PARADOJA MALDITA
Enviado por Elena Del Villar • 17 de Junio de 2017 • Ensayo • 3.681 Palabras (15 Páginas) • 179 Visitas
PARADOJA MALDITA
Quisiera señalar un elemento que trajo a luz Freud en sus escritos sociales cuando aborda las manifestaciones culturales y sociales tanto de civilizaciones antiguas como de las modernas. En esos escritos más que ser una visión o una impresión de lo cultural, son una interpretación, un examen e incluso un cuestionamiento de lo que llamamos civilización y cultura. Y es que en la mirada Freudiana a diferencia de las propuestas filosóficas, económicas, políticas y pedagógicas no encontramos y no cabe la posibilidad de la visión de un proyecto social, “Así, se me va el ánimo de presentarme ante mis prójimos como un profeta, y me someto a su reproche de que no sé aportarles ningún consuelo-pues eso es lo que en el fondo piden todos, el revolucionario más cerril con no menor pasión que el más cabal beato”[1]. Ya que si algo marca el contenido de estos escritos sociales es una desilusión. En estos textos más que proponernos soluciones para los conflictos sociales, promesas o ilusiones que podamos adquirir para una mejor convivencia humana, en lo que nos insiste en su discurso es en una desilusión, en un desengaño de que el humano logre ser un ser social pacífico y amigable. Desilusión que se la encara hasta al mismo Einstein cuando este con todas y sus buenas intenciones le pregunta a Freud sobre una posible manera de prevenir la guerra desde el terreno de lo psíquico, “Saludo a usted cordialmente, y le pido me disculpe si mi exposición lo ha desilusionado”[2]. O cuando trata la desilusión que provoca la guerra cuando se pensaba que el desarrollo de una cultura era garantía de una erradicación de toda posibilidad de manifestación violenta, “La guerra, en la que no quisimos creer, ha estallado ahora y trajo consigo... la desilusión”[3]. Y es que la mirada que escucha de Freud pudo ver lo que esta detrás de esas buenas intenciones, de esa posición filantrópica. Pudo ver el egoísmo en el altruismo, la violencia en el derecho y la política, la involución del supuesto progreso cultural, lo salvaje y brutal de una cultura, la ilusión en lo religioso y sobre todo el malestar en la cultura. Lo que trajo a luz la mirada de Freud fue un elemento paradójico en el humano. Elemento insoportable para el logos occidental que se ha mantenido desde una coherencia del pensamiento, y desde la certeza y seguridad de la razón asegurada por la piedad de un Dios bondadoso que piensa y garantiza la existencia del ser pensante. La paradoja humana que revela el descubrimiento Freudiano va a poner bajo sospecha los discursos de porvenir que prometen soluciones a la existencia humana. Uno de esos discursos que tendrán un examen Freudiano será el del comunismo propuesto por Marx. Lo que va a señalar el descubrimiento Freudiano es que el hombre no se conoce del todo, que no es dueño de su existencia, ni de su conciencia y pensamiento. Además que eso que había creado para una persistencia y convivencia en este mundo que se llama cultura termina por volverse contra él generándole un malestar. El Malestar es este el elemento paradójico que desoculta Freud, que es la contradicción humana, la desgarradura original de la existencia. Porque el malestar va ser una cuestión sobre la existencia, que se muestra en el malestar de la cultura, en sus retrocesos, exigencias y renuncias necesarias para su conformación. Es esta paradoja de la acción humana lo que nos manifiesta una contrariedad original que ha estado latente en el hacer humano, y que cuando tiende a su desocultación, arrastra lo que supuestamente estaba establecido. De ese estar estable a un no estar, de un ser a un no ser es lo que se nos muestran como oscuridades que estaban ocultadas y que tornan a una revelación destructiva de lo integrado. Eso que se había creado para un beneficio, termina por volverse en contra y se corrompe, esta es una condición del homunculus violentus que habíamos mencionado en el texto anterior. La cultura se vuelve contra el propio humano. Los productos que se generaron del progreso intelectual en una cultura como la ciencia, la tecnología, que eran las herramientas para una mejor supervivencia y adaptación de la especie humana, demuestran que también pueden ser usadas para su aniquilación. Y