Problemas Psicosociales durante la adolescencia
Enviado por Mario Recinos Villela • 8 de Septiembre de 2018 • Documentos de Investigación • 2.317 Palabras (10 Páginas) • 257 Visitas
Problemas psicosociales durante la adolescencia
Los síndromes y trastornos depresivos
los síndromes depresivos en niños y adolescentes, en un gran número, no son diagnosticados, en parte porque sus manifestaciones clínicas son distintas a las de los adultos, porque los niños y aún los adolescentes no son capaces de identificar lo que les ocurre como depresión, y finalmente, porque los adultos relevantes en la vida del niño y del joven no pueden creer que a su edad ésta sufra de depresión, y porque admitirlo así les amenaza grandemente, pues lo consideran sinónimo de admitir un fracaso como padres o educadores. (Rodríguez R., 2018).
Es importante, empezar por enfatizar que la depresión en el niño y en el adolescente puede ser una agobiante realidad, que puede alterar el funcionamiento normal del niño a joven en múltiples áreas, desde las somáticas hasta las psicológicas, como la esfera intelectual, pero que el término depresión, no posee el mismo sentido en el adolescente que en el adulto y representa, además, una experiencia diferente según la edad del mismo, lo que viene a complicar a un más el panorama. (Rodríguez R., 2018).
Los trastornos depresivos se caracterizan por tristeza o irritabilidad que es lo bastante grave o persistente para interferir con el funcionamiento o provocar una angustia considerable. El diagnóstico se alcanza por la anamnesis y el examen físico. El tratamiento es con antidepresivos, terapia de apoyo y cognitivo-conductual, o ambos. Los trastornos depresivos en niños y adolescentes incluyen Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo, trastorno depresivo mayor, trastorno depresivo persistente (distimia). (Elia, 2018).
Algunos ejemplos: Estallidos de mal genio recurrentes graves, estallidos de mal genio que sean incompatibles con el nivel de desarrollo, un mal humor irritable presente todos los días durante la mayor parte del día y observado por otros, los estallidos y el estado de ánimo enojado deben ocurrir en 2 de 3 circunstancias (en el hogar o en la escuela, con sus compañeros). Sentirse triste o que otros observen que está triste, apetito escaso o excesivo. (Elia, 2018).
Las conductas suicidas
Cuando hablamos de conducta suicida, nos referimos a todo acto que tenga en algún grado una intencionalidad de morir. Esta se puede manifestar de distintos formas: ideas relacionadas con la muerte, planificar la forma de morir, realizar algún tipo de preparativo o incluso llegar al acto con finalidad suicida. (hsjdbcn, 2017).
El concepto de muerte se empieza a adquirir alrededor de los 8 años de edad, consiguiendo un conocimiento más evolucionado una vez iniciada la adolescencia. Pensar y reflexionar acerca del concepto de la muerte es una conducta normal, a menudo motivada por el fallecimiento de algún familiar, conocido o mascota, o a raíz del propio estudio del ciclo de la vida. Pensar en la propia muerte es a menudo un pensamiento normal, que puede tener cualquier persona ante una situación especialmente dolorosa, difícil de afrontar o para la que no se encuentra salida. (hsjdbcn, 2017).
Hay experiencias que ponen al adolescente en una situación de vulnerabilidad, ya sea por la gravedad de la situación, por su condición de larga duración, o por traer acumuladas una serie de experiencias vitales estresantes o de sufrimiento durante la infancia. Las situaciones pueden ser variadas y varias al mismo tiempo: conflictos relacionales con iguales, problemas de vinculación y de aceptación en grupos de pertenencia, problemas familiares como conflictiva o ruptura familiar, problemas académicos, problemas relacionados con enfermedades orgánicas o mentales, fallecimiento de familiares o personas significativas, etc. (hsjdbcn, 2017).
Ante estas situaciones, los elementos que han sido identificados como protectores para evitar que estos pensamientos de muerte empeoren, y su paso a tener deseos de morir o de acabar con la propia vida, o incluso de realizar algún intento de suicidio son: La buena comunicación familiar La participación en las actividades familiares La vinculación a grupos de pertenencia o a proyectos (aunque estos sean individuales) Y la sensación de ser útil y valorado por las personas significativas, tanto familia como grupos de iguales. (hsjdbcn, 2017).
Los trastornos de la conducta alimentaria
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades psiquiátricas complejas, multicausadas, que afectan principalmente a adolescentes y mujeres jóvenes. El diagnóstico más frecuente durante la adolescencia es el de TCA no especificado, seguido por el de anorexia nerviosa y bulimia nerviosa. Todos estos trastornos comparten síntomas cardinales tales como la preocupación excesiva por la comida, peso y/o figura corporal y el uso de medidas no saludables para controlar o reducir el peso corporal. (López, 2011).
Los TCA muchas veces se acompañan de complicaciones médicas así como psicológicas que potencialmente pueden dejar secuelas irreversibles para el desarrollo del adolescente. Para evitar la cronicidad del trastorno, se recomienda un tratamiento temprano lo cual requiere de un diagnóstico y derivación oportunos a un equipo especializado. (López, 2011).
Debido al constante aumento de los TCA en las últimas décadas y a todas las consideraciones previas, hoy en día resulta importante que los profesionales de la salud no especialistas se familiaricen con la detección precoz y el manejo apropiado de estas patologías. Estos profesionales deben conocer, profundizando en rol clínico que les compete, siempre desde la perspectiva biopsicosocial que estos casos requieren. (clinicalascondes, 2012).
Algunas actitudes que muestran los jóvenes con los trastornos de conducta alimenticia son los siguientes: realiza ejercicio excesivo de forma compulsiva, desaparece luego de comer y se encierra en el baño, miente sobre lo que come y busca excusas para no comer, tiende a ocultar ciertas partes del cuerpo y usa ropa holgada, manifiesta interés creciente en ropa y recuento de calorías de los alimentos, demuestra preocupación persistente por su peso y forma corporal, empieza a aislarse de sus amigos y/o compañero. (Baquero Quevedo , 2018).
La conducta y asunción de riesgo
Las conductas de riesgo son comportamientos que implican un efecto placentero inmediato pero carecen de una valoración de las consecuencias posteriores. Es fundamental comprender qué mecanismos cognitivos guían al adolescente a la asunción de conductas de riesgo. Los procesos cognitivos que se desarrollan ante estas conductas son interpretaciones mayoritariamente erróneas que aparecen de forma espontánea ante diferentes situaciones y que son aceptadas como verdaderas. Estas, a su vez, conducen a desarrollar emociones desagradables que perjudican la salud, las relaciones personales y el bienestar emocional del adolescente. (mensalus, 2018).
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