ANALISIS DE PONTE EN SU LUGAR

La semana pasada escribí sobre la necesidad de tolerarnos. Y me sorprendió no sólo la cantidad de cartas que recibí apoyando mi posición, sino la otra cantidad en las que me dicen desde comeflor hasta ingenua, y que reflejan una posición de franco irrespeto hacia las posiciones de los demás.

El título del artículo de hoy lo tomé del capítulo séptimo de la Ética para Amador del filósofo Fernando Savater, que releí porque quiero insistir en el tema de la tolerancia. ¿Y qué mejor forma de aprehender el concepto de tolerancia que ponernos en el lugar del otro?

Cada vez me convenzo más de que tenemos que ponernos en el lugar del otro. Si lo hiciéramos, entenderíamos el por qué de muchas de sus reacciones, pensamientos y acciones. Aprenderíamos a ser respetuosos de las diferencias, por el simple hecho de que si queremos que se respete nuestra manera de pensar y de ver la vida, tenemos que empezar por respetar las posiciones de los demás. Y hasta descubriríamos, quizás con sorpresa, que coincidimos en muchos aspectos.

Savater habla de Robinson Crusoe, cuando éste encuentra las huellas de Viernes en la playa. Ya no era Robinson solo contra las bestias y los elementos, de los que había sobrevivido “de cualquier modo”. Había allí un ser humano, al que debía enfrentar, pero no “de cualquier modo”, por el mero hecho de que era un ser humano. Concluye Savater que tratar a las personas como personas, consiste en intentar ponerse en su lugar. “La posibilidad de comprenderle desde dentro, de adoptar por un momento su propio punto de vista”. Y el ejemplo de Robinson Crusoe viene como anillo al dedo, porque es imposible pensar en dos seres más distintos que Robinson y Viernes: un europeo del siglo XVII, y un caníbal de los mares del sur.

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