Algunas consideraciones del trabajo con jóvenes frente a la problemática vocacional
Enviado por Nicolás Gallo • 30 de Agosto de 2020 • Ensayo • 1.512 Palabras (7 Páginas) • 102 Visitas
Algunas consideraciones del trabajo con jóvenes frente a la problemática vocacional
La elección de una profesión u ocupación es una de las tareas y desiciones más importantes que una persona puede realizar, ya que ese ser/quehacer se contituirá como uno de los aspectos esenciales de su proyecto de vida.
Somos no solo lo que pensamos o sentimos, sino también aquello que hacemos y efectivizamos en acciones. Por ende elegir una profesión u ocupación es definirnos en un sentido más vasto y profundo, que trasciende ampliamente una ocupación, una carrera y una Universidad. El trabajo y el estudio implican actividades productoras de anclaje social, son actividades valoradas y reconocidas, que otorgan una posición simultáneamente concreta y simbólica, generadoras de inclusión social -en el sentido que implican intercambio, comunicación, encuentro con otros- y en consecuencia bienestar.
Es por esta razón que realizar una elección madura en términos vocacionales es tan importante y complejo, requiere objetivar e integrar diversas dimensiones que nos constituyen: la histórica, la personal, la política, la social/cultural y fundamentalmente, la dimension deseante.
Nadie puede “elegir bien” sobre aquello que no conoce, por ello un proceso de Orientación Vocacional, es antes que nada, un espacio para poder aprender y conocer acerca de si mismo -intereses, habilidades, deseos, valores, aptitudes, actitudes- y conocer acerca del contexto - Universidades, propuestas académicas, perfiles profesionales, capacitaciones laborales, oficios-, un conocer para poder decidir aquello que posibilite integrar aquellas dimensiones constitutivas de la subjetividad en pos del desarrollo personal y a la vez social por los efectos que tendrá esa actividad.
No hay que perder de vista que cuando un individuo participa en un proceso de Orientación Vocacional, podría decirse que no lo hace ingenuamente. Trae consigo varias representaciones ligadas al proceso de elección y decisión que emprenderá, como así también, al trabajo, al estudio y al orientador. Estas representaciones se traducen en conductas constituyendose en los elementos desde los cuales se escucha, se comunica y se interpreta lo que acontece. Por ello, identificar algunas de estas representaciones, es crucial para realizar una elección madura en términos vocacionales.
¿Qué implica una elección madura? Poder decidir teniendo en cuenta los propios valores, intereses, deseos, y aptitudes, como también las posibilidades reales en el contexto para esa elección. Dos personas pueden elegir exactamente la misma carrera y paradójicamente estar eligiendo algo diferente por las representaciones subyacentes.
Quienes trabajamos en Orientación Vocacional, coincidimos en afirmar que es un campo complejo que implica un trabajo artesanal: complejo por la dimensión subjetiva puesta en juego allí y artesanal en el sentido que por más que exista un encuadre de trabajo y técnicas para el mismo, es necesario de parte del profesional poder indagar para escuchar e identificar ese mundo interno del consultante y sus representaciones, a veces expresadas como estereotipos y prejuicios, otras tantas en actitudes u opiniones en relación a diversas opciones y posibilidades, pero que en todos los casos llevan entramadas específicos valores, ideas y creencias.
El contexto en que estamos insertos se juega en los procesos que llevamos a cabo, encontramos jóvenes que vivencian la elección con presión y sobreexigencia : “No me puedo equivocar” “si no elijo bien pierdo un año y me voy a recibir más tarde, no voy a conseguir trabajo”, expresiones que patentizan un aspecto de lo social, donde pareciera que no hay lugar para el error, y es necesario ser productivos, eficientes y exitosos. Será trabajo del orientador desdramatizar la elección, enfatizando como propone Rascován (2005) que no se juega la vida en esto, aunque un poco para elegir haya que jugarse. Esto por supuesto, no implica “jugarse” en el sentido azoroso del término, más bien resignificar ese binomio de éxito/fracaso en favor del Devenir e incertidumbre como condición subjetiva de la existencia.
En el campo de trabajo de la Orientación vocacional y ocupacional, las carreras en tanto objeto de elección, suelen ser clasificadas por los jóvenes en términos dicotómicos, como si existieran carreras fáciles y dificiles, carreras que dan dinero y carreras que no lo dan, carreras que tienen asegurada su salida laboral y otras que no la tienen, carreras con prestigio y otras que no, carreras que son para hombres o para mujeres. En todos los casos, la información ocupacional cumple un objetivo fundamental ya que no solo sirve para transmitir información sino también para corregir las imágenes que se encuentran distorcionadas. Es tarea del orientador, facilitar la búsqueda de esta información ocupacional y ayudar a esclarecer y metabolizar la nueva información que se integrará al proceso.
En función de lo antecedente, es necesario que el proceso de orientación integre la esfera subjetiva (historia, aspiraciones, valores, necesidades, deseos e intereses), reflexionando sobre la relación entre el estudio, el trabajo y la profesión, como así también el significado social de las carreras. El proceso debe propiciar establecer cuales son las oportunidades educativas y ocupacionales de la comunidad, además brindar un panorama ocupacional del país.
De parte de quienes desarrollamos la función de orientador/ra, también se requiere deconstruir y desnaturalizar prácticas. Esto implica reconocer que los jóvenes que inician un proceso, lo harán desde diversas situaciones subjetivas, que si bien algunas no tienen que ver estrictamente con la problemática vocacional, insiden en ella: sujetos que depositan en el objeto de elección un deseo de los padres, otros que tienen claridad sobre que elegir pero tienen miedo de emprenderlo porque requiere mudarse a otro lugar y no se sienten preparados para ello, sujetos que no cuentan con recursos y posibilidades para continuar con estudios universitarios y deben trabajar para colaborar con el sustento del hogar y la familia. Por todo ello, un orientador no debe perder de vista, que la mejor elección no es la ideal (la que él o su orientado tengan), sino la posible. En todos los casos, se deberá trabajar con los consultantes, como construir esas posibilidades cuando no se encuentran dadas desde el contexto.
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