es que se había considerado que el hombre había dejado de ser un ser salvaje, violento y egoísta. Se cayo en un convencimiento renacentista de que la razón era el seguro para lo humano y la humanidad. Lo irracional en el humano se descartaba por completo y se dejaba solo para un plano animal, se había ascendido a un nivel divino y la naturaleza humana era una cárcel a la que el hombre tenía que sobreponerse. Sin embargo Freud denuncia la ilusión humana, señalando que lo pasado no desaparece sino que ha quedado conservado ya que es indestructible. Lo que adviene es este pasado primitivo, salvaje y brutal que nunca se sofoco del todo, y que en lo cultural se mostrara en grandes magnitudes, como revoluciones, guerras o movimientos políticos. La potencialidad oculta de una violencia devastadora en el hombre vino a dar una desilusión de la humanidad con las dos guerras mundiales. La cuestión ahora es abordar esta paradoja humana, la que llamamos como paradoja maldita, ya que al ser humano en el sentido que lo vamos a tratar es como el de un ser maldito. Ser maldito como un ser que ha sido maldecido desde un maldecir del Otro que ha visto corrompida su creación y que la maldice. Maldición que es un malestar en el ser humano que se expresa en esto que llamamos cultura. El homunculus violentus como un ser maldito que maldice a la cultura, va ser desde donde haremos el examen de esa paradoja maldita que impregna a toda obra humana, desde el deseo hasta el estado.
Economía Paradójica
Si bien en el discurso de Marx hay una revolución del campo de estudio en el que el universo filosófico estaba, es decir del ideal a la condición existencial, que pone acento en el medio social, económico y político, como elementos que determinan el hacer y estar del ser humano. Lo que me interesa resaltar del discurso marxista es que este hace un señalamiento de una paradoja en el sistema capitalista o burgués, la cual es una paradoja económica, que Marx nota en el desarrollo histórico de la economía europea como una contradicción irresuelta que ha permanecido desde la organización feudal hasta la burguesa, contradicción que se manifiesta en una división de clases, “La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase. Únicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas formas de lucha por otras nuevas...Nuestra época, la época de la burguesía se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose, cada ves más, en dos grandes bandos hostiles, en dos grandes clases, que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado”[4]. Y también en una explotación y monopolio del trabajo, la producción y el capital. Lo que da como efecto una miseria y alineación del humano al convertirse este solo en una mercancía cuyo único valor en el mercado controlado por el burgués es su fuerza de trabajo que logre vender, “En la misma medida en que se desarrolla la burguesía, es decir, el capital, se desarrolla también el proletariado, la clase de los obreros modernos, que no viven sino a condición de encontrar trabajo, y que lo encuentran sólo mientras su trabajo acrecienta el capital. Estos obreros, obligados a venderse al detalle, son una mercancía como cualquier otro artículo del comercio, sujeta, por tanto, a todas las vicisitudes de la competencia, a todas las fluctuaciones del mercado”[5]. A partir de estas contradicciones es en donde Marx encuentra que el sistema capitalista produce un malestar en el obrero, ya que este no satisface en lo requerido la condición existencial del obrero, “la burguesía ya no es capaz de seguir desempeñando el papel de clase dominante de la sociedad ni de imponer a ésta, como ley reguladora, las condiciones de existencia de su clase. No es capaz de dominar, porque no es capaz de asegurar a su esclavo la existencia ni siquiera dentro del marco de la esclavitud...”[6]. Y como vamos a ver posteriormente en Freud esta no satisfacción es el elemento principal para un malestar en la cultura. Es por eso que uno de los principales motivos para la lucha contra la burguesía en el movimiento del proletariado que plantea Marx, inicia desde la propia situación existencial del proletario, “El proletariado pasa por diferentes etapas de desarrollo. Su lucha contra la burguesía comienza con su propia existencia”[7].
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