Adolecentes
Enviado por lettylasso • 13 de Abril de 2013 • 1.272 Palabras (6 Páginas) • 255 Visitas
¿Qué caracteriza la adolescencia?
El cambio y, en medio de éste, la búsqueda de la identidad, de lo que nos hace únicos, distintos. Durante la adolescencia, el desarrollo físico, cognoscitivo, social y emocional alcanza niveles muy importantes y, sobre todo, ritmos dramáticos. ¿Cómo se integrará dentro de una nueva y especial manera de ver el mundo de sentir las cosas? La sexualidad, una carrera, el desmarque con respecto de los padres, la política. Encontrar respuestas significa ensayar, por decirlo de alguna manera, la libertad, generalmente con errores, traspiés, en medio de críticas y recelos frente a las generaciones anteriores, al mismo tiempo que inseguridad con respecto de las propias habilidades para arribar a esquemas propios. Tarea difícil, tanto para los adolescentes como para sus padres, que, de alguna manera, son padres adolescentes al mismo tiempo que de adolescentes.
¿Por qué se dice que es una etapa conflictiva, especialmente en las relaciones entre padres e hijos?
Dijimos que la adolescencia es un periodo de cambios y todo cambio exige adaptación. La adaptación es un proceso que conlleva ajustes y, por ende, genera algo de estrés, escenario que de por sí es propicio para los conflictos. Ahora bien, el adolescente esta en la búsqueda de la identidad propia
y es aquí donde se encuentra con una serie de sentimientos ambivalentes. Busca dejar ser hijito de… pero, al mismo tiempo, se da cuenta de cuan dependiente es, realmente, de sus padres. Esta misma ambivalencia la experimentan los padres. Se muestran indecisos entre esperar a que sus hijos sean independientes, y esperar mantenerlos dependientes. No resulta fácil dejar ir. Como resultado de esa indecisión, terminan enviando mensajes dobles, dicen una cosa y comunican justamente lo opuesto con sus acciones. De esto se dan cuenta los chicos, que están atentos a lo que los adultos hacen o dejan de hacer.
Por otro lado, cabe resaltar que los disgustos menores son más frecuentes que los mayores. Se dan, generalmente, por temas como tareas, amigos, horas de llegada, hermanos, tareas domesticas, ruido y aseo. Justamente es alrededor de esos conflictos controlados en los que padres e hijos pueden aprender a negociar y los beneficios de la independencia. Es importante, además, señalar, que el conflicto crece al comienzo de la adolescencia, se estabiliza en la mitad y disminuye después de los 18.
Entonces, ¿podríamos decir que el conflicto es necesario y debe ser considerado como normal durante esta etapa?
El conflicto es parte de todas las relaciones humanas, especialmente en un periodo de transición. Las discusiones o conflictos no tienen porque ser vistos siempre como negativos,
ayudan a intercambiar ideas, conocer puntos de vista diferentes, sentimientos, reacciones, etc. La mayoría de familias manejan esos conflictos sin mayor problema. Los conflictos, digamos, más serios y no resueltos, generalmente son sobre problemas que surgieron en etapas previas.
¿El adolescente prefiere estar en grupo, con sus amigos, antes que con sus padres?
Así es, el adolescente se siente más cómodo compartiendo con otros que experimentan cambios similares. Con ellos puede probar, dar a conocer sus ideas con menos temor al ridículo o rechazo. El grupo de iguales, en este caso, es una fuente de afecto, simpatía y entendimiento; crea un espacio para experimentar y se convierte en una especie de respaldo para el logro de la autonomía e independencia de los padres. Por esto no debe sorprender que prefieran pasar la mayor parte del tiempo con los amigos y fuera de casa.
¿Qué podrían hacer los padres para mejorar la comunicación con sus hijos durante esta etapa?
En primer lugar, tomarlos en serio, escucharlos y no minimizar sus posiciones y problemas. En segundo lugar no tomar las cosas personalmente, como si la cosa fuera contra los padres, es decir, contra esos padres en particular. En tercer lugar, hacer muestra de correa, sentido del humor, capacidad para asimilar críticas, reconocer errores. Finalmente, saber hacer respetar los principios que rigen
para los padres, no porque lo son, sino por que son aquellos que ellos mismos pudieron definir
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