Adaptacion De La Pareja

La adaptación sexual de la pareja

Cegados por el romanticismo que impregna muchas novelas y películas, algunos llegan a creer en el mito de la pareja sin problemas sexuales. Lo real es que las parejas precisan tiempo para adaptarse y aprender a ser compañeros sexuales. El proceso toma lugar en un periodo que va de dos a tres años.

Para que las personas logren una mayor compenetración sexual, precisan aspectos superiores al mero funcionamiento de sus órganos genitales o de su respuesta sensual.

Factores como la amistad, el clima emocional, la intimidad y el compromiso son esenciales para el buen desarrollo de la pareja.

Cuando un varón y una mujer se casan, comienza un proceso de ajuste. De allí la importancia de evitar situaciones que entorpezcan la adaptación; por ejemplo, vivir con otros familiares. La pareja debe empezar viviendo solos. Una de las razones es que la intimidad y el desarrollo de la vida sexual necesitan espontaneidad y un ambiente en el que la pareja se sienta libre. Difícilmente se logra esto cuando hay otras personas.

Por otro lado, cuando se traen hijos a una relación en la que la pareja aún no termina de adaptarse, el proceso es entorpecido. La presencia de otro ser humano obliga a la pareja a concentrarse en el hijo y a detener su propia adaptación. Casarse y encargar hijos enseguida no es buena idea. Una pareja tendrá una mejor adaptación sexual si se elimina el temor al embarazo.

Una vida plena depende de tres factores:

a) Conocimientos sexuales adecuados, no influenciados por mitos o ideas distorsionadas.

b) Conciencia de la identidad sexual personal.

c) Capacidad de conexión con otras personas, empezando por la pareja (Conrad y Milburn, 2002)

El juego sexual

La sola palabra ‘‘juego’’ a algunas personas le resulta chocante. Es tan serio el tema para muchas mentes que la idea de jugar les produce rechazo. Pero, ese es el centro del asunto. Cuanto más grave vemos la sexualidad, menos posibilidades tendremos de gozar con plenitud de algo que no se inventó para vivirlo con tristeza, sino con alegría y gozo.

Se llama juego proverbio al momento en que las parejas se acarician y exploran sus cuerpos antes del coito. Tiene una función psicológica y física. Ayuda a que la pareja se relaje y enfrente la relación con una actitud más desinhibida. Además, prepara los órganos genitales de tal manera que puedan experimentar la relación sexual con más satisfacción.

Se necesita creatividad y capacidad de goce sensual. Cuando las parejas se ´privan de este momento de la relación, entonces, desarrollan disfunciones, siendo la ausencia del juego previo un indicador de que algo no está bien.

Explorar el cuerpo del ser amado, tocarlo y acariciarlo, examinarlo hasta en sus más recónditos lugares, no sólo es un ejercicio pleno de sensaciones, sino también ayuda a que la pareja posea un condimento exquisito en la relación sexual.

Para que el juego sexual tenga sentido y realmente resulte, la pareja debe estar cómoda, no sólo físicamente sino también emocionalmente. La seguridad emocional provee el ambiente para que exista mayor compromiso y entrega a la hora de vivir ese momento de pasión y sensualidad.

¿Cuánto tiempo para “la previa”?

No hay límite de tiempo para el juego previo. Si no existe juego previo, lo más probable es que no estarán los órganos sexuales en condiciones de experimentar el acto sexual, especialmente de la mujer, que necesita irrigación de sus órganos genitales para que de esa manera el coito sea placentero y no doloroso.

El Lenguaje como condicionante

El lenguaje es uno de los grandes condicionantes de la sexualidad. Las palabras determinan nuestra actitud hacia el cuerpo y las funciones que este realiza.

Es muy común que las parejas, a poco andar de su desarrollo comiencen a tratarse de manera cariñosa con expresiones como “mamá” o “papá”. Pero, para una sexualidad sana, eso no es correcto. No hacemos el amor con el papá o la mamá, a menos que haya desviación sexual. Cuando usamos estas expresiones en el interior de la pareja, se produce una reacción equivocada. Psicológicamente, se ven afectados para actuar como amantes desinhibidos o como adultos que buscan conscientemente un encuentro sensual y prodigar a su pareja el máximo de placer. En este caso, el lenguaje es una valla.

Intimidad

Cuando los componentes están en una relación de pareja, no importa la edad, ni el envejecimiento físico no otros factores. Pueden mantener una unión férreo y, con seguridad, la vida sexual se vuelve gratificante para ambos.

La sexualidad sin intimidad es mera atracción física que termina hundiéndose en la rutina y en la falta de estímulo.

Componentes para la intimidad

1. Selección: Las personas se elijen mutuamente. Es la base de la intimidad. No se puede imponer. Los individuos deben hacer concesiones que impliquen compartir detalles de sus vidas.

2. Mutualidad: Al elegirse mutuamente, se establece una relación paritaria. Implica entender que la relación es un puente de ida y vuelta. La intimidad debe ser mutua. No puede haber uno que otorgue más que el otro. Eso condena la relación a fracaso.

3. Reciprocidad: Cuando se actúa de manera recíproca, cada uno confía, comprende y se entrega de la misma forma. Logran compartir sus sentimientos sin ser juzgados ni amenazados.

4. Confiabilidad: En un contexto de reciprocidad, se llega a una relación confiable; un vínculo en el que la pareja no teme ser como es, se desnuda

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