág, 154),  Ese objeto que puede representar tanto ausencia como presencia será en tanto puedo otorgarlo y quitarlo un objeto simbólico.

Por otro lado, “Se establece a través de este objeto un ciclo estructural de amenazas imaginarias limitadas por la dirección y el empleo del falo real.”(pág, 155)  en la salida del Edipo, el niño sufre esta amenaza de castración, la cual, en la medida en que el falo es simbólico puede tener sentido, ya que si bien la amenaza está dirigida en el plano real, sobre lo que recae es el plano simbólico en cuanto a que representa algo valioso para este niño.  Siguiendo por esta misma línea, el niño hace la diferenciación simbólica de los sexos en tanto puede  representar si el falo está o no está. La niña por otro lado

No tiene este falo es decir también porque lo tiene en el plano simbólico, porque entra en la dialéctica simbólica de tener o no tener el falo, así es como entra en esa relación ordenada y simbolizada que es la diferenciación de los sexos (Lacan, 1957, pág. 155)

Ahora bien la niña representando que el niño lo tiene puede participar de él, simbólicamente. Después de estas puntualizaciones respecto al caso del niño y la niña Lacan (1957) a través de este recorrido retoma la puntualización inicial en la cual Freud hace alusión al fetiche como el representante del falo como ausente; es decir lo que sucede en el plano de lo imaginario no es lo que debe tenerse en cuenta aquí, porque entonces allí todas las niñas como privadas del falo deberían ser fetichistas y es excesivamente raro en ellas.

Cuando se mencionó anteriormente al fetiche como símbolo se llega al punto crucial en el cual se puede determinar casi que, el fetiche es al perverso como el síntoma es al neurótico pero como no estamos en el campo de la neurosis se debe precisar esta distinción que parece no diferenciarse. “Lo que se ama en el objeto de amor es algo que está más allá. Este algo no es nada, sin lugar a dudas, sino que tiene la propiedad de estar ahí simbólicamente” (Lacan, 1957, pág. 157) es decir, el símbolo representa la ausencia, el fetiche por su parte, es un símbolo porque está en el lugar de la nada.

En este momento Lacan dilucida la situación fundamental del amor, introduciendo el velo.

Lo que se encuentra más allá como falta tiende a realizarse como imagen. Sobre el velo se dibuja la imagen. (…) la cortina cobra su valor, su ser y su consistencia precisamente porque sobre ella se proyecta y se imagina la ausencia (Pág. 157)

Lo anterior no se trata de una imagen que se dibuja tal cual en el velo, es lo que el sujeto se imagina que se proyecta en ese objeto, es decir,  una vez se coloca la cortina, el sujeto se permite  imaginarse que ahí hay algo, por eso por medio del fetiche el sujeto puede hacerse a la imagen de que por medio de éste puede representarse el falo que fue desmentido en el momento del splitting del ego en donde la castración de la madre fue tanto afirmada como negada, obviamente a nivel inconsciente.

Por tanto ante tal horror a la castración el niño hace una edificación que guardará como trofeo de no haber aceptado dicha castración, Freud (1927) puntúa “No sería exhaustivo destacar que venera al fetiche: en muchos casos lo trata de una manera que evidentemente equivale a una figuración de la castración.” (pág, 151)  el trofeo en tanto simbólico puede representar para el sujeto fetichista, tener lo que otros sujetos se empeñan en conseguir.

De acuerdo al texto en la estructura perversa “sobre el velo puede imaginarse, es decir instaurarse como captura imaginaria y lugar del deseo, la relación con un más allá, fundamental en la relación simbólica.”(Lacan, 1957, pág. 1597) es entonces donde se puede entender que el fetichismo se da a nivel imaginario sobre un objeto simbólico, en relación a un más allá, la ausencia y en esa medida este sujeto tiene su deseo resuelto. ¿Cómo se da entonces la instauración del fetiche?, Freud (1927) lo significa en su obra el fetichismo diciendo:  

En la instauración del fetiche parece serlo, más bien, la suspensión de un proceso, semejante a la detención del recuerdo en la amnesia traumática. También en aquella el interés se detiene como a mitad de camino; acaso se retenga como fetiche la última impresión anterior a la traumática (pág. 150)

Lo anterior suscita que la imagen proyectada en el punto de la castración no es el determinante para comprender la diferencia entre la represión  y la desmentida, puesto que en las dos, dicha imagen marca un nuevo punto de continuidad en la historia; es el hecho de que en la represión continua siendo cadena, pero cadena simbólica en el sentido de ocultar algo de ella. Por otro lado en la rememoración de la historia del perverso la imagen  al detenerse, continúa su movimiento de manera metonímica, en forma velada.

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