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Anti- bullying en las escuelas


Enviado por   •  15 de Julio de 2011  •  Monografía  •  3.779 Palabras (16 Páginas)  •  2.396 Visitas

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BULLYING

Alarma aumento del bullying en BC. Lo que antes eran considerados comportamientos normales en los menores, está preocupando a las autoridades escolares, psicólogos y hasta a las instancias policiacas en Baja California. La agresión entre estudiantes se agrava. El sistema educativo oficial ya trabaja con el fenómeno en los planteles, sin embargo poco pueden hacer cuando la mala conducta de los alumnos tiene su origen en el contexto familiar y social.

Juan Carlos Domínguez

Los juegos bruscos y la agresividad entre niños y adolescentes en las escuelas han existido de siempre, lo que popularmente llamamos la “carrilla”, pues. Mas el tema nunca había estado tan expuesto en los medios de comunicación y en la opinión pública hasta en los últimos años, en el que incluso se ha adaptado el término anglosajón bullying para referirse a éste.

Y es que la alarma se ha despertado entre autoridades escolares y hasta judiciales -a nivel mundial- por el marcado aumento en el grado de violencia en lo que antes se consideraba un comportamiento normal en la convivencia entre menores.

En Baja California las autoridades educativas también han tomado cartas en el asunto. En un plan meramente orientador y preventivo para maestros, padres de familia y alumnos, de entrada el problema es complejo porque involucra muchos elementos, actores y entornos. Incluso las instancias de justicia policiaca han advertido el tema y, en la medida de sus facultades, lo abordan, en el entendido que en primera instancia el bullying no está tipificado como delito, aunado a que a los menores de edad (14 años para abajo) no se les puede castigar.

Sin atender tanto a la traducción literal, el bullying es resumido como el acoso escolar, el cual puede ser físico, verbal, psicológico y social en contra de un niño, infringido por otro muchacho o por varios a la vez. La gama de agresión es amplia: desde insultos, burlas, apodos, patadas, puñetazos, empujones, mordiscos, quemarlo en público y el último grito de la moda: fotografiar a la víctima mientras se le ataca para después subir la imagen a las redes sociales.

El bullying se da principalmente entre estudiantes de primaria y secundaria, aunque también persiste en los grados superiores. Incluso, expertos consultados por ZETA refieren que si bien el problema se ha focalizado ahora en la esfera de la escuela, el fenómeno se da también en los centros de trabajo, en el hogar u otros entornos de la vida adulta.

Lo plausible de la por momentos exagerada difusión del bullying es que el problema -–grave- se ha focalizado, porque “cuando se sigue manteniendo en lo oculto, en el silencio, el bullying se potencia”, pondera el psicólogo Gabriel Bello.

Sin embargo, la exposición del tema no siempre resulta en la explicación cabal de lo que el fenómeno representa. De entrada el problema siempre se focaliza en la víctima, es decir, en el niño que es el centro del acoso o agresión. Cuando la atención debe estar puesta tanto en la víctima como en el victimario, y un tercero de igual importancia, el espectador, el bullyingcentra su razón de ser precisamente en un tercero -o terceros- que fungen como cómplices.

Así pues, maestros de escuela, autoridades escolares, policiacas en un momento dado, deben trabajar con todos los actores involucrados. De igual forma, involucrar a los padres de ambos niños, agresor y agredido. Eso lo tienen muy claro ya las escuelas, por lo que empiezan a integrar a su organización algunas dinámicas para platicar el tema, orientar y, lo más importante, denunciarlo.

Aunque también hay muchos mitos alrededor del bullying. Los psicólogos explican que la mera pelea infantil, por ejemplo cuando dos niños se pueden liar a golpes por la disputa de un juguete, o el hecho de tirarse “sopapos” mutuamente, no es bullying, sino simple conducta agresiva.

El bullying para calificarse como tal, debe cumplir tres criterios. Primero, ser actos sistemáticos, negativos y reiterativos en contra de un sujeto. Es decir, el agresor piensa y planea el ataque para su víctima, no es que lo vea y en ese momento se le ocurra. Segundo, siempre el victimario va tomar como presa a otro individuo que está en un rango inferior a él, sea por la edad, la condición social, o la condición emocional. Y por último, en el bullying hay un contraste en los sentimientos entre el agresor y el agredido en el momento del acto. Esto lo ejemplifica el doctor Gabriel Bello: “Si tú y yo estamos peleando por la posesión de algo y nos agarramos a golpes y tenemos a toda la escuela viendo, cuando paramos los dos tenemos el mismo sentimiento de coraje y de ira. En el caso del bullying después del acto, el agresor tiene un sentimiento de satisfacción, se siente bien, se siente totalmente realizado de ver en la contraparte sentimientos de impotencia, tristeza y frustración”.

Por eso es importante educar en ese sentido a los maestros, a los padres, a los prefectos u otras autoridades de la escuela para poder detectar el problema, y en su caso, anularlo. Pero a veces el problema pasa desapercibido o simplemente no se le da importancia. Se da la complicidad por omisión.

Y desde casa, ¿cómo pueden los padres detectar que su hijo está siendo víctima de bullying? En el caso de un niño que empieza a padecerlo, es fácil detectarlo. Generalmente ocurre cuando recién a ingresado a una nueva escuela, su nivel de autoestima baja inmediatamente, se le ve triste, depresivo, puede empezar a manifestar comportamientos regresivos como chuparse el dedo, morderse las uñas, arrancarse el pelo o las cejas, pellizcarse, incluso orinarse en la cama. Es una forma de auto castigarse. Además hay alteración en el sueño, o duerme demasiado, o padece insomnio.

El bullying es difícil de detectar cuando el fenómeno ya está arraigado en el niño, porque el menor ya se ha acostumbrado a ser “el gordito” de la clase, “el chiste” de sus compañeros. Ahí la opción es recurrir a los maestros para que les platique a los padres cómo se comporta el hijo en la escuela, si lo ven muy callado, tranquilo, apático… en fin, un comportamiento diferente al que muestra en casa.

Por lo pronto, los focos rojos están encendidos ante un fenómeno que de no afrontarse, puede desbordarse a altos niveles de violencia que, de por sí, cada vez se manifiestan más en la sociedad.

Una realidad escolar

“La escuela no es creadora del bullying; a nosotros nos llega el bullying y tenemos que trabajar con él”, enfatiza Javier Santillán, secretario de Educación en Baja California, para por cierto, establecer que el problema tiene su origen en el seno familiar.

Así lo constata también Jorge Velázquez, presidente de la Asociación de Escuelas Particulares en Tijuana: “Desafortunadamente

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