Agresividad

27 de junio de 2013

Conducta agresiva

Casi todas las especies animales participan en conductas agresivas, ya sea en gestos amenazadores o ataques reales dirigidos hacia otro animal. Las conductas agresivas son específicas de la especie; es decir, los patrones de movimiento (Por ejemplo, posturas, morder, golpear y hacer sonar el cascabel).

La conducta agresiva puede asumir distintas formas y ser provocadas por diferentes situaciones. La mayoría de las conductas agresivas se relaciona con la reproducción. Por ejemplo, las conductas agresivas que permiten conseguir parejas, defender el territorio para traer a estas, proporcionar un lugar donde conseguir un nido o defender a las crías contra los intrusos puede considerarse como conductas reproductivas.

Naturaleza y funciones de la conducta agresiva

En gatos y roedores (especies mayormente estudiadas en laboratorio), la conducta agresiva asume tres formas básicas: ofensiva, defensa, y de predicación.

Conductas ofensivas: incluyen asaltos físicos de un animal sobre otro.

Conductas defensivas: es cuando un animal es atacado o amenazado.

Conductas de amenazas: consisten en posturas o gestos que avienten a adversario de la necesidad de huir.

Conductas de sumisión: indica que no desafiara.

La depredación es el ataque infligido por un miembro de una especie en contra del de otra, por lo general debido a que este último sirve de alimento al primero.

Control nervioso de conductas agresivas

Los tres tipos principales de conducta agresiva: ofensa, defesa y depredación, son controlados por distintos mecanismos cerebrales, lo que implica que las conductas son independientes.

El control nervioso de una conducta agresiva es jerárquico. Es decir, los movimientos musculares específicos que hace un animal para atacar o defenderse son programados por los circuitos nerviosos por el cerebro medio (mesencéfalo). Estos son controlados por neuronas situadas en el cerebro frontal (prosencefalo). El que un animal ataque depende de muchos factores incluyendo la naturaleza del estimulo proporcionado del entorno y la experiencia anterior del animal. La actividad de los circuitos (mesencéfalo) parece estar controlada por el hipotálamo y sistema limitó (en especial amígdala), que también puede influir en muchas otras conductas especificas de la especie. La actividad del sistema límbico esta controlada por sistemas perceptuales que detectan el estado del entorno, incluyendo la presencia de otros animales.

Dos zonas del cerebro medio (mesencéfalo), la materia gris periacueductal y el área tegmental ventral, participan en la organización de conductas agresivas. La conducta defensiva y la de depredación, son controladas por neuronas en la materia gris periacueductal. Otras conductas agresivas son controladas por neuronas en la materia gris periacueductal. La huida e inmovilidad no son conductas agresivas, pero tienen una clara relación con agresión, ocurren con frecuencia agresión.

El hipotálamo y amígdala desempeña un papel en las conductas agresivas,

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