Actividades Psicoterapeuticas
Enviado por abs2020 • 5 de Marzo de 2015 • 10.601 Palabras (43 Páginas) • 181 Visitas
Esta investigación presenta la mirada psicoanalítica respecto a la psicoterapia que utiliza el arte como facilitador del proceso psicoterapéutico. Este tipo de intervención psicológica ha sido beneficiosa y curativa en el tratamiento de diferentes psicopatologías, pues permite la recuperación de diferentes funciones neuropsicológicas que están disminuidas y bloqueadas. De la misma forma facilita y enriquece el proceso psicoterapéutico.
El trabajo de Freud ha inspirado a muchos psicólogos y psicoanalistas a utilizar el arte en el proceso psicoterapéutico. Los descubrimientos de Freud acerca del arte y los artistas son publicados con un intervalo de diez años. En 1913, en Curso Abreviado de Psicoanálisis, dice:
Sobre los problemas que conciernen al propósito del arte y los artistas, verlos psicoanalíticamente permite aclaraciones satisfactorias; otros aspectos se escapan completamente, pero si permite encontrar las impresiones de la infancia y del destino de los artistas de un lado, y de otro, sus obras como reacciones a sus estimulaciones, y el objeto más atrayente, el examen analítico (Freud, 1913, p. 1864-1865).
En 1923 Freud aclara que: "El psicoanálisis en un principio no fue sino un método terapéutico", y agrega:
Yo no quisiera que el interés se fije exclusivamente sobre esta utilización, sino también sobre las verdades que encierra nuestra ciencia, sobre las conclusiones a las que ella nos permite llegar, acerca de lo que toca al hombre más de cerca, su propio ser. En fin sobre las relaciones que esta ciencia descubre, las más variadas formas de la actividad humana. Las investigaciones del psicoanálisis dan luz reveladora en los dominios de la mitología, la ciencia, la literatura y la psicología de los artistas. Los mitos y los cuentos de hadas pueden ser interpretados como los sueños. Caminos contundentes llevan al impulso y al deseo inconsciente en la realización de una obra de arte. La ciencia provee el desencadenamiento del mundo (Freud, como se cita en Kofman, 1970, p. 9).
El arte como proceso de transformación
El arte posee el privilegio singular de poner al desnudo la parte activa y la eficacia, de lo que pasa en los seres humanos, tiende al placer, al deseo, y al goce, y es al goce no necesariamente del placer sino también al goce del dolor, de la identificación con el autor, sea en el teatro, la literatura, la pintura, la danza o la música. Este hecho es simplemente porque el arte es sensación y sentimiento, identificación y catarsis, simbolismo y expresión, y posee muchos aspectos más que trataremos en este escrito. Arte para proyectar, evacuar, cristalizar, para estar mejor, para re-encontrarse y por qué no para curarse.
En la práctica de psicoterapia grupal con arte, las identificaciones de los participantes dan la sensación de diferencias, pero también de identificaciones y asociaciones similares en el sentido profundo de la psiquis colectiva que lleva a ver y pensar, en el planteamiento de Freud, acerca del inconsciente colectivo, cuando dice: "la vida consciente del espíritu se nos muestra muy limitada al lado de la inconsciente. El analítico más sutil, o el más penetrante observador no llega nunca a descubrir sino una mínima parte de los móviles que lo guían" (Freud, 1981, pp. 2063-2064). Es así como la expresión pictórica en una sesión de psicoterapia de grupo desencadena asociaciones e insights que permiten ser poderosamente significativos para el grupo por la identificación inconsciente y pre-consciente de procesos similares y marcados por las etapas del desarrollo picosexual, comunes a los seres humanos, y que afloran en esa colectividad psíquica. La prueba innegable de la pintura, sea del artista o del paciente, es que ambas obras llevan en sus rasgos de color, forma y contenido un mensaje, para sí mismo y para el espectador.
El arte en general tiene implicaciones terapéuticas para todas las expresiones artísticas. Jean Florance, psicoanalista que trabaja el teatro terapéutico en Lovaina, dice:
Yo pongo pues al teatro en una posición de enseñanza. ¿Qué tiene que enseñarnos? ¿Qué, en la realidad de nuestra propia práctica? ¿Qué materia manejamos cuando somos analistas o cuando somos psicoterapeutas e invitamos a las personas a utilizar la mediación de la expresión escénica y de la interpretación dramática del arte en general para ayudarles a estar mejor, a re-encontrarse, por qué no a curarse? (Florance, 1992, p. 10).
Parecería que su pensamiento hace unísono con el planteamiento de los postulados de Freud respecto al arte, como depositario de los procesos inconscientes. Esta investigación se propone mostrar a diferentes disciplinas de la salud mental los beneficios de la psicoterapia dinámica que involucra arte.
La expresión artística del enfermo mental
Durante mucho tiempo el interés y la curiosidad de los psiquiatras se inclinó sobre las obras espontáneas de los enfermos crónicos en hospitales para enfermos mentales. Más tarde se tomaron en consideración las obras de artistas que presentaron durante su vida una enfermedad mental. Se debatieron los problemas del poder creador de la locura, su repercusión sobre las posibilidades artísticas y la desaparición de su obra o su transformación bajo la influencia del estado psicopatológico. Se publicaron múltiples patografías sobre grandes artistas y también otros que no lo eran tanto. En los últimos años, gracias a la creación de la psicoterapia de arte y de talleres de arte en los hospitales psiquiátricos, se recoge sistemáticamente un gran número de documentos que permiten identificar distintas expresiones de la locura que se pueden relacionar e interpretar por medio del psicoanálisis.
El discurso psiquiátrico, el discurso dinámico y el discurso artístico se interesan y trabajan en diferentes ámbitos. Sin embargo, nos llevan a pensar en la unidad de razón y emoción que trabajan estas disciplinas. El artista parte de lo imaginario, de lo simbólico, de lo inconsciente; este imaginario en muchas ocasiones es doloroso, pasa de lo sensorial a lo racional, este quehacer dentro de la civilización se transforma de acuerdo a los períodos en los cuales se ha realizado.
El gesto es el vehículo de lo inconsciente del ser humano, movido por un deseo inmediato y por una sensibilidad indeterminada. El gesto es una tendencia, es la manifestación de un estado primitivo del ser, estado de manifestación y desorden que no tiene en cuenta el mundo exterior. En el inicio de un trazo hay un gesto, es la forma simbólica de una experiencia imaginaria que no tiene sujeto ni objeto (Joulia, 1993, p. 611).
Ese
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