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Sueños que desvanecen


Enviado por   •  6 de Marzo de 2024  •  Reseña  •  458 Palabras (2 Páginas)  •  36 Visitas

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                                              Sueños que desvanecen

Al cerrar los ojos, producto del cansancio acumulado por la monótona rutina, sintió que se sumergía poco a poco. Más que una sensación de caída, era una suspensión, un cese de todo pensamiento cotidiano. Pensamientos que ahora no sentía como propios, pues en algún punto fueron contaminados, impregnados por esa cacofonía de ruidos de motores, timbres de llamadas, voces de clientes inconformes y videollamadas de juntas. Conforme se hundía en aquel pozo mental, se alejaba más y más de aquel ecosistema artificial de asfalto y prisas.

En algún momento, la oscuridad desapareció, y se sorprendió al ver un suave paisaje bañado por una luz crepuscular. Sintió que sus pies ya no estaban atrapados en aquellos costosos zapatos italianos, y la dura loza de mármol de la oficina de ejecutivos se había transmutado. Ahora podía sentir la humedad del suelo besar sus pies. Entonces escuchó aquel dulce susurro producido por el viento al perfumar el aire con aquel bálsamo natural que roba a los bosques.      Al tomar una bocanada de aquel hábitat de ensueño, sintió que estaba en casa. Pensó que al fin descansaba de aquel periplo que durante años lo condenó a contemplar muros de hormigón y pantallas led.

Decidió explorar aquel lugar de fantasía, pues a donde mirara solo veía árboles despeinados por la brisa, y aves jugueteando en sus ramas. Confundió sus trinos con risas y se preguntó cuántas especies estarían ocultas a su vista, escarbando, trepando y cazando, conformes y agradecidos por lo que el medio ambiente les ofrecía para vivir. Al contemplar tal prodigio, no cuestionó si aquel conjunto de circunstancias y factores físicos y biológicos eran producto de la casualidad o evolución, o si en algún lugar un Dios contemplaba y se alegraba con su obra. Debido al impacto emocional, no sintió la necesidad de buscar una causa. Continuó caminando hasta que llegó a un arroyo donde el agua corría con tal energía y cristalinidad que parecía tener vida.

Al levantar la vista, vio al otro lado del arroyo una vieja cabaña con hermosos jardines y a una mujer que le llamaba. "Voy en un momento, mamá", contestó sin pensar, y todo aquel paisaje empezó a desvanecer. Los árboles, el arroyo, la cabaña y la dulce mujer, todo se disolvió en una tiniebla silenciosa, y poco a poco, los ruidos de bocinas y timbres de teléfonos ganaron fuerza, arrebatándole aquel dulce recuerdo. Ahora solo recordaba una confusa mezcla de imágenes, pero la sensación de paz aún estaba en su pecho. Miró por la ventana en busca de aquellos prodigios que le acompañaron en su niñez, pero solo pudo ver una fría metrópolis de concreto y se preguntó cuanto tiempo le quedaba al planeta y a sus recursos naturales.

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