ANÁLISIS DE LA FOBIA DE UN NIÑO DE CINCO AÑOS (CASO «JUANITO») Sigmund Freud
Enviado por murmad • 25 de Julio de 2012 • 36.786 Palabras (148 Páginas) • 1.300 Visitas
ANÁLISIS DE LA FOBIA DE UN NIÑO DE CINCO AÑOS (CASO «JUANITO») [*]
Sigmund Freud
1909
I
INTRODUCCIÓN
LA presente historia clínica de un paciente infantil no constituye en rigor una observación
directa mía. Dirigí, desde luego, en conjunto, el plan del tratamiento e incluso intervine una vez
en él, personalmente, manteniendo una conversación con el infantil sujeto. Pero quien llevó
adelante el tratamiento fué el padre del enfermo, al que debo expresar aquí mi agradecimiento
por haber puesto a mi disposición su anotaciones, autorizándome a publicarlas. Y no fué éste
su único merecimiento. Ninguna otra persona hubiera logrado del pequeño sujeto las
confidencias que luego veremos, ni hubiera poseído tampoco el conocimiento de causa que
permitió al padre interpretar las manifestaciones de su hijo -niño de cinco años- y vencer así las
dificultades de una psicoanálisis en edad tan tierna. Únicamente la unión de la autoridad
paterna y la autoridad médica en una sola persona y la coincidencia del interés familiar con el
interés científico, hicieron posible dar al método analítico un empleo para el cual hubiera sido
inadecuado en otras condiciones.
Pero el valor singular de esta observación estriba en lo siguiente: en su labor de ir
descubriendo por capas sucesivas los productos psíquicos, el médico que trata
psicoanalíticamente a un nervioso adulto llega finalmente a ciertas hipótesis sobre la
sexualidad infantil, en cuyos componentes cree haber hallado las energías impulsoras de todos
los síntomas neuróticos de la vida ulterior. En mis «Tres ensayos sobre una teoría sexual»,
publicados en 1905, hube ya de exponer tales hipótesis, tan singulares para el profano como
irrebatibles para el psicoanalista. Pero también el psicoanalista puede confesarse su deseo de
hallar una prueba más directa y próxima de aquellos principios fundamentales y preguntarse si
no sería posible descubrir en el niño, en toda su fresca vitalidad, aquellos impulsos y deseos
sexuales que con tanto trabajo logramos extraer a la luz en los adultos y de los que afirmamos,
además, que son acervo constitucional común a todos los hombres y sólo intensificados en el
neurótico.
Con tal propósito vengo excitando hace ya tiempo a mis amigos y discípulos a reunir
observaciones sobre la vida sexual infantil. Entre el material que así ha ido llegando a mi
poder, adquirieron pronto importancia preponderante las observaciones relativas a Juanito. Sus
padres, identificados con mis teorías, habían convenido educar a su primer hijo con el
mínimum de coerción estrictamente preciso para mantener las buenas costumbres, y como el
niño fué haciéndose así una criatura despierta, alegre y juiciosa, la tentativa de dejarle
formarse y manifestarse sin intimidarle pudo ser continuada sin temores. En lo que sigue
reproduciré a la letra las anotaciones del padre, absteniéndome, naturalmente, de toda
tentativa de velar, por motivos convencionales, la ingenuidad y la sinceridad del infantil sujeto.
Las primeras observaciones sobre Juanito datan de la época en que no había cumplido aún los
tres años. Manifestaba por entonces, con diversas ocurrencias y preguntas, vivo interés por una
cierta parte de su cuerpo a la que llamaba «la cosita de hacer pipí». Así, una vez dirigió a su
madre la pregunta siguiente:
Juanito: -Oye, mamá, ¿tienes tú también una cosita de hacer pipí?
Mamá: -Naturalmente. ¿Por qué me lo preguntas?
Juanito: -No sé.
Por este mismo tiempo entró una vez en un establo en ocasión en que estaban ordeñando a
una vaca, y observó: «Mira, mamá. De la cosita de la vaca sale leche».
Ya estas primeras observaciones justifican la esperanza de que gran parte de lo que Juanito
nos descubría demostrara ser típico del desarrollo sexual infantil. Ya indicamos en otra ocasión
que no había por qué espantarse al encontrar en una sujeto la representación de la satisfacción
sexual «per os». Esta representación repulsiva tiene un origen inocente, pues se deriva del acto
de mamar del seno materno, derivación en la cual actúa como elemento intermedio de
transición la imagen de la ubre de la vaca, la cual es, por su naturaleza, una mama, y por su
forma y situación, un pene. El descubrimiento de Juanito confirma la última parte de mi
hipótesis.
El interés de Juanito por la cosita de hacer pipí no es exclusivamente teórico. Como era de
esperar, le incitaba también a tocamientos del miembro. Teniendo tres años y medio le
sorprendió su madre con la mano en el pene, le amenazó: «Si haces eso llamaré al doctor A…
para que te corte la cosita, y entonces, ¿con qué vas a hacer pipí?»
Juanito: -Con el «popó».
Juanito responde aún sin consciencia de culpabilidad, pero adquiere en esta ocasión el
«complejo de castración», cuya existencia nos vemos forzados a deducir en tantos análisis de
sujetos neuróticos, a pesar de la tenaz resistencia que los enfermos oponen a reconocerla.
Sobre la importancia de este elemento de la historia infantil habría mucho que decir. El
«complejo de castración» ha dejado en el mito (y no sólo en el griego) huellas evidentes. Ya en
mi «Interpretación de los sueños» y en otros varios trabajos he tratado más o menos
detenidamente este tema.
Aproximadamente en la misma época (a los tres años y medio), llevado un día ante la jaula de
los leones, en Schönbrunn, Juanito exclama alborozado: «¡Les he visto la cosita a los leones!»
Los animales deben gran parte de la significación que han alcanzado en fábulas y mitos a la
naturalidad con la que muestran a las criaturas humanas, penetradas de ávida curiosidad, sus
órganos genitales y sus funciones sexuales. La indudable curiosidad sexual de Juanito hace de
él un pequeño investigador permitiéndole descubrimientos conceptuales exactos.
Un día, a los tres años y nueve meses, ve desaguar la caldera de una locomotora y dice: «Mira,
la locomotora está haciendo pipí. ¿Dónde tiene la cosita?»
Y después de una pausa, añade pensativo: «Un perro y un caballo tienen una cosita; una mesa
y un sillón, no».
...