Adolescencia" Desde Diferentes Perspectivas Teóricas Psic. Roberto Elegarte
Enviado por marypoppinsid • 29 de Octubre de 2013 • 1.179 Palabras (5 Páginas) • 522 Visitas
Partimos de la base que la noción de adolescencia es multívoca y poco estable. Forma parte de nuestro universo simbólico compartiendo los ámbitos de la sociología, la antropología, la medicina, la filosofía, etc. La psicología se ha ocupado de la adolescencia en términos descriptivos. Se la describe como un tiempo tormentoso, de cambio, como edad intermedia entre la niñez y la adultez. El psicoanálisis va mas allá de lo empírico intentando dar cuenta de los procesos psíquicos inconcientes en juego. Y a partir de aquí la noción de adolescencia pasa a ser una interrogante, cuestionada y discutida.
Adolescente es el que crece. Adolescencia implica entonces hacerse grande, estar en crecimiento, lo cual ha llevado a considerar la adolescencia como la etapa previa a la adultez, cuestión que plantea dificultades para el psicoanálisis, ya que resulta complicado caracterizar nociones como crecimiento, madurez o adultez.
Freud no habla de adolescencia, sino de pubertad, pensable como un salto, una irrupción que descontinúa los tiempos de la infancia. Pero a su vez la infancia no desaparece nunca, no caduca y la pubertad no es superable sino en la mayor de los casos tramitable. La edad adulta pasa a ser un mito, junto con los ideales de estabilidad y equilibrio. Metamorfosis de la pubertad es la manera freudiana de nombrar los efectos del segundo despertar sexual, de la acometida en dos tiempos de la pulsión sexual. Entonces la adolescencia como movimiento, transición, pasaje de una posición a otra. El sistema identificatorio colapsa, habrá que buscar nuevos modelos indentificatorios. En otras palabras, asistimos a una desestabilidad del montaje imaginario y simbólico por la emergencia de lo real biológico, en tal sentido son momentos de vacilación fantasmática, de caída de un soporte, cuestión que nos lleva a pasar en la angustia y sus trincheras.
Nuevo fin sexual: la aptitud para el coito y la función reproductora se tornan posibles, lo cual implica el proceso de hallazgo (reencuentro) de objeto. Momento crucial de resignificación de la dramática edifica que pone en primer plano la función paterna. Tiempos de elección que presume la asunción de una posición sexuada, la aceptación o rechazo del propio sexo. Los ritos de iniciación escenifican este pasaje entre el niño y el hombre, entre la vida y la muerte, entre el paraíso materno y el infierno sexual. Las madres quedan llorando la muerte simbólica del niño, se hallan en duelo. Los hombres en cambio organizan y participan de la ceremonia ritual propiamente dicha que implica una serie de actos, sonidos. Palabras y marcas en el cuerpo.
Cuando una cultura no ofrece ritos reglados, los púberes los crean, los inventan, construyendo sus propios ritos en el grupo de pares. Construyen entonces hitos fundamentales para inventar inscribir subjetivamente las mutaciones de la pubertad. La iniciación, al promover la interrogación de la puesta en escena de lo imposible del encuentro sexual, permite construir un mito propio, una novela ante lo irrepresentable, ante los enigmas de la sexualidad. El tal sentido, solo el mito ha de cerrar el rito, al menos provisoriamente. Estos cambios, este pasaje no es sin dolor. Son mecanismos de duda incertidumbre, extrañeza, angustia, inquietud. Aquí podemos ubicar el trabajo pionero de Arminda Aberasturi acerca del inevitable pasaje por lo que ella denomina el triple duelo, por el cuerpo, la identidad y los padres infantiles.
Octave Mannoni da el ejemplo del cambio de plumaje de las aves comparando el dolor del cambio con los cambios de la adolescencia, proceso de corte, imposible de evitar y a su vez siempre fallido en algún punto. Lucan agregaría; duelo como separación, como tiempo lógico, duelo por dejar de
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