Alertas De Recaida

Como ya sabemos el alcoholismo es una enfermedad física, mental y espiritual, y sí, es posible que a los dos meses ya no tuviese dependencia física, pero está claro que si tenía otro tipo de dependencia, la psíquica.

Yo entonces no lo sabía, pero la decisión de tomarme aquella copa, ya estaba tomada con anterioridad, y no me refiero a unas horas antes, quizá días, es decir, me había estado “haciendo la cama”.

Las recaídas no se producen en el momento de recaer, sino mucho antes.

Lo que tenemos que hacer para no recaer es reconocer y manejar las señales o síntomas de la recaída, son muchos, tenemos que aprender a identificarlos porque nos va la vida en ello.

No es fácil porque es algo nuevo, tenemos que automatizar resortes que identifiquen las señales de recaída y nos devuelvan a la senda de la recuperación de nuestro alcoholismo.

ALGUNOS INDICIOS DE RECAÍDA

• Descuidos de tu plan de recuperación.

• Desesperarte por miedos irracionales.

• Detener el plan de tu recuperación del alcoholismo esperando que sean los acontecimientos los que te arrastren.

• Dudar de que seas capaz de vivir sin beber.

• Encerrarte solo en tu recuperación.

• Ocultar el miedo que te provoca dudar de tus posibilidades de no beber.

• olvidando la recuperación diaria.

• Buscar metas sin definirlas.

• Preocuparte de la recuperación de otros más que de ti mismo.

• Complicaciones con los amigos de forma irracional.

• Incomodarte cuando se habla de la enfermedad del alcoholismo.

• Creer que es mejor tomar alcohol para calmar tu ansiedad.

• Dar lástima para llamar la atención.

• Estar demasiado activo en demasiados frentes.

• Dejar de hacer cosas que tú sabes que son necesarias para tu recuperación.

• Tomar acciones sin sopesar las consecuencias.

• Descontrol en la nutrición diaria.

• Volverte antisocial.

• Enfadarte con el mundo.

• Pasar por la vida con indiferencia.

• Hundirte, pensar que ya no puedes hacer más.

• Olvidar tu plan de recuperación, hacer castillos en el aire.

• Sentirte confundido.

• Mostrar indiferencia ante tu sentimiento de baja estima.

• Pérdida del sano juicio, de la sensatez.

• Reacciones desmesuradas.

• Sentirte en un callejón sin salida.

• Pensar que puedes controlar otras drogas.

• No dormir bien o dormir demasiado.

• Pensar en lo desgraciado que eres.

• Olvidar tus grupos de ayuda.

• Ser reacio a la ayuda externa.

• Volver a las mentiras, para ocultar.

• Pensar que la vida no merece la pena.

• Vida diaria totalmente desorganizada.

• Tirar la toalla.

No hay montaña que no puedas

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