Analisis De Shorth Buss

“El sexo siempre me ha parecido la terminación nerviosa de la vida. Creo que si se observa a dos extraños haciendo el amor, pueden sacarse conclusiones acerca de su infancia y de lo que comieron a mediodía” Director de ShortBus.

Shortbus es una explosión audiovisual de sexo, donde se mezclan las perversiones y las tragedias. Ingredientes necesarios para crecer en nuestra sexualidad. Esta película es una recopilación de muchas historias de vida en torno a la sexualidad, entendida como motor y sentido básico de existencia. Este ejercicio dirigido a un público voyerista o quizá a una multitud “homo videns”; individuos que obtienen placer por medio de lo que ven.

El filme se presta para una reflexión caótica de lo que “queremos” pero no “tenemos”, es decir, el vacío que un sentimiento de necesidad y nuestra propia realidad produce… quizá el anhelado amor.

Los personajes están lejos de representar un sector minoritario de la población, al contrario de lo que uno podría creer. Uno de ellos una terapeuta sexual que nunca ha tenido un orgasmo y que debe luchar por conectarse con su cuerpo que la llevará a liberarse y a romper con todos los esquemas conocidos en su propia experiencia. En una de sus sesiones conoce a una pareja de orientación homosexual que la llevará al camino del “Shortbus”, un lugar que se convertirá para ella en un laberinto de nuevas sensaciones y espacios de posibilidad. Con todo, esta pareja gay, tomada como modelo de felicidad e integridad por su terapeuta, es una pareja en crisis.

La línea interrelacionada de los personajes, brinda una alta riqueza y un límite difícil de distinguir entre lo que es la casualidad y la causalidad al generar vínculos con nuevas personas en nuestra vida.

En “Shortbus” el sadomasoquismo, la masturbación, el fetichismo, el voyerismo y el sexo en grupo, formas denostadas socialmente en la práctica sexual y erótica, son la norma y no la excepción y se articulan como representaciones de placer y displacer fílmico, no temiendo hacer una parodia cariñosa del arte contemporáneo, sino que una representación de la realidad.

Lo anterior no sólo por las orgías que se celebran en el club sino porque estas llamadas “anomalías” forman parte de la vida cotidiana y las fantasías más o menos encubiertas de los protagonistas.

El sexo puede ser un espacio de libertad, como esas orgías idílicas bellamente fotografiadas que vemos como telón de fondo del “Shortbus”, pero también de limitaciones, regulación y constricción como nos muestran algunos de los personajes.

Luego de ver esta película, uno entiende que el sexo es naturalmente una instancia donde nos conectamos con nuestras sensaciones, sean estas agradables o desagradables.

La tristeza, la rabia, la alegría, el éxtasis, el placer, la angustia, el control y el descontrol.

Mirar es participar

Mirar es participar le dice a Sofía, la joven sexóloga, uno de los divertidos camareros-animadores del “Shortbus”, club situado en el corazón mismo de Nueva York. Ahí se celebran despreocupadas orgías y se entrelazan las historias de varios personajes marcados a la vez por el hedonismo y la frustración personal y sexual.

El voyeurismo es uno de los elementos clave en el segundo filme de John Cameron Mitchell que ya cautivó al público sin prejuicios con su divertido musical sobre la transexualidad “Hedwig and the angry inch” protagonizado por él mismo, dando vida a un personaje emigrado a lado del muro de Berlín y del otro muro del género. Uno de los personajes secundarios de “Shortbus” entrará a participar activamente en un momento crucial de la trama porque se ha pasado meses mirando por su indiscreta ventana la vida de los Jaimies, algo así como una respetuosa pero voluntaria parodia de un ideal impuesto: la pareja gay como elemento de normalización. Pero esta pareja, tomada como modelo de felicidad e integridad, es una pareja en crisis. Y la mirada del vecino de enfrente, desde su indiscreta ventana, es la mirada de un espectador privilegiado que, al modo del Jeffrey, de la hitchocktiana “Rear window” entrará a formar parte del juego en un momento dramático: el intento de suicidio de James en la piscina donde trabaja como vigilante. Citas cinéfilas, trasgresión, tristeza, humor y ternura son características

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