Adolesente
Enviado por alicialpz • 14 de Diciembre de 2012 • 662 Palabras (3 Páginas) • 326 Visitas
Hoy por hoy, ayer mismo y seguramente desde siempre, en
un momento dado los adultos nos hemos planteado una clara
pregunta, repetida hasta el hartazgo por generaciones y
generaciones de padres: ¿cuándo llegará el «bendito» día en
que nuestros hijos e hijas dejarán, de una vez por todas, de
pertenecer a esa conflictiva etapa de la vida, genéricamente
conocida como la «edad del pavo»?
En efecto, con todos nosotros... ¡la temible adolescencia!
Parece que fue ayer cuando los problemas de la tranquilidad
hogareña se veían trastocados por los berrinches nocturnos,
los cambios intempestivos de pañales y los sofisticados
pedidos de juguetes a los Reyes Magos de Oriente.
Vislumbrados desde el aquí y el ahora impuestos por
la adolescencia en la que han entrado tus hijos, éstos constituían
una serie de dificultades que, en la distancia, parecen
tan sencillas de solucionar que indudablemente estarías
dispuesto o encantada de pagar el precio que fuera necesario
para que esa «edad dorada» volviera a la realidad de la
familia.
Pero, además, la adolescencia no parece tener fin y
consigue, al parecer, extenderse indefinidamente en el tiem-
La ‘temible’ adolescencia 15
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po, manifestándose con leves —¡o no tan leves!— modificaciones
de conducta en los chicos y las chicas, cambios que
constituyen un arrebato a la nunca tan añorada tranquilidad
familiar.
Esos «locos»... no tan bajitos
Claro que, si tú te quejas de lo difíciles que se han puesto
los chavales de hoy en día, ellos no se quedan atrás, ni mucho
menos, al pensar en ti.
En ocasiones la afrenta menor que suelen dispensarte
cuando, eso sí, se dignan mínimamente a hacerte caso, es espetarte
un «Es que no te das cuenta de que eres un pesao...».
Quizá en otros términos, con mayor o menor «agravio
comparativo», según el caso y la circunstancia, estas opiniones
enfrentadas entre los diversos integrantes del club de los
pavos y del club de los pesaos se elevan, en realidad, como
una cuestión sobradamente cotidiana y natural desde que el
mundo es mundo, año más, año menos...
Sin ir más lejos, tus quejas y devaneos sobre la forma
acertada de tratar a tu hijo en edad adolescente comienzan,
frecuentemente, en ese preciso instante en el que tú notas que
el lúgubre personaje que va envuelto en sus cascos del iPod
viste una camiseta demasiado raída para tu gusto y ha cambiado
los afiches de futbolistas por pósters de tías sugerentes
o de estrellas de rock en las paredes de su habitación, ya es
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