La personalidad y la educación

La personalidad y la educación

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uchos en la vida nos hemos formulado preguntas que  resultan incluso más difíciles de responder que un examen de matemáticas.

Cuestiones como: ¿Quién soy?, ¿Cómo soy?, e incluso a veces ¿Quién realmente soy? Nos han llevado a desesperarnos al no saber qué contestar. La realidad es que todos parecemos estar completamente seguros de lo que somos hasta que aparecen las interrogantes, al igual manera que cuando nos piden escribir sobre nosotros mismos.

Los humanos como seres sociales tendemos a adquirir conductas de acuerdo a lo dictado por la sociedad y los medios de comunicación. Seguimos patrones estéticos que van ligados a los estereotipos que observamos cotidianamente. Todo ello influye en la formación de un elemento esencial para responder las demandas planteadas en el segundo párrafo: La personalidad.

Las palabras que José Bermúdez Moreno utiliza para establecer el concepto de la personalidad son las siguientes: “La personalidad hace referencia a la forma de pensar, percibir o sentir de un individuo, que constituye su auténtica identidad, y que está integrada por elementos de carácter más estable (rasgos) y elementos cognitivos, motivacionales y afectivos más vinculados con la situación y las influencias socioculturales, y por tanto, más cambiables y adaptables a las peculiares características del entorno, que determinan, en una continua interrelación e interdependencia, la conducta del individuo, tanto lo que podemos observar desde fuera (conducta manifiesta), como los nuevos productos cognitivos, motivacionales o afectivos (conducta privada o interna), que entrarán en juego en la determinación de la conducta futura (cambios en expectativas, metas, estrategias, valoración de situaciones, etc.).” Citado en “Psicología de la personalidad” (PP.34). Creo que la definición anterior deja en claro lo escrito con anticipación. Todas las experiencias que vivimos, los mensajes que acatamos, nuestra relación con los demás, los cimientos impuestos en el hogar, y muchos factores más constituyen nuestra personalidad. Cada quien tiene una sola forma de razonar, de expresarse, de relacionarse y de desenvolverse. Yo opino que las emociones, la conducta, las reacciones y el temperamento de cada ente son nenúfares flotando en el río de la personalidad, ya que van fluyendo respecto al tipo de corriente que tenga.

Para comprender el lazo entre la personalidad y la educación, es necesario conocer la referencia de este nuevo concepto, así lo haremos basándonos en lo que dice Gustavo Bermúdez: “Es la acción, o conjunto de acciones destinadas a desarrollar sus capacidades intelectuales en una o varias áreas del conocimiento” Citado en: “¿Qué es educación?” (PP.3), de una forma menos compleja traducimos que es un proceso de aprendizaje mediante el cual obtenemos conocimientos, valores, capacidades y competencias que nos permitirán formarnos como personas.

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