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Los 4 Conceptos Fundamentales de la Clínica Psicoanalítica


Enviado por   •  5 de Abril de 2017  •  Apuntes  •  8.711 Palabras (35 Páginas)  •  232 Visitas

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Los 4 Conceptos Fundamentales de la Clínica Psicoanalítica

     Antes de hablar de los conceptos fundamentales para el psicoanálisis, es importante entender cómo esta disciplina concibe al sujeto. Desde la perspectiva psicoanalítica, al momento de nacer en este mundo, el ser humano surge como un simple organismo, pero a partir del momento en que es tomado por el lenguaje, éste será capaz de significarse, es decir, de adquirir identificaciones que den sentido a su existencia y le otorguen un "ser", así como un modo subjetivo de vincularse con el mundo; en este punto, el individuo pasa de ser un organismo a ser un sujeto. Cabe destacar que el origen de estos elementos significantes se encuentra en la interpretación simbólica que el sujeto hace acerca de lo que el Otro demanda de él, ante lo cual responde apropiándose de dichas identificaciones. Es importante destacar que, estas identificaciones o significantes provendrán del contexto familiar, de la cultura (que pueden cumplir la función de Otro), pero que además, en un primer momento, existirá una identificación originaria en torno a la cual girará el resto.

     Sin embargo, Lacan plantea que el lenguaje es insuficiente para nombrar y responder completamente a la pregunta "¿quién eres?". La naturaleza del ser humano se caracteriza por una "falta en ser", lo que significa que por más identificaciones que el sujeto construya, siempre existirá un vacío central en la estructura psíquica (que  este  autor  denomina  hiancia) imposible de colmar y además imposible de nombrar. Por esto, para el psicoanálisis, el sujeto se representa con el signo $, que significa sujeto dividido, dividido entre lo que el lenguaje puede simbolizar de él y el vacío irrepresentable que también lo caracteriza.

     Entendiendo esto, es posible realizar un breve recorrido a través de los 4 conceptos fundamentales para la clínica psicoanalítica.

El Inconsciente

     Desde la visión expuesta por Lacan (1964) en su seminario 11, el  inconsciente  (concepto freudiano distinto de lo no-consciente) es entendido como los efectos que ejerce la palabra en el sujeto. Tal y como se mencionó al inicio, la palabra tiene un efecto constitutivo en el sujeto, lo constituye a partir de elementos simbólicos, pero que a su vez muestran un vacío que no fue posible de simbolizar.

     En este punto, el inconsciente surge como un  fenómeno o proceso dinámico que opera en torno al vacío central característico de todo sujeto; cuando el inconsciente opera, abre el encuentro con este vacío a través del lapsus, de los sueños, inclusive a través del chiste, como lo sostenía Freud, a través ese tropiezo en el discurso donde el sujeto no se reconoce en lo que se dice.

     Sin embargo, así como lo muestra, también opera para velarlo, puesto que este vacío es algo de lo que el sujeto no quiere saber. En consecuencia, el inconsciente actúa recubriendo esta experiencia de vacío, produciendo constantemente identificaciones que intenten nombrarlo y darle un sentido; así, se crea la ficción de que no existe tal vacío imposible de colmar, sino que existe una falta de algo específico que, en caso de estar, podría colmarlo. El vacío es sustituido por el nombre de la falta. Por esto, Lacan afirma que el inconsciente está estructurado como un lenguaje.  La actividad  inconsciente  se  moviliza  como un  intento de nombrar dicho vacío y dar más consistencia, más estructura a la experiencia de ser que llamamos personalidad.

     Se pueden apreciar entonces dos dimensiones del inconsciente: Una que abre el vacío, funcionando como fenómeno manifestado en la discontinuidad del discurso, en la falla, y otra que lo cierra, intentando darle sentido a través de la estructura de lenguaje.

La Repetición

     Habiendo esbozado la noción de lo que es el inconsciente, es posible entender cómo aparece la repetición en la experiencia analítica. Primeramente, Lacan refiere que la repetición aparece como algo distinto del recuerdo. La diferencia radica en que recordar es simplemente traer al presente algo que ya sucedió, mientras que la repetición sucede como algo que ocurre en el instante, y que se muestra en acto como lo nuevo que surge a partir de algo que ya ocurrió. Por eso, al hablar de repetición, entendemos que es imposible repetir completamente aquel acontecimiento sucedido.    

     ¿Qué se repite? Las identificaciones que permiten crear un sentido en torno al encuentro con aquello que no fue simbolizado en el acontecimiento traumático primario (el cual, al mismo tiempo, abre una experiencia de goce como modo de satisfacción paradójica), es decir, se repiten los caminos simbólicos que el sujeto trazó en torno a eso que quería evitar.

     Sin embargo, entre todas las identificaciones, existe un significante original que toca y representa algo de la experiencia de goce (al menos parcialmente), pero que al mismo tiempo es fallido porque no lograr nombrar el goce por completo. Lacan dice que es esto lo que condiciona la repetición. Por tanto,, la repetición implica el eterno retorno de los significantes a los cuales el sujeto se identifica frente al otro, siempre de manera diferente, pero también. se verán implicadas las condiciones de amor que el sujeto coloca en quien toma como objeto de deseo (y que nunca termina alcanzando, porque el encuentro con esto siempre es fallido).

     Tomemos un ejemplo para explicar esto: un hombre llamado Héctor cuenta su amor por María, cuenta su amor por Ana y que dejó a María por Ana, y luego cuenta su amor por Esther. Si bien cada historia es diferente, lo que aparece es que las tres presentan el mismo rasgo: Las tres son mujeres de las que nunca está seguro de si le son fieles, y esa duda es determinante en su condición de amor. En este ejemplo, se sabe como antecedente que la madre de Héctor se ocupa de otro hombre y no de él, el sujeto repite la identificación de “hombre celoso” frente a un otro que es infiel, porque algo en eso se satisface (Miller, p.27)

     Lacan (1964) decía que "persuadiendo al otro de que tiene lo que puede complementarnos, nos aseguramos precisamente de seguir ignorando que nos falta" (p.139), por lo que las condiciones de amor presentes en la repetición funcionan como velo para negar la falta original, la imposibilidad de nombrarse por completo, de la que el sujeto no quiere saber. Sin embargo, en este proceso, a pesar de no poder simbolizar al propio goce por completo, siempre se escapa un modo de satisfacción, aunque sea una satisfacción ruinosa.

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