Analisis El Cisne Negro

Resumen:

Nina Sayers es una chica de 28 años que vive en pos de ser bailarina de ballet, girando todo su mundo y relación con el exterior entorno a aquello. Vive con Erica, su madre (bailarina retirada luego de quedar embarazada de Nina), siendo controlada por ella en los más diversos ámbitos (desde cortarle las uñas, vestirla, desvestirla, hasta controlar lo que come) con el fin de conseguir la perfección en su arte. Nina no parece relacionarse con mucha gente fuera del ámbito de la danza, tampoco muestra un gran interés por otros, ni ganas de empatizar en demasía con sus compañeros.

La película comienza con Nina soñando que es la bailarina principal de una obra de ballet; despierta contenta y esperanzada porque viene una nueva temporada y se sabe que Thomas Leroy (productor de la compañía del New York City Ballet)) necesita una nueva estrella principal para el siguiente estreno: El lago de los Cisnes, papel que requiere ciertas destrezas particulares, ya que implica que la protagonista sea capaz de dar con el cisne blanco (frágil, delicado, ingenuo y perfecto) y el cisne negro (oscuro, sensual y seductor). Nina contiene todo lo necesario para ser el mejor cisne blanco, pareciera que toda su vida ha sido entrenada para ello (metódica, responsable, perfeccionista al máximo) pero para Thomas, no basta con ello para el obtener el rol…se necesita algo adicional, algo que no se puede practicar, que se tiene o no, un ángel y gracia innata, tal como Lily, una nueva bailarina proveniente de San Francisco, que es natural, espontánea, no tan técnica en sus movimientos, pero llenos de gracia y pasión.

Nina resuelta, pide el papel a Thomas, convencida de poder dar con lo que se necesita para lograr interpretarlo a cabalidad. El no está seguro, pero termina aceptando luego de que Nina esbozara algo de su interior oscuro al morder sus labios, luego de que este intentara besarla.

Momentos después los resultados han sido publicados, Nina se da cuenta que su nombre está en el protagónico. Lo primero que realiza es llamar a su madre, dando cuenta del tipo de relación que mantenían ambas: Nina no es ella sin su madre (y la madre ¿es algo sin Nina?), ella ha absorbido su individualidad por completo. Se encuentra siempre presente, en casa o a través del celular (MOM llamando…) También comienzan una serie de episodios extraños, como por ejemplo que al salir del baño ve escrito “whore” (prostituta) en el espejo.

En el evento de presentación de la nueva temporada de “El Lago de los cisnes”, es anunciado el retiro de Beth, otrora bailarina protagónica de las obras de la compañía y la presentación de la nueva “princesita” Nina. Continúan los episodios que marcarán un antes y un después en la vida del personaje principal interpretado por Natalie Portman, y que siembran la duda al espectador acerca de su realidad o de ser producto de la imaginación de la protagonista: Nina se percata que uno de sus dedos de la mano está sangrando, luego en el baño, se comienza a retirar el cuero, pero luego del dolor que esto le produce se da cuenta que su dedo está intacto.

Thomas necesita de Nina apta para actuar magistralmente el papel encomendado, y para eso, empieza incitarla, a desafiarla a encontrarse con su lado oscuro, a lograr cautivar a través de su sexualidad (hasta el momento inexistente, reprimida). Le recrimina durante un ensayo: “No tan controlado!...¡sedúcenos!....¡Seduce no sólo al príncipe, a la corte también…a la audiencia…seduce a todos, al mundo entero!...Cómo una araña que teje su red! ¡Ataca, ataca, ataca!”. En esa posición, Leroy continúa con la transformación de su princesita y la conmina a descubrirse íntimamente, a ponerse en contacto con su sexualidad y a explorarse en aras de poder proyectarlo luego en el cisne negro. Nina obedece (como siempre), pero ve sus esfuerzos truncados porque su madre la vigila.

En medio de un ensayo, una bailarina comunica que Beth ha sido atropellada. Nina parece afectada, ya que Beth representa todo lo que ella espera como gran bailarina de la compañía (tanto es su anhelo de ser como ella, que en reiteradas ocasiones toma objetos pertenecientes a Beth de su camarín).

En medio de su “preparación” para interpretar al cisne negro, vive diversas situaciones que la van llevando al límite, apareciendo constantemente Lily de forma amenazadora en vista de Nina…tan sólo por su personalidad desenvuelta y representante de todo lo que ella no es: fuma relajadamente, es graciosa, come de manera normal (o más que normal para ser una bailarina profesional), tiene un gran tatuaje en su espalda simbolizando unas alas negras, y es desinhibida sexualmente. Finalmente se suelta luego de ser drogada por Lily en un Bar y termina –en la mente de Nina- manteniendo relaciones sexuales con ella.

Nina mantiene situaciones de autoflagelación (sumado ya a sus problemas bulímicos y anoréxicos), quizás como forma de responder a toda la agresión e ira guardada durante toda su vida bajo esa niña cálida, casta y obediente) producidas como respuesta a ilusiones o episodios psicóticos que desarrolla: mientras se da un baño, se hunde y ve como caen unas gotas de sangre al agua. Abre los ojos y sobre ella hay otra Nina. Se asusta y sale con los dedos sangrando, abre el botiquín del espejo y saca un corta uñas y termina por cortarse un pedazo del dedo.

Nina, producto del estrés extremo que le produce el rol que ha obtenido dentro de la obra, comienza a vivir una paranoia sin fin, reflejada en verse constantemente en espejos (el principal, uno que se encuentra en su casa con forma fragmentada), pero no siendo ella misma; en las alucinaciones que tiene respecto de su propio cuerpo (se transforma en cisne negro, ya que le empiezan a salir efectivamente alas) en su deseo de dejar de ser la niña de mamá (representada en su pieza llena de mariposas, en sus miles de peluches, en este entrenamiento encarcelado y desprovisto de contacto real con todo el mundo en que la tiene subsumida su madre).

La siguiente escena refleja muy bien el estado en el que se encuentra Nina, ad portas del gran estreno: en un momento corre desesperada hacia el hospital donde Beth, con el fin de devolverle todos los objetos que le había hurtado. La aludida se percata y la enfrenta. Nina se disculpa diciéndole que solo quería ser perfecta como ella, a lo que Beth le responde con una risa y acto seguido procede a enterrarse una lima en su rostro. Al llegar a casa, Nina ve a la misma Beth que la llama. Ante la desesperación corre al baño a vomitar, escucha voces que la llevan a la pieza de su mamá, donde cientos de cuadros y figuras (hechas por su progenitora) se mueven y hablan. Su madre la ve, y le pregunta que le pasa, ella corre a su pieza, forcejean un instante, pero logra encerrarse.

